No. |
Contenido |
1 |
Presentación |
2 |
Músicos,
compositores, arreglistas e instrumentalistas |
3 |
Bibliografía |
4 |
Derechos
de autor |
PRESENTACIÓN:
Cuando me propuse
escribir sobre los músicos, compositores, arreglistas e instrumentalistas
aragüeños, lo hice tratando de descubrir personajes que desconocemos. Como
antes había escrito sobre los cantantes, orquestas y artistas de la escena, la
investigación sería más precisa. Yo sabía de algunos relacionados con mi pueblo
de Turmero y había escuchado de otros. Estoy seguro que muchos de los lectores,
como me pasó a mí, ni se imaginaban la existencia
de algunos de ellos. Seguro estoy que tenemos nacidos en Aragua, otros
personajes que han sido o son importantes, que por desconocimiento no incluímos. Lamentablemente no se pueden
conseguir suficientes datos sobre el tema. Acá se incluyen doce personalidades o
agrupaciones a quienes les damos las gracias por su valioso aporte cultural. Observo
que integrantes de una misma familia por distintas razones comparten sus
vocaciones. Algunos han trascendido
nacional e internacionalmente, ello nos enorgullece.
Espero sea de su
agrado.
NESTOR GERMAN RODRIGUEZ
FEDERICO SARCO VILLENA
(EL ROSSINI DE AMERICA)
En edición de la
Universidad Nacional Experimental de las Artes encontramos un libro titulado
Título original Quinteto para Violín, Viola, Violoncello, Contrabajo y
Piano.Opus 76, encontramos allí la siguiente hoja de vida que en parte
transcribo:
Federico Villena
(Turmero 1835-Caracas 1899).
Federico Villena es uno
de los compositores venezolanos más importantes de todos los tiempos. Junto a
otros destacados músicos como José Ángel Montero, Ramón Delgado Palacios,
Federico Vollmer, Eduardo Calcaño, Salvador Llamozas, Jesús María Suárez,
Manuel Azpúrua y Francisco Tejera, protagonizó uno de los períodos más intensos
y fecundos de toda nuestra historia musical: la segunda mitad del siglo XIX.
Sus biógrafos, entre
los que se encuentran Ramón de la Plaza y José Antonio Calcaño, coinciden en
señalar que poseía un extenso y variado catálogo de obras (de la Plaza:
1977:159) (Calcaño: 2001:319). Estas afirmaciones pueden verificarse al
examinar los principales fondos documentales que poseen obras atribuidas a Villena:
el archivo José Ángel Lamas de la Biblioteca Nacional y la colección de la
Fundación Vicente Emilio Sojo. Entre ambas puede contabilizarse más de cien
composiciones de su autoría pertenecientes a diversos géneros. Según Aníbal
Ruiz, otro biógrafo de Villena y su contemporáneo, éste poseía en sus archivos
más de trescientas composiciones propias al momento de su muerte, acaecida en
julio de 1899 (Ruiz: 1899:12). Esta cifra es corroborada por Rhazés Hernández
López en uno de sus escritos (1967:32).
En lo que respecta a su
desempeño, Villena es posiblemente el compositor venezolano más representativo
de su época, pues todas sus actividades coinciden con aquellas a las que
consideramos características de la profesión musical en aquel entonces. A los
dieciocho años Villena se traslada desde su pequeña población natal a Caracas,
en donde adquiere conocimientos musicales suficientes que le permiten regresar
a Turmero y ocupar el cargo de Maestro de Capilla en 1856. Vuelve a Caracas en
1858 para completar su formación y en 1860 se traslada a la Guaira, en donde
funda una banda de estudiantes, da lecciones de piano y funda un periódico de
corte cultural: Ecos de la Guaira (Hernández López: 1967:32), en los que
publicaba piezas de salón de sus contemporáneos y de su propia autoría, al
mismo estilo de otras conocidas publicaciones periódicas como El Cojo Ilustrado
y El Zancudo. Luego de una breve estadía en la ciudad portuaria es requerido en
Ciudad Bolívar, a donde va en 1860 y una vez ahí se dedica principalmente a la
docencia. En 1863, al finalizar la Guerra Federal, Villena se traslada, por
desavenencias políticas, a la vecina isla de Trinidad y desde ahí realiza una
gira musical a varias de las vecinas Antillas. Retorna a finales de ese mismo
año a Caracas y se dedica a tocar el violín y el violoncello en la orquesta que
acompañaba la ópera. En 1865, ya aclarado el panorama político, regresa a
Ciudad Bolívar y se dedica a múltiples actividades: es nombrado maestro de
capilla y organista en la catedral, funda y dirige varias bandas y se dedica a
la enseñanza. Permanece en esta ciudad por lo menos hasta 1875, fecha en la que
renuncia a la dirección de la Banda Piar, que él mismo había fundado. Una vez más en Caracas, Villena vive
la parte más productiva de su carrera.
Es nombrado director de
la Banda Marcial del Distrito Federal, la agrupación musical más importante del
país en aquel entonces y que aun existe con el nombre de Banda Marcial Caracas.
Es miembro de varias Sociedades Filarmónicas, como se las llamaba entonces y
ofrece numerosos conciertos. Escribe obras monumentales, unas religiosas y
otras de corte patriótico, que le comisiona el Ejecutivo Nacional. Su
reputación artística es elevada y es elogiado en la prensa local como el músico
más importante en la Caracas de la década de 1880.
La obra musical de
Villena está estrechamente ligada a las necesidades que le generaban sus
actividades profesionales. Ser maestro de capilla lo obligaba, como es lógico,
a escribir obras de carácter religioso. Su Gran Misa en Mi bemol mayor, es una
de las obras más ambiciosas y mejor logradas que se han escrito en su género en
Venezuela. Así mismo, ser director de una agrupación como la Banda Marcial del
Distrito Federal, implicaba diversos compromisos: retretas en plazas y sitios
públicos, actos oficiales y fechas patrias. Para todas estas ocasiones escribió
Villena abundante música. Su Fantasía La Batalla de Carabobo es una obra
monumental que requiere de una orquesta sinfónica, un coro mixto, tres bandas
marciales y una banda de guerra y le fue comisionada por el Ejecutivo Nacional
para celebrar el 65º aniversario de la histórica contienda. En su abundante
producción de música de salón encontramos los acostumbrados géneros bailables
de la época: valses, danzas, polkas y pasodobles para piano a dos y cuatro
manos. Junto a estas piezas destinadas al salón de baile hay también una
notable cantidad de piezas para piano al estilo romántico, agrupadas en series
de numeración correlativa: andantes caprichosos, scherzos, andantes religiosos
y minués.
