martes, 15 de junio de 2021

MUSICOS DE ARAGUA POR NESTOR GERMAN RODRIGUEZ

 



No.

Contenido

1

Presentación

2

Músicos, compositores, arreglistas e instrumentalistas

3

Bibliografía

4

Derechos de autor


PRESENTACIÓN:

Cuando me propuse escribir sobre los músicos, compositores, arreglistas e instrumentalistas aragüeños, lo hice tratando de descubrir personajes que desconocemos. Como antes había escrito sobre los cantantes, orquestas y artistas de la escena, la investigación sería más precisa. Yo sabía de algunos relacionados con mi pueblo de Turmero y había escuchado de otros. Estoy seguro que muchos de los lectores, como me pasó a mí,  ni se imaginaban la existencia de algunos de ellos. Seguro estoy que tenemos nacidos en Aragua, otros personajes que han sido o son importantes, que por desconocimiento no incluímos. Lamentablemente no se pueden conseguir suficientes datos sobre el tema. Acá se incluyen doce personalidades o agrupaciones a quienes les damos las gracias por su valioso aporte cultural. Observo que integrantes de una misma familia por distintas razones comparten sus vocaciones.  Algunos han trascendido nacional e internacionalmente, ello nos enorgullece.

Espero sea de su agrado.

NESTOR GERMAN RODRIGUEZ



FEDERICO SARCO VILLENA (EL ROSSINI DE AMERICA)

En edición de la Universidad Nacional Experimental de las Artes encontramos un libro titulado Título original Quinteto para Violín, Viola, Violoncello, Contrabajo y Piano.Opus 76, encontramos allí la siguiente hoja de vida que en parte transcribo:

Federico Villena (Turmero 1835-Caracas 1899).

Federico Villena es uno de los compositores venezolanos más importantes de todos los tiempos. Junto a otros destacados músicos como José Ángel Montero, Ramón Delgado Palacios, Federico Vollmer, Eduardo Calcaño, Salvador Llamozas, Jesús María Suárez, Manuel Azpúrua y Francisco Tejera, protagonizó uno de los períodos más intensos y fecundos de toda nuestra historia musical: la segunda mitad del siglo XIX.

Sus biógrafos, entre los que se encuentran Ramón de la Plaza y José Antonio Calcaño, coinciden en señalar que poseía un extenso y variado catálogo de obras (de la Plaza: 1977:159) (Calcaño: 2001:319). Estas afirmaciones pueden verificarse al examinar los principales fondos documentales que poseen obras atribuidas a Villena: el archivo José Ángel Lamas de la Biblioteca Nacional y la colección de la Fundación Vicente Emilio Sojo. Entre ambas puede contabilizarse más de cien composiciones de su autoría pertenecientes a diversos géneros. Según Aníbal Ruiz, otro biógrafo de Villena y su contemporáneo, éste poseía en sus archivos más de trescientas composiciones propias al momento de su muerte, acaecida en julio de 1899 (Ruiz: 1899:12). Esta cifra es corroborada por Rhazés Hernández López en uno de sus escritos (1967:32).

En lo que respecta a su desempeño, Villena es posiblemente el compositor venezolano más representativo de su época, pues todas sus actividades coinciden con aquellas a las que consideramos características de la profesión musical en aquel entonces. A los dieciocho años Villena se traslada desde su pequeña población natal a Caracas, en donde adquiere conocimientos musicales suficientes que le permiten regresar a Turmero y ocupar el cargo de Maestro de Capilla en 1856. Vuelve a Caracas en 1858 para completar su formación y en 1860 se traslada a la Guaira, en donde funda una banda de estudiantes, da lecciones de piano y funda un periódico de corte cultural: Ecos de la Guaira (Hernández López: 1967:32), en los que publicaba piezas de salón de sus contemporáneos y de su propia autoría, al mismo estilo de otras conocidas publicaciones periódicas como El Cojo Ilustrado y El Zancudo. Luego de una breve estadía en la ciudad portuaria es requerido en Ciudad Bolívar, a donde va en 1860 y una vez ahí se dedica principalmente a la docencia. En 1863, al finalizar la Guerra Federal, Villena se traslada, por desavenencias políticas, a la vecina isla de Trinidad y desde ahí realiza una gira musical a varias de las vecinas Antillas. Retorna a finales de ese mismo año a Caracas y se dedica a tocar el violín y el violoncello en la orquesta que acompañaba la ópera. En 1865, ya aclarado el panorama político, regresa a Ciudad Bolívar y se dedica a múltiples actividades: es nombrado maestro de capilla y organista en la catedral, funda y dirige varias bandas y se dedica a la enseñanza. Permanece en esta ciudad por lo menos hasta 1875, fecha en la que renuncia a la dirección de la Banda Piar, que él mismo había  fundado. Una vez más en Caracas, Villena vive la parte más productiva de su carrera.