Algunas de ellas de
elevada exigencia técnica y otras, de evidente intención pedagógica, dedicadas
a sus discípulas. Para el teatro su producción es más escasa, su única obra
importante en este género es una zarzuela cuyo título es Las dos deshonras.
RAFAEL HERNÁNDEZ LEÓN
Rafael Hernández León,
nació en Cagua, estado Aragua el 8 de noviembre de 1856 y falleció el 2 de
junio de 1928. Fue un compositor y músico
En 1870, recibe clases
de música en el Seminario de Caracas y destaca por su voz de barítono.
Posteriormente, es nombrado maestro de capilla de los templos de San José de
Cagua y San Luis Rey de Villa de Cura.
Explora el campo de la
inventiva construyendo un órgano de viento para la Iglesia Parroquial del
Tinaco. Su vocación para enseñar lo motivó a escribir dos obras: “La lectura
silábica”, adelantándose por años en nuevos métodos para la enseñanza de la
lectura. A su segunda obra la denominó "Aritmética Elemental".
Como compositor cultivó
los géneros clásico y popular. Entre sus obras se encuentran: Libera me,
Domine. Misa de Réquiem, Misa Fúnebre “A mi Madre”, Misa al Espíritu Santo,
Himno al Dios de los Tiempos, Ave María, Motete a la Virgen, Tantum Ergo Nº 5,6
y 7. También compuso marchas de corte religioso tales como Jerusalén, La
Crucifixión de Jesús, Corona de Inmortales, El Calvario, El Huerto de los
Olivos, Jesús en el Pretorio, Gethsemani, Gratitud, La Samaritana, Crucifixión,
María Magdalena, María al Pie de la Cruz y Miserere (dedicado a su hijo Víctor
Ángel). Entre sus obras populares destacan los valses: Diamantes Negros, Así es
Marina, Pensamiento y Crepuscular.
A Antonio José de Sucre, Gran Mariscal de
Ayacucho, le compuso la obertura “Ayacucho”. También compuso “Aves de
Berruecos”, en recuerdo del asesinato del Mariscal Sucre.
En Villa de Cura la
Escuela de Música lleva su nombre.
Su hijo Víctor Ángel
Hernández quien también fue un célebre violinista, director de orquesta y
compositor.
BALDOMERO GUZMÁN
El cronista Ciro Guzmán
Morillo escribe en Semblanza Emocional de mi Pueblo, lo siguiente:
En diez y ocho de Marzo
de mil ochocientos treinta y nueve yo cura interino de esta parroquia bauticé
solemnemente, puse óleo, crisma y di bendiciones a José Baldomero Rafael de
Jesús, h.n. de Josefa Anselma Guzmán
que nació el
siete de Marzo,
fueron padrinos Martín Ramos
y Josefa Carmen
Guzmán, a quienes advertí el
parentesco espiritual y
obligaciones que certifico.
Pbro. P. Luis Osío.
Oigamos ahora a Don
Andrés Pacheco Miranda: “Baldomero
Guzmán, hecho…profesor de
singular relieve entre los mejores músicos que florecieron en Aragua a
fines del siglo pasado.
Del que me
quiero ocupar en
esta página, destinada a pregonar
sus méritos artísticos. Fue autor
de muchas piezas
de música clásica.
Compuso catorce misas, en su
totalidad de tres y cuatro voces. Su obra cumbre fue la intitulada
“La Siete Palabras”,
ejecutada el Jueves
Santo en muchos templos
católicos; le reconocieron superioridad profesores de talla que tuvieron además
palabras de elogios para él y para su obra.
También produjo música jacarandosa. No
me atrevo a
confirmar en estas
líneas por pena
conmigo mismo, que el
archivo musical de
este profesor
auténtico desapareció, destruido por la traza. Sin embargo, esa es la
verdad.
No debió suceder tal
cosa. Aquel archivo era un tesoro invalorable que ejerció influencia decisiva
en la juventud de su tiempo”. La
casa de Baldomero
Guzmán era
efectivamente una Academia de
Música. En ella
recibían clases de música numerosos aficionados, y casi
todos los profesores que sucedieron a
Guzmán eran sus
discípulos. El maestro
sentía un amor profundo por el arte y a nadie le cobró
estipendios por sus clases. Desgraciadamente,
entre sus discípulos
ninguno llegó a
igualarlo siquiera.
Desaparecido Baldomero Guzmán,
el desaliento cundió en
los aficionados, que
por cierto eran
numerosos, y Turmero entró
de lleno en
la vida material,
olvidando la noble
inspiración artística que le
había inyectado el
espíritu selecto de
Baldomero Guzmán, quien con
la famosa orquesta
que había organizado desde 1.870,
le había dado
horas de solaz
esparcimiento a la sociedad,
día de gloria
al nombre de
mi pueblo y
satisfacciones muy íntimas a los que
integraban la Unión
Filarmónica de entonces. Cuando
en las elecciones de 1.877 triunfó el candidato de las mayorías liberales (Francisco Linares Alcántara), Baldomero
Guzmán organizó una orquesta de selección y se fue a Caracas
a obsequiar con un famoso concierto al
Presidente de la República. El
éxito fue rotundo. El Presidente, Magistrado
Nacional, puso en
el pecho del
noble artista de mi
tierra el Busto
del Libertador y
llenó de dádivas
y honores a los
componentes de aquella
orquesta integrada por
los mejores profesores de
Aragua. Baldomero Guzmán murió
en Turmero el
27 de Abril
de 1.891. A pesar
de ser el
autor de estas
líneas un niño,
recuerda con dolor, todavía,
la tarde que
se efectuaron las
exequias del profesor. Turmero
estaba de duelo.
Guzmán había compuesto
en su lecho de
enfermo una marcha
que llamó “Jesús
en la Columna”, con el propósito
de estrenarla el Lunes Santo de aquel año en el paso que correspondía ese día.
La muerte lo sorprendió antes de realizar su propósito, y sus amigos y colegas,
los músicos de Aragua, resolvieron tributarle un homenaje estrenando aquella
marcha ante el paso de su cadáver hacia la mansión de los justos. La orquesta
fue dirigida por Rafael Hernández León y el acto resultó imponente
y solemne. La
multitud que asistió
al entierro de este
hombre fue enorme.
Jamás he visto
en mi pueblo
una manifestación de duelo,
ni más espontánea
ni más sincera.
Rezó los oficios religiosos
en la Iglesia,
el ilustre sacerdote
italiano Doctor Francisco Javier Arato, acompañado de los curas párrocos
de Cagua y Santa Cruz; recuerdo que cuando el Padre Arato fue a entonar el
Liberame Domine, las
lágrimas resplandecieron en sus
mejillas, y tuvo
que ceder al
cura de Cagua
el honor del presidir el acto. Y no era el Padre Arato
solamente quien lloraba la muerte
irreparable de Guzmán:
Hombres, mujeres y
niños lo acompañaban en
aquel dolor que
era el dolor
de la ciudad.
El amor que los
habitantes de Turmero
sentían por Baldomero Guzmán se
condensó en lágrimas
a la hora
de sus exequias.
Y bien merecía tales
honores quien los
había conquistado a
fuerza de bondad y talento. Una
circunstancia dolorosa para
mi alma ha
unido para siempre este recuerdo
a las remembranzas de mi vida. La Marcha de “Jesús en la Columna”, que creó
Baldomero y que tanto me impresionó
el día de su entierro,
fue la misma
que doce años después,
saludó el cadáver
de mi madre,
cuando la amistad
y el cariño de mi pueblo se
pusieron de pie para cubrirse con respeto ante
la santa mujer
que me dio
el ser, en
su tránsito hacia
otra vida. De aquí se
desprende que impulsado
por sentimientos vivamente arraigados
en mi corazón,
iniciara en Turmero
en 1.913, se le
consagrara una ofrenda
a Baldomero Guzmán colocando un
pedazo de mármol
con inscripción alusiva
sobre la tumba venerada.
Un pedazo de
mármol inmortal que
dijera a las generaciones de todos los tiempos que
allí descansa vuelto polvo el brillante
autor de “Las
Siete Palabras”, el
tipo clásico de los
hombres de mi
tierra, que así
como tiene talento
para empuñar un fusil o una
espada para irse a los campos del honor a defender la pureza
de su causa,
sea ella cual
fuere, conservar también
la fuerza poderosa del talento o la dulce inspiración del alma selecta
para modelar obras de arte que inmortalicen su nombre. Soldado vencido
en Santa Inés,
Baldomero Guzmán supo elevarse después a las regiones de la
fantasía para que su nombre no
permaneciera a las
sombras de la
anonimia. Por esta circunstancia, su
tumba pide todavía
la piedra con
su gloria imperecedera.
Soldado vencido en
Santa Inés, aquellas
“Siete Palabras” tienen mucho
de su propia
vida: La célebre
retirada del General Pedro E.
Ramos en la noche trágica de Santa Inés, iluminada por los esplendores de una
lucha magnífica, llena de hondos lamentos de
heridos y mutilados,
quedó impresionado en
el alma de Guzmán, y al entrar ella en contacto con
el alma divina de Cristo, plasmó la melodía maravillosa de “Las Siete
Palabras”. La romántica impresión
de aquella noche
dantesca, debió desgarrar el
alma delicada y
tierna del futuro
profesor. Sólo faltaba el
contacto con las
remembranzas de la
pasión y muerte del
Redentor para que
surgiera la armonía
doliente de aquella obra maestra, calificada de tal por
los llamados a juzgarla. Nunca estaría mal sobre la tumba de aquel hombre
bueno, útil y glorioso la ofrenda de
mármol, como una
oblación justiciera de los
hombres de mi tierra...”Se casó don Baldomero
con Felicita Alvarado, de cuya unión nacieron los
siguientes hijos: Hermógenes,
Amador Catalino, Cándido Wenceslao,
Belén, Mariano de
Jesús, María de los
Dolores y Pío Baldomero, Guzmán Alvarado.
AMADOR CATALINO GUZMAN
ALVARADO
Escribe Ciro Guzmán
Morillo:
Una de las
preocupaciones de Don Baldomero Guzmán fue la de dejar
una estela musical
a través de
sus hijos. Por
eso trató dentro de
sus posibilidades, de
fundar una escuela
de música gratuita, basándose
para ello en sus
amplios conocimientos
musicales y en
su deseo de
servir a su
pueblo y por
otra parte, apoyándose en
su autoridad moral
como padre, se
empeñó en que todos
sus hijos fueran
músicos, incluyendo hembras
y varones. Así: Hermógenes,
Amador Catalino, Cándido
Wenceslao, Belén María de
Jesús, María de los Dolores
y Pío Baldomero, iniciaron estudios
musicales con su
padre, pero no
todo podía resultar
como él lo
quería, ya que
tan sólo Amador
y Pío Baldomero resultaron
ser los que
salieron avante en
el aprendizaje hasta graduarse como músicos. Como cosa
curiosa, ambos siguieron
el camino de su padre
estableciendo centros de
enseñanza de los
cuales egresó un nutrido
grupo de músicos,
en las diferentes
etapas en que
funcionaron tales escuelas. Las
escuelas funcionaban con
cierta discontinuidad, puesto que
Pío se marchó
hacia Caracas buscando
mejores condiciones de vida y Amador se quedó en su pueblo, pero desempeñándose en otras actividades, como hombre público.
Su partida de
Bautismo insertada en
el libro del
Archivo Parroquial Nuestra Señora de Candelaria dice al respecto:“En
Turmero 2 de Noviembre de 1.875, yo el infrascrito cura interino
de esta parroquia
bauticé solemnemente según el ritual romano
a Amador Catalino,
que nació el 30
de Abril del
mismo año, hijo
legítimo de Baldomero Guzmán y
Felicia Alvarado, fueron
sus padrinos el General José Gregorio Valera y Josefa
Anselma Guzmán, a quienes advertí
el parentesco espiritual
y demás obligaciones que
certifico”. Pbro. Dr.
Cándido W. Corredor. Como
dijéramos anteriormente, Amador
se apasionó por la
enseñanza musical dada por Baldomero y abrazó con entusiasmo y dedicación
la carrera musical.
Llegó a manejar
con destreza varios instrumentos
pero su pasión resultaron ser, el
Violonchelo y el Contrabajo.