Es nombrado director de la Banda Marcial del Distrito Federal, la agrupación musical más importante del país en aquel entonces y que aun existe con el nombre de Banda Marcial Caracas. Es miembro de varias Sociedades Filarmónicas, como se las llamaba entonces y ofrece numerosos conciertos. Escribe obras monumentales, unas religiosas y otras de corte patriótico, que le comisiona el Ejecutivo Nacional. Su reputación artística es elevada y es elogiado en la prensa local como el músico más importante en la Caracas de la década de 1880.

La obra musical de Villena está estrechamente ligada a las necesidades que le generaban sus actividades profesionales. Ser maestro de capilla lo obligaba, como es lógico, a escribir obras de carácter religioso. Su Gran Misa en Mi bemol mayor, es una de las obras más ambiciosas y mejor logradas que se han escrito en su género en Venezuela. Así mismo, ser director de una agrupación como la Banda Marcial del Distrito Federal, implicaba diversos compromisos: retretas en plazas y sitios públicos, actos oficiales y fechas patrias. Para todas estas ocasiones escribió Villena abundante música. Su Fantasía La Batalla de Carabobo es una obra monumental que requiere de una orquesta sinfónica, un coro mixto, tres bandas marciales y una banda de guerra y le fue comisionada por el Ejecutivo Nacional para celebrar el 65º aniversario de la histórica contienda. En su abundante producción de música de salón encontramos los acostumbrados géneros bailables de la época: valses, danzas, polkas y pasodobles para piano a dos y cuatro manos. Junto a estas piezas destinadas al salón de baile hay también una notable cantidad de piezas para piano al estilo romántico, agrupadas en series de numeración correlativa: andantes caprichosos, scherzos, andantes religiosos y minués.

Algunas de ellas de elevada exigencia técnica y otras, de evidente intención pedagógica, dedicadas a sus discípulas. Para el teatro su producción es más escasa, su única obra importante en este género es una zarzuela cuyo título es Las dos deshonras.


RAFAEL HERNÁNDEZ LEÓN

Rafael Hernández León, nació en Cagua, estado Aragua el 8 de noviembre de 1856 y falleció el 2 de junio de 1928. Fue un compositor y  músico

En 1870, recibe clases de música en el Seminario de Caracas y destaca por su voz de barítono. Posteriormente, es nombrado maestro de capilla de los templos de San José de Cagua y San Luis Rey de Villa de Cura.

Explora el campo de la inventiva construyendo un órgano de viento para la Iglesia Parroquial del Tinaco. Su vocación para enseñar lo motivó a escribir dos obras: “La lectura silábica”, adelantándose por años en nuevos métodos para la enseñanza de la lectura. A su segunda obra la denominó "Aritmética Elemental".

Como compositor cultivó los géneros clásico y popular. Entre sus obras se encuentran: Libera me, Domine. Misa de Réquiem, Misa Fúnebre “A mi Madre”, Misa al Espíritu Santo, Himno al Dios de los Tiempos, Ave María, Motete a la Virgen, Tantum Ergo Nº 5,6 y 7. También compuso marchas de corte religioso tales como Jerusalén, La Crucifixión de Jesús, Corona de Inmortales, El Calvario, El Huerto de los Olivos, Jesús en el Pretorio, Gethsemani, Gratitud, La Samaritana, Crucifixión, María Magdalena, María al Pie de la Cruz y Miserere (dedicado a su hijo Víctor Ángel). Entre sus obras populares destacan los valses: Diamantes Negros, Así es Marina, Pensamiento y Crepuscular.

A  Antonio José de Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho, le compuso la obertura “Ayacucho”. También compuso “Aves de Berruecos”, en recuerdo del asesinato del Mariscal Sucre.

En Villa de Cura la Escuela de Música lleva su nombre.

Su hijo Víctor Ángel Hernández quien también fue un célebre violinista, director de orquesta y compositor.


BALDOMERO GUZMÁN

El cronista Ciro Guzmán Morillo escribe en Semblanza Emocional de mi Pueblo, lo siguiente:

En diez y ocho de Marzo de mil ochocientos treinta y nueve yo cura interino de esta parroquia bauticé solemnemente, puse óleo, crisma y di bendiciones a José Baldomero Rafael de Jesús, h.n. de Josefa  Anselma  Guzmán  que  nació  el  siete  de  Marzo,  fueron padrinos  Martín  Ramos  y  Josefa  Carmen  Guzmán,  a  quienes advertí  el  parentesco  espiritual  y  obligaciones  que  certifico.  Pbro. P. Luis Osío.

Oigamos ahora a Don Andrés Pacheco Miranda: “Baldomero  Guzmán,  hecho…profesor  de  singular relieve entre los mejores músicos que florecieron en Aragua a fines del  siglo  pasado.  Del  que  me  quiero  ocupar  en  esta  página, destinada a pregonar sus méritos artísticos. Fue autor  de  muchas  piezas  de  música  clásica.  Compuso  catorce misas, en su totalidad de tres y cuatro voces. Su obra cumbre fue la  intitulada  “La  Siete  Palabras”,  ejecutada  el  Jueves  Santo  en muchos templos católicos; le reconocieron superioridad profesores de talla que tuvieron además palabras de elogios para él y para su obra.   También produjo música jacarandosa. No  me  atrevo  a  confirmar  en  estas  líneas  por  pena  conmigo mismo,   que   el   archivo   musical   de   este   profesor   auténtico desapareció, destruido por la traza. Sin embargo, esa es la verdad.