Ya ducho en
el manejo instrumental
se dedicó a componer y
hacer los arreglos
musicales a su
propia orquesta, y sobre
todo a la
Banda 5 de
Julio, que formó
con músicos turmereños, la cual presentó el día de la Independencia
en 1903, en un acto formal celebrado en la Plaza Mariño. De nuevo el 5 de julio
de 1911, en un solemne acto patriótico celebrado durante
la mañana en
la Plaza de
Turmero, hizo una presentación regia,
con su banda
más decantada, notablemente mejorada en
profundidad musical y
dotada por el
entonces Presidente del
Estado Aragua, General
Simón Bello,
de instrumentos importados directamente
de Italia, con
el fin de
celebrar el centenario de
la Declaración de
nuestra Independencia. Mucho tiempo duró esta Banda, hasta su
desmembramiento debido a problemas
familiares. Se desmembró
“ese pedazo de corazón”
como él solía
decir, porque la
idea de la
banda fue maduración de mucho
tiempo. La idea era hacer conocer lo bueno que eran sus paisanos como músicos. Sin embargo, después de su
desaparición, para actuar en las
festividades patronales en
honor a nuestra
Señora de Candelaria se
contentaba con reunir
un grupo de
notables y excelentes músicos aragüeños
para acompañar la
misa mayor y posteriormente deleitar a los
parroquianos con las acostumbradas retretas.
Igualmente acontecía todos
los años en
los pasos de la
Semana Santa, donde
un grupo de
músicos de la talla de Víctor Ángel
Hernández, Valeriano Ramos,
Gustavo Pérez, Vicente Mendoza, Razhes
Hernández López, Pío
Guzmán, José Vicente Matute, entre
otros, bajo la
dirección de Don
Amador, acompañaban la procesión
interpretando marcha fúnebres
de respetados autores nacionales y turmereños.
El 4 de julio de 1.969
dejó de existir con más de 90 años de
edad en su pueblo, que le rindió muestras de su dolor, a través de una nutrida
asistencia que le acompañó hasta el cementerio y con un acuerdo
de duelo por
parte de los
estamentos turmereños, que
calificaron de irreparable su desaparición física.
VALERIANO RAMOS
Escribe Ciro Guzmán
Morillo:
Músico: “Querer es
poder”, dice una sentencia, y en el caso de Don Valeriano Ramos, a quien sus
padres aspiraban dar una profesión distinta a la que él deseaba, se hizo honor
a la sentencia. Él logró pues lo
que su vocación
planteaba y gracias
a ello defendió
y extendió por Venezuela el nombre de su querido pueblo. Su nacimiento
fue en Turmero,
como lo demuestra
la siguiente fe de bautismo:
“En
Turmero a veinticinco
de marzo de
mil ochocientos noventa y
cuatro yo el
infrascrito cura interino
de esta parroquia bauticé
solemnemente según el
Ritual Romano a
Valeriano que nació el quince de
diciembre del año próximo pasado, hijo natural de Ysabel
Moreno fueron sus
padrinos Fernando Borges
y Estefanía .... a
quienes advertí el
parentesco espiritual y obligaciones que
certifico”. Pbro. Castor
María Castillo. (No aparece el nombre de la madrina por estar
borroso e ininteligible).Salido de la
niñez, su madre
aprovechó que Don
Joaquín Olmos creara una Escuela de Música que funcionaba por la noche
para inscribirlo en la misma y allí inició Valeriano su aprendizaje. Con Don
Enrique Olmos se
inicia en el
dominio de la trompeta,
pero Don Enrique,
ocupado en otras
actividades profesionales, debió cerrar
la Escuela, por
lo que el
joven Valeriano pasa con
otros alumnos, a
continuar sus estudios de cornetín con
Don Amador Guzmán,
quien estaba empecinado
en enseñar a un
grupo de jóvenes
para conformar una
Banda local, su sueño dorado.
Amador contaba para esa fecha, con la ayuda de la Gobernación del estado.
Cuando llega nuestro biografiado a los ensayos, se siente más confiado tanto
por lo serio y
disciplinado de Don
Amador, como por el
hecho de encontrarse
en el grupo, estudiantes
de la talla de Salomón Ojeda, Pío Baldomero Guzmán, hermano del maestro
Amador, Narciso Acosta,
Demóstenes Blanco, Encarnación Castillo, Simón
Colmenares, sobrino de la Madre
María de San José,
Ciro Lugo, Modesto
Fajardo, Carlos Mujica,
Alejandro Morgado, Gustavo Pérez,
Manuel Blanco y
otros, quienes aceptaron con
alegría estas enseñanzas y
culminaron sus estudios como reputados alumnos, pasando a integrar la Banda “5 de Julio”, que debutó
exitosamente el 5 de Julio de 1.911 en ocasión de celebrarse el Centenario de
Nuestra Independencia. Con esa Banda
nació una estrella
de la música.
Y esa estrella fue
confirmada precisamente ese
día, en el
cual recibió Ramos la
felicitación de su profesor y Director, conjuntamente con el de los demás
integrantes del grupo y de la sociedad turmereña, que plenó
la Plaza Mariño
aquella mañana, para
presenciar y oír el debut de la citada Banda. Ese fue el
inicio de la brillante carrera musical de Valeriano, quien se
convirtió en ejecutante
de postín en
su pueblo, como trompetista, no
sólo de la
Banda, sino en
los muchos conjuntos musicales que
amenizaban las recordadas
retretas dominicales, así como
los actos de
relevancia en la
Iglesia de Nuestra Señora de Candelaria,
en los pasos
de la Semana
Santa y en las
interpretaciones de música sacra. Ya
dispersada la Banda
5 de Julio,
se marcha a
Maracay, donde fue
invitado por el Maestro Díaz Peña, para incorporarse a la Banda
Presidencial. Marcha más
tarde a Caracas,
donde integra diferentes orquestas
encargadas de amenizas
actos sociales. Cuando se
iniciaron las estaciones
de Radiodifusión, hallamos a
Valeriano dirigiendo ya su propia Orquesta, actuando en las
principales emisoras de la capital. Su apego por la profesión traspasó la
frontera de ejecutante y lo condujo a
abordar los terrenos
de la composición. Grabó discos y el acetato celebró sus piezas:
“El Guarapo” y “El Pajarillo Aragüeño”, aires merengueados típicos de su
región. Fue tanto el éxito adquirido que le faltaba tiempo para poder dar cumplimiento
a tantos compromisos.
Dejó Valeriano Ramos, según
acota Don Félix
Acosta, un regular
repertorio de valses, merengues, joropos,
himnos y marchas
religiosas, dentro delas cuales
destacamos: “Valles de
Chuao”, “Bellezas de
Turmero”, “Isabelita”, “Los Tres Nené”, “Burro Negro”, “Ensoñación”,
“Tranca y Onza”, “Aragua
Gentil”, “Dora”, “Don
Fulgencio”, dedicado a Juan
Francisco Rodríguez destacado
locutor hípico y
“Pancho Pepe” , como homenaje a ese notable profesional de la locución
deportiva como lo
fue Francisco José
Cróquer, también de Turmero.
Fue autor de
los Himnos de la
Escuela “José Rafael Revenga” y
otro que dedicó
a Nuestra Señora
de Coromoto de Maracay,
además de algunas
marchas religiosas, dentro
de las cuales sólo conocemos
“Piedad Señor” y “Adiós a María”. En
la prisión, no
desperdiciaba tiempo; allí
compuso una marcha a
la que dio
por nombre “Pedro
Arévalo”, como un homenaje
al olvidado héroe turmereño,
destacado patriota que se destacó durante los sucesos del 19 de Abril de 1.810.
La marcha se la regaló
en primera instancia
al Maestro Antonio R.
Narváez, Director de
la Banda Marcial
de Caracas, quien la
estrenó precisamente un
19 de Abril, y
a su carísimo amigo y Maestro Don Juan Vicente
Mendoza, quien la interpretara en
la misma fecha,
siendo Director de
la Banda del
Estado Aragua. Compartió
Valeriano Ramos su
vida con su
consecuente y virtuosa esposa
Doña Consuelo Muñoz
de Ramos. Falleció
en Caracas el 6 de Abril de 1.957.
ÁNGEL BRICEÑO
Tomado de
villaliteraria2010.
El músico Ángel Briceño
nació en Villa de Cura, estado Aragua, el 5 de octubre de 1912. Hijo del músico
y director de la Banda de San Juan de Los Morros, Guárico, Ruperto Briceño. La
Escuela de Música de Villa de Cura y la orquesta de dicha institución llevan su
epónimo. La Alcaldía del municipio Zamora lo nombró Hijo Ilustre de Villa de
Cura.
Aprendió a ejecutar la
flauta, el clarinete y el saxofón de manos de su padre. Posteriormente, se
trasladó a Caracas para seguir su formación musical e ingresó en la Escuela de
Música y Declamación de la Academia de Bellas Artes de Caracas, hoy Escuela de
Música José Ángel Lamas, con el maestro Vicente Emilio Sojo. Cursó estudios de
armonía, piano complementario y flauta. También realizó estudios de clarinete
con el maestro Miguel A. Gallo.
Impartió clases de
flauta, saxofón y clarinete en las escuelas José Ángel Lamas, Lino Gallardo, Juan
Manuel Olivares, Prudencio Esaá y en el Conservatorio de Aragua. Como músico
formó parte de las orquestas bailables la Billo’s Caracas Boys y la orquesta de
Luis Alfonzo Larráin, el conjunto Vicente Flores y sus llaneros y la orquesta
de planta Broadcasting Caracas.
En 1959 concursó por el
puesto de flauta solista en la Orquesta Sinfónica Venezuela (OSV), donde
permaneció hasta 1975.
Compuso aproximadamente
30 obras de música tradicional venezolana, entre las cuales destacan merengues,
valses, golpes, pasodobles y joropos, entre ellos, el “Adiós”. Incursionó,
además, en la creación de jingles, siendo el más recordado, el tema emblemático
de la empresa Alfonzo Rivas y Compañía: “La Maizina Americana, gran producto
nacional”.
El Ilustre músico y
compositor villacurano Ángel Briceño falleció en San Juan de los Morros,
Guárico, donde estuvo hospitalizado, el 19 de abril de 1976.
En el año 2014, La
Orquesta Nacional de Flauta (ONF) realizó en Caracas el Primer Concurso
Nacional de Flauta y Piccolo, con el apoyo de la Compañía Nacional de Música,
en honor al Maestro Ángel Briceño y su legado musical.
Escuela de Música Ángel
Briceño
La Escuela de Música
Ángel Briceño es una institución adscrita a la Gobernación del Estado Aragua.
Fue fundada en julio de 1981, bajo la gerencia de la profesora Victoria Fuentes
de Arias, coordinada por la Secretaría de Cultura del estado Aragua. Su director,
desde la creación de la escuela fue el Pbro. Salvador Rodrigo Lozano y
actualmente la directora encargada es la Profesora Ana Bell Boullon.
Esta institución
funciona en una casa que fue de la Familia Hernández Paradisi, ubicada en la
calle Comercio este Nº 7 de Villa De Cura. Posteriormente adquirida por la
Gobernación del estado en el año de 1994.
Redacción: Argenis Díaz
Los Briceño:
La familia Briceño de Villa de Cura fueron todos músicos
y descendientes de músicos famosos. Amador Briceño, Manuel Briceño, Ruperto
Briceño y Ángel Briceño. Otilia Martínez Briceño, nieta de este último, fue
compositora, violinista de concierto, profesora en la Escuela Superior de
Música e integrante de la Orquesta Filarmónica del Estado Aragua. Don Ángel Briceño fue el más importante y
distinguido músico y compositor que tuvimos los villacuranos. Fue la primera flauta de la Orquesta Sinfónica de Venezuela en los
años 60, se había unido antes, en los años cuarenta, como arreglista,
clarinetista y saxofonista de las orquestas Billo´s Caracas Boys y Luis Alfonzo
Larraín. Era nativo de este municipio, quizá de la parroquia Las
Mercedes, de allí eran oriundos desde el primero hasta el último de los Briceño. De La Villa
jamás se separó aunque después hizo su asiento familiar en San Sebastián de los
Reyes. Casi siempre cuando venía de
Caracas de paso se paraba en su pueblo;
fue asiduo visitante de la casa de Don
Leandro Nieves, donde se hospedaba, con quien lo unía una gran amistad y
siempre compartieron juntos. El maestro Ángel Briceño fue muy amigo también de
don Felipe Aular Bolívar, quien siempre le acompañó serenatas de media noche
con el cuatro.
“Fue emocionante que el
maestro Ángel Briceño nos interpretara en el piano en su casa en San Sebastián,
al poeta Miguel Ramón Utrera, José Girlando y a mí, su joropo "Adiós”. La
revelación le pertenece al profesor e
historiador Oldman Botello”.