No debió suceder tal cosa. Aquel archivo era un tesoro invalorable que ejerció influencia decisiva en la juventud de su tiempo”. La   casa   de   Baldomero   Guzmán   era   efectivamente   una Academia   de   Música.   En   ella   recibían   clases   de música numerosos aficionados, y casi todos los profesores que sucedieron a  Guzmán  eran  sus  discípulos.  El  maestro  sentía  un  amor profundo por el arte y a nadie le cobró estipendios por sus clases. Desgraciadamente,  entre  sus  discípulos  ninguno  llegó  a  igualarlo siquiera.  Desaparecido  Baldomero  Guzmán,  el  desaliento  cundió en  los  aficionados,  que  por  cierto  eran  numerosos,  y  Turmero entró  de  lleno  en  la  vida  material,  olvidando  la  noble  inspiración artística  que  le  había  inyectado  el  espíritu  selecto  de  Baldomero Guzmán,  quien  con  la  famosa  orquesta  que  había  organizado desde  1.870,  le  había  dado  horas  de  solaz  esparcimiento  a  la sociedad,  día  de  gloria  al  nombre  de  mi  pueblo  y  satisfacciones muy  íntimas  a  los  que  integraban  la  Unión  Filarmónica  de entonces. Cuando en las elecciones de 1.877 triunfó el candidato de las mayorías  liberales (Francisco Linares Alcántara),  Baldomero  Guzmán  organizó  una orquesta de selección y se fue a Caracas a obsequiar con un famoso concierto al  Presidente  de la República. El éxito fue rotundo. El Presidente, Magistrado  Nacional,  puso  en  el  pecho  del  noble  artista  de  mi tierra  el  Busto  del  Libertador  y  llenó  de  dádivas  y  honores  a  los componentes   de   aquella   orquesta   integrada   por   los   mejores profesores de Aragua. Baldomero  Guzmán  murió  en  Turmero  el  27  de  Abril  de 1.891.  A  pesar  de  ser  el  autor  de  estas  líneas  un  niño,  recuerda con  dolor,  todavía,  la  tarde  que  se  efectuaron  las  exequias  del profesor.  Turmero  estaba  de  duelo.  Guzmán  había  compuesto  en su  lecho  de  enfermo  una  marcha  que  llamó  “Jesús  en  la Columna”, con el propósito de estrenarla el Lunes Santo de aquel año en el paso que correspondía ese día. La muerte lo sorprendió antes de realizar su propósito, y sus amigos y colegas, los músicos de Aragua, resolvieron tributarle un homenaje estrenando aquella marcha ante el paso de su cadáver hacia la mansión de los justos. La orquesta fue dirigida por Rafael Hernández León y el acto resultó  imponente  y  solemne.  La  multitud  que  asistió  al  entierro de  este  hombre  fue  enorme.  Jamás  he  visto  en  mi  pueblo  una manifestación  de  duelo,  ni  más  espontánea  ni  más  sincera.  Rezó los  oficios  religiosos  en  la  Iglesia,  el  ilustre  sacerdote  italiano Doctor Francisco Javier Arato, acompañado de los curas párrocos de Cagua y Santa Cruz; recuerdo que cuando el Padre Arato fue a entonar  el  Liberame  Domine,  las  lágrimas  resplandecieron  en sus  mejillas,  y  tuvo  que  ceder  al  cura  de  Cagua  el  honor  del presidir el acto. Y no era el Padre Arato solamente quien lloraba la muerte  irreparable  de  Guzmán:  Hombres,  mujeres  y  niños  lo acompañaban  en  aquel  dolor  que  era  el  dolor  de  la  ciudad.  El amor  que  los  habitantes  de  Turmero  sentían  por  Baldomero Guzmán  se  condensó  en  lágrimas  a  la  hora  de  sus  exequias.  Y bien  merecía  tales  honores  quien  los  había  conquistado  a  fuerza de bondad y talento. Una  circunstancia  dolorosa  para  mi  alma  ha  unido  para siempre este recuerdo a las remembranzas de mi vida. La Marcha de “Jesús en la Columna”, que creó Baldomero y que tanto me impresionó  el  día  de  su  entierro,  fue  la  misma  que  doce  años después,  saludó  el  cadáver  de  mi  madre,  cuando  la  amistad  y  el cariño de mi pueblo se pusieron de pie para cubrirse con respeto ante  la  santa  mujer  que  me  dio  el  ser,  en  su  tránsito  hacia  otra vida. De   aquí   se   desprende   que   impulsado   por   sentimientos vivamente  arraigados  en  mi  corazón,  iniciara  en  Turmero  en 1.913,   se   le   consagrara   una   ofrenda   a   Baldomero   Guzmán colocando  un  pedazo  de  mármol  con  inscripción  alusiva  sobre  la tumba  venerada.  Un  pedazo  de  mármol  inmortal  que  dijera  a  las generaciones de todos los tiempos que allí descansa vuelto polvo el brillante  autor  de  “Las  Siete  Palabras”,  el  tipo  clásico  de  los hombres  de  mi  tierra,  que  así  como  tiene  talento  para  empuñar un fusil o una espada para irse a los campos del honor a defender la  pureza  de  su  causa,  sea  ella  cual  fuere,  conservar  también  la fuerza poderosa del talento o la dulce inspiración del alma selecta para modelar obras de arte que inmortalicen su nombre. Soldado  vencido  en  Santa  Inés,  Baldomero  Guzmán  supo elevarse después a las regiones de la fantasía para que su nombre no   permaneciera   a   las   sombras   de   la   anonimia.   Por   esta circunstancia,  su  tumba  pide  todavía  la  piedra  con  su  gloria imperecedera. Soldado  vencido  en  Santa  Inés,  aquellas  “Siete  Palabras” tienen  mucho  de  su  propia  vida:  La  célebre  retirada  del General Pedro E. Ramos en la noche trágica de Santa Inés, iluminada por los esplendores de una lucha magnífica, llena de hondos lamentos de  heridos  y  mutilados,  quedó  impresionado  en  el  alma  de Guzmán, y al entrar ella en contacto con el alma divina de Cristo, plasmó la melodía maravillosa de “Las Siete Palabras”. La  romántica  impresión  de  aquella  noche  dantesca,  debió desgarrar  el  alma  delicada  y  tierna  del  futuro  profesor.  Sólo faltaba  el  contacto  con  las  remembranzas  de  la  pasión  y  muerte del  Redentor  para  que  surgiera  la  armonía  doliente  de  aquella obra maestra, calificada de tal por los llamados a juzgarla. Nunca estaría mal sobre la tumba de aquel hombre bueno, útil y glorioso la   ofrenda   de   mármol,  como  una  oblación  justiciera  de  los hombres de mi tierra...”Se casó don Baldomero  con Felicita Alvarado, de cuya unión nacieron   los   siguientes   hijos:   Hermógenes,   Amador  Catalino, Cándido   Wenceslao,  Belén,  Mariano  de  Jesús,  María  de  los Dolores y Pío Baldomero, Guzmán Alvarado.