VICENTE MENDOZA
El maestro Vicente
Mendoza Un aragüeño ilustre que dedicó su vida a la música, escribe Lourdes
Denis Santana en 2001.
Datos biográficos
Vicente Sabino Mendoza
Payares nació en
la población de El
Consejo, estado Aragua,
el 27 de
octubre de 1895.
Vivió en El Consejo hasta la edad de catorce o quince
años aproximadamente, cuando la familia se mudó a Caracas (1910) y, años más
tarde, tras la muerte del
General Juan Vicente
Gómez, se radicó en
Turmero. Sus padres fueron: José Inés Mendoza y Abelina Payares.
Desde joven, Vicente
Mendoza fue sensible
a la interpretación musical y mostró dotes en este
campo. “Estudió música con un tío, en una forma medio clandestina porque sus
padres no querían que él fuera músico”,
narra su hijo
José Manuel. El
tío José Inés Mendoza tocaba clarinete y enseñó al
joven Vicente a escondidas de los padres de éste. El chico aprendió y se
destacó en el arte musical. Ejecutaba varios instrumentos; entre ellos saxofón,
clarinete y violín, cuyo dominio le proporcionó los conocimientos básicos para
la enseñanza de otros tipos de instrumentos. Se casó alrededor de 1926, en
Maracay, con Amanda María Rodríguez Palma, oriunda de Turmero. Para
entonces, Vicente tenía treinta años y
ya era músico de la
Banda Gómez. El matrimonio tuvo cuatro hijos, dos hembras
y dos varones, cuyos nombres fueron: Belén, Oscar Vicente, Carmen Amanda y
José Manuel. El maestro Vicente
Mendoza asistió a
una Escuela Primaria ubicada en La Victoria. El maestro
Vicente Mendoza fue
director de la
Banda del Estado
Aragua durante años. Fundó
Escuelas de música en La Victoria, El Consejo, Palo Negro, Santa Cruz,
Magdaleno, Maracay y Turmero. Fue
músico de la Banda Gómez,
con sede en
Maracay, y, posteriormente, músico
de la Orquesta Presidencial
del General Gómez,
en Caracas, entre
los años 1926
a 1936. Por
aquellos años, el
maestro Mendoza fundó en
Maracay una estudiantina
con un grupo
de muchachas de
aquella época. Al maestro
Mendoza le gustaba
participar en actos
sociales de diverso
tipo. Pero sentía especial preferencia por los actos
religiosos. Usualmente, participaba en las procesiones de Semana Santa
realizadas en Turmero,
destacándose por la
ejecución del violín.
Esta actividad la realizó hasta la avanzada edad de ochenta años. En
1971, siendo director de la Banda del estado Aragua, fundó en Turmero
la Sociedad Religiosa Santa
Cecilia, patrona universal de los
músicos. En los primeros tiempos, durante los actos de la Sociedad usaban una
pequeña imagen de la virgen que
solicitaban en calidad
de préstamo. Luego,
el Sr. Manuel Rodríguez, primo hermano de Amanda de
Mendoza, donó una hermosa imagen traída desde España, la cual es propiedad de
la familia y
era utilizada en
las procesiones que
se realizaban anualmente en la
Plaza Mariño y en misas que se celebran en la
Catedral de Turmero.
Asimismo, la venerada imagen de Santa
Cecilia ha engalanado algunos
actos religiosos realizados en
la Escuela de Música. La actuación musical
de Vicente Mendoza
fue ampliamente difundida y
reconocida en la zona central de Venezuela durante varias décadas
del siglo veinte. Tuvo muy buenas
relaciones con todos los músicos de la época, la mayoría de ellos hoy
fallecidos. Su obra constituye un baluarte de la cultura popular de Aragua y de
la nación en general. En opinión de
su hijo José
Manuel, el principal
legado de Vicente
Mendoza está representado por
la fundación de las
Escuelas Populares de
Música, a lo
largo de sesenta décadas del siglo veinte. Las
reparaciones de instrumentos las pagaba
él de su
bolsillo. Él estaba
muy pendiente porque
como era el Director
de la Banda
en Maracay, cuando
venía la rotación
instrumental, cuando venía una
dotación nueva, él
escogía lo mejorcito
que iba a
desechar el Ejecutivo. Él lo
pedía, mayormente, para las Escuelas de Música. El Estado se lo cedía
completamente y con bastante rapidez. Nunca cobró un centavo por dar las
clases. En Turmero tuvo más de cien alumnos.(José Manuel Mendoza, entrevista
personal, mayo 22, 2001) El
anterior testimonio permite
deducir que la
motivación musical de
Vicente Mendoza lo condujo a desarrollar una desinteresada y
encomiable labor docente, digno ejemplo a seguir. Mendoza tuvo
más de cien
alumnos. Muchas personas
que actualmente ya son
adultos, e incluso
ancianos, fueron sus
estudiantes. Muchos no persistieron en
la música, pero
figuraron como buenos
profesionales en otras
disciplinas (derecho,
medicina). Otros discípulos
que continuaron su
formación musical se
han destacado en este medio artístico, por ejemplo, el turmereño José
Francisco Liébano, quien forma parte de la Sinfónica de Aragua, y Pedro Blanco,
ya fallecido, quien fue un músico muy competente, de Turmero. Su legado musical
fue extenso. Aunque dedicó gran parte de su esfuerzo y de su tiempo a la
música sacra, sus
composiciones son diversas:
marchas fúnebres, marchas
religiosas, música popular, valses,
pasodobles, joropos. Desafortunadamente, buena
parte del archivo personal del
maestro Mendoza se
dañó por los
efectos del tiempo
y otra se
dispersó entre personas conocidas
quienes solicitaron, en
calidad de préstamo,
documentos que nunca fueron devueltos. Sus hijos Belén,
Oscar Vicente, Carmen Amanda y José Manuel heredaron las dotes musicales del
padre.
Don Vicente Mendoza
falleció el 16 de agosto de 1977.
GERMAN CORDERO
Tomado de villaliteraria2010
“Germán Cordero Padrón.
Nacido en San Francisco de Cara el 6 de septiembre de 1926. Músico, educador
musical y trompetista. Antes de cumplir un año de edad, queda huérfano de madre
y sus tíos Durán Cordero lo llevan a Villa de Cura, donde estudia primaria en
la escuela Federal Arístides Rojas con los maestros Víctor Ángel Hernández y
Sady Rodríguez. Víctor Ángel Hernández lo inició en el mundo de la música,
enseñándole, además de teoría y solfeo, a tocar la trompeta, instrumento que
llegó a ser inseparable de su personalidad y a través del cual va a expresar su
fuerzo vital y sus sentimientos de alegría, amor y tristeza”.
“Autodidacta siempre,
adquirió una vasta cultura a través de sus lecturas. Buscó superarse como
músico, yendo a La Victoria o hasta Caracas para recibir clases de Armonía con
los profesores Nicolás Leal y Raimundo Pereira, en la escuela superior José
Ángel Lamas”.
“A los 12 años aparece
como primera trompeta de la Orquesta Juan de Landaeta (1938-1942), y en
adelante recorrió muchas orquestas y bandas, tanto de música popular como
académica: Orquesta Continental (1942), Banda de Conciertos 24 de Junio
(Carabobo) hasta 1946; Banda Marcial del estado Aragua (1947-53)”.
“En 1955 entró como
trompetista principal de la Banda Marcial del Estado Guárico, donde trabajó 40
años. En 1975 fue nombrado director de la Banda de Conciertos Nicolás Leal
hasta diciembre de 1993. Ejerció la docencia musical en el liceo Alberto Smith
y otras instituciones. En 1960 fundó la Escuela de Música Rafael Hernández
León, la primera de este siglo, que por falta de apoyo oficial tuvo una vida
efímera”.
“En 1986 se inició como
profesor de trompeta en la Escuela de Música Ángel Briceño de Villa de Cura,
donde organizó la banda de dicha escuela y fue su director hasta su
fallecimiento. Compuso numerosas piezas
musicales: himnos, pasodobles, valses, boleros y danzones (como el danzón Paula
Elisa), marchas militares y religiosas, marchas fúnebres, que aún se
interpretan en Semana Santa villacurana: Adiós hermano mío y La Flagelación de
Jesús, entre otras”.
“Durante su vida
recibió innumerables reconocimientos, entre otros: Orden Don Ricardo Montilla
(Guárico), Samán de Aragua, Ciudad de Villa de Cura, y el honor de ser Hijo
Ilustre de San Francisco de Cara(1997)”.
“Falleció en Villa de
Cura el 11 de noviembre de 1997. El
Pbro. Salvador Rodrigo dijo de su amigo: “Cordero era una simpática mezcla de
Sancho Panza y Don Quijote… Fue de los maestros que disfrutan enseñando”.
Argenis Díaz/ 6 de
septiembre de 2018.
El profesor Cordero
Padrón fue también compositor, sintió predilección por la música popular, el
valse, pasodoble y el merengue criollo. Destacó como director de bandas de
concierto en Villa de Cura y San Juan de los Morros. En esta academia enseñaba
a tocar todos los instrumentos necesarios para conformar una orquesta.
Dice el propio Cordero:
“En 1942 fui trompetista con Simón Díaz en San Juan de los Morros, pero
desapareció la orquesta y tuve que encargarme de su rehabilitación en 1962
cuando nace la Orquesta Siboney. Toda esta historia, rodeada de saltos y
trompicones, es para decirles que la música ha sido mi pasión, un remanso. Ah,
claro, es por eso que ingreso a trabajar como profesor en algunas escuelas como
la Simón Rodríguez, Teresa Carreño, Leopoldo Tosta y Padre Jiménez, por allá
por el año 1960. Y luego me conceden el honor de ser docente del Liceo Alberto
Smith. Trabajé durante 27 años en la Penitenciaría General de Venezuela como
profesor, y con el padre Salvador Rodrigo tengo 12 años laborando con los Niños
Cantores de Villa de Cura. De manera que viendo un poco hacia atrás se puede
seguir contando#.
Agregó de manera
bromista: “Yo tengo un problema matemático que suma cinco: dos infartos y tres
hemiplejías forman parte de mi currículum. Sin embargo, después de esos cinco
percances, ingreso a la Banda del estado Guárico en 1955 como primera trompeta.
Hasta 1975, cuando me encargué de la dirección. Logré elevarla a Banda de
Concierto”.
El profesor Germán
Cordero le ha tocado al santo Sepulcro en su procesión desde hace décadas.
-Finalmente refirió: “ soy el creador de la letra y música del
insigne y digno El cotejo mocho, invento maravilloso de nuestro amigo el poeta
José Manuel Morgado.
CLARA MARCANO
Estudió en Liceo Agustín
Codazzi de Maracay. Trabajó en EEMMAL - Escuela Experimental de Música Manuel
Alberto López
Tomado de
claramarcano.com:
“La pianista venezolana
Clara Marcano estudió en Caracas con Cristina Vidal de Pereira. Después de
graduarse, prosiguió sus estudios en Londres con la eminente pianista y
profesora austriaca Edith Vogel en la prestigiosa Guildhall School of Music and
Drama, donde obtuvo la Licenciatura en Interpretación de Piano (con medalla de
distinción, 1978), luego el Certificado de Estudios Avanzados de Solista.
(1979) y el codiciado Diploma de Recital de Concierto - Premier Prix (1981). Clara
Marcano asistió a un curso impartido por el célebre clavecinista Gustav
Leonhardt sobre la interpretación de las invenciones de JS Bach (Dartington,
Inglaterra, 1979), así como masterclasses de Alfred Brendel y Geofrey Parsons
(Londres, 1977-78). También tomó clases particulares en Nueva York con Konrad
Wolff (1907-1989), el distinguido pianista, profesor y autor que fue discípulo
directo del legendario pianista austriaco Artur Schnabel.
Clara Marcano ha
actuado en numerosos países de América del Norte, Central y del Sur, así como en
Europa, apareciendo en recitales en solitario, conciertos de música de cámara y
con orquesta en diversos ciclos y festivales de música. Ha sido invitada como
miembro del jurado de concursos de piano en Venezuela, Cuba e Inglaterra,
incluido el Concurso de Piano Teresa Carreño realizado en el Royal College of
Music de Londres. Su CD Venezuela ha sido muy aclamado por crítica, colegas y
público, y es considerado como un referente musical. En 2014 y 2017 fue
invitada a actuar en Dinamarca en el prestigioso Festival Internacional de
Guitarra de Aarhus, recibiendo en ambas ocasiones una entusiasta ovación por su
arte.