AMADOR CATALINO GUZMAN ALVARADO

Escribe Ciro Guzmán Morillo:

Una de las preocupaciones de Don Baldomero Guzmán fue la de  dejar  una  estela  musical  a  través  de  sus  hijos.    Por  eso  trató dentro    de  sus  posibilidades,  de  fundar  una  escuela  de  música gratuita,  basándose  para  ello    en sus  amplios  conocimientos musicales  y  en  su  deseo  de  servir  a  su  pueblo  y  por  otra  parte, apoyándose  en  su    autoridad  moral  como  padre,  se  empeñó  en que  todos  sus  hijos  fueran  músicos,  incluyendo    hembras  y varones.  Así:  Hermógenes,  Amador  Catalino,  Cándido  Wenceslao, Belén  María  de  Jesús,  María  de  los  Dolores  y  Pío  Baldomero, iniciaron    estudios  musicales    con  su  padre,  pero  no  todo  podía  resultar   como   él   lo   quería,  ya  que  tan  sólo  Amador  y  Pío Baldomero   resultaron   ser   los      que   salieron   avante   en   el aprendizaje  hasta  graduarse como músicos. Como  cosa  curiosa,  ambos  siguieron  el  camino  de  su  padre  estableciendo    centros  de  enseñanza    de  los  cuales  egresó    un nutrido  grupo  de  músicos,  en  las  diferentes  etapas  en  que  funcionaron tales escuelas. Las  escuelas  funcionaban  con  cierta  discontinuidad,  puesto que  Pío  se  marchó  hacia  Caracas  buscando  mejores  condiciones de vida  y Amador se quedó en su pueblo, pero  desempeñándose  en otras actividades, como hombre público. Su  partida  de  Bautismo  insertada  en  el  libro  del  Archivo Parroquial Nuestra Señora de Candelaria dice al respecto:“En Turmero 2 de Noviembre de 1.875, yo el infrascrito cura  interino  de  esta  parroquia  bauticé  solemnemente según  el  ritual  romano  a  Amador  Catalino,  que  nació  el 30  de  Abril  del  mismo  año,  hijo  legítimo  de  Baldomero Guzmán  y  Felicia  Alvarado,  fueron  sus  padrinos  el General José Gregorio Valera y Josefa Anselma Guzmán, a   quienes   advertí   el   parentesco   espiritual  y  demás obligaciones  que  certifico”.  Pbro.  Dr.  Cándido  W. Corredor. Como dijéramos  anteriormente,    Amador  se  apasionó  por  la enseñanza musical dada por Baldomero y abrazó con entusiasmo y  dedicación  la  carrera  musical.  Llegó  a  manejar      con  destreza varios  instrumentos  pero  su pasión resultaron ser, el Violonchelo y  el  Contrabajo.  Ya  ducho  en  el  manejo  instrumental  se  dedicó a componer  y  hacer  los  arreglos  musicales  a  su  propia  orquesta,  y sobre  todo  a  la  Banda  5  de  Julio,  que  formó  con  músicos turmereños,  la cual presentó el día de la Independencia en 1903, en un acto formal celebrado en la Plaza Mariño. De nuevo el 5 de julio de 1911, en un solemne acto patriótico celebrado  durante  la  mañana  en  la  Plaza  de  Turmero,  hizo  una presentación  regia