En Venezuela Marcano ha
impartido regularmente clases magistrales y seminarios en diversas
instituciones de Caracas como la Universidad Nacional Experimental de las Artes
(UNEARTE), la Escuela Experimental de Música Manuel Alberto López y la Academia
Waldstein. Además de sus actuaciones habituales, Clara Marcano ha presentado
una conferencia-recital titulada El Merengue Caraqueño, un espectáculo multimedia
que ilustra la evolución de uno de los géneros más representativos e
influyentes de la música popular venezolana.
Clara Marcano es la
fundadora y directora artística de Navidad en Familia , un conjunto
vocal-instrumental que involucra a unos 35 miembros de su propia familia que
abarcan cuatro generaciones cuyo objetivo ha sido preservar y promover los
valores familiares y las tradiciones culturales venezolanas. El grupo lanzó
tres grabaciones y durante 18 años ofreció actuaciones con entradas agotadas en
toda Venezuela cada temporada navideña. Clara Marcano ha recibido el premio
Orden Andrés Bello en reconocimiento a sus destacadas contribuciones a la vida
cultural de Venezuela”.
MADRIGALISTAS DE ARAGUA
Madrigalistas de Aragua
es una agrupación que nació en el año 1969, bajo la dirección del maestro Ugo
Corsetti. Es una institución de gran calidad interpretativa, considerada
escuela del movimiento coral del estado con seis producciones discográficas.
El 22 de Noviembre de
2021 arribará a su 52 Aniversario.
Después de Corsetti la
dirige la Maestra Silvia Eisenstein (1973-1986), con la orientación vocal del
Maestro José Castro, posteriormente dirige la Maestra Belén Ojeda (1988-1990) y
a partir de Marzo de 2001 hasta los actuales momentos asume la dirección el
Maestro aragüeño Sergio García Castillo. Esta institución de gran calidad
interpretativa, considerada escuela del movimiento coral del estado, ha creado
y desarrollo eventos regionales y nacionales como “La Caja de Música” y “Galas
Corales”. Han realizado 6 producciones discográficas. Obtuvo el 1er Lugar en el
XI Festival Internacional D’Canto 2008. Ha representado a la nación en
Colombia, Brasil, Ecuador, Surinam, Curazao, Guyana, Trinidad, Francia,
Rumania, Austria y México. En 1990 fueron declarados por la Asamblea
Legislativa “Patrimonio Cultural del Estad o Aragua.
NEIFFE PEÑA
Tomado de micuatro.com
Nace en La Victoria,
edo. Aragua, Venezuela, y se dedica a la composición y al canto a partir de la
década de los ochenta. Participa en distintas agrupaciones musicales. Entre
ellas cabe destacar su intervención como solista principal en el Colectivo de
Canto Popular “Aedos”.
Como solista invitada
trabaja en la Compañía Nacional de Teatro y hace una importante gira nacional
con el Primer Actor de Venezuela Rafael Briceño, presentando el espectáculo
“Andrés Eloy Blanco, el poeta del pueblo”. En el año 2000, lanza al mercado su
primera producción musical Venezuela Cautiva, bajo el sello Record Opus Nigrum.
En el año 2001, hace una gira por España, Francia e Inglaterra en la que
presenta un espectáculo único, con toda la magia y el sabor del Caribe.
Dotada de una profunda
voz de contralto, ha interpretado géneros populares de muy diferentes culturas,
ya sean cantos griegos, hebreos, turcos, argentinos, cubanos o mexicanos, pero
su música consentida es la venezolana, en la que se inspira para presentarse
como compositora e intérprete. Según ella misma dice: “la música venezolana
contiene todo el Caribe, parte de la cordillera andina, integra la selva
amazónica y el alma de sus hombres y mujeres. Cuando canto esas hermosas
canciones soy toda esta región yo misma”.
Mestiza, como su gente,
su negritud se hace presente, especialmente en el color de su potente voz, con
la cual dispensa sus dones y le canta a la vida, al color, al amor, a la muerte
y a los conflictos del alma humana; es una artista con una rica gama de vetas
creativas: compone, escribe, produce, es una juglar que se puede disfrutar en
los mejores escenarios, en un café, en los teatros, en una calle, bajo la
luna…tal vez.
Además de tener una
trayectoria considerable a sus espaldas, Neiffe posee una voz que no deja
indiferente a quien la escucha. Estimada en su país (y fuera de él) como una
cantora americana, ha trabajado con grandes músicos de Venezuela, como Fredy
Reyna, Eduardo Plaza (maestros del cuatro), Soledad Bravo, Morela Muñoz, Margot
Pares Reina (importantes intérpretes de la música lírica y popular); y de la
brillante generación de relevo cabe destacar a Aquiles Báez, con quien grabó su
segunda producción en la Ciudad de México (Mi Ciudad, 2004). Su trabajo como
compositora encuentra inspiración en músicos totales como Simón Díaz
(compositor de los temas Caballo viejo o Luna menguante), Otilio Galíndez
(Caramba, Pueblos tristes), Luis Laguna (Serenata) y Conny Méndez (Venezuela
habla cantando, La negrita Marisol), a quienes les pisa las huellas con su
poética urbana
Escuchamos su potente y
hermosa voz con el tema “Tonada marina para Ana María” de su disco “Mi Ciudad”.
JESUS PAIVA ECHEGARAY
Nació el 30 de
noviembre de 1940. Aficionado a la música por herencia de su padre. Tenía una
habilidad natural para tocar los instrumentos. Dirigió la banda y la
estudiantina del Liceo Agustín Codazzi en Maracay que se destacó más allá de
Maracay ganando concursos, tanto que pasó de participante a invitado especial. Paiva Echegaray fue excelente arreglista.
BIBLIOGRAFIA:
PORTALES : Universidad Nacional Experimental de las Artes, Wikipedia, Memorias Historicas Digitalizadas de Turmero, villaliteraria2010, Lourdes Denis Santana, claramarcano.com y micuatro.com, y otros más.
DERECHOS DE AUTOR
Esta obra se reserva el derecho de autor prescrito en la página http://sapi.gob.ve/?page_id=116 Este derecho nace con el acto de creación y no por el registro de la obra. Es el derecho que posee el autor sobre sus creaciones sean estas obras literarias, musicales, teatrales, artísticas, científicas o audiovisuales. Se considera Autor a la persona natural (persona física) que crea alguna obra literaria, artística o científica. Se agradece a todos los lectores ceñirse a esta disposición
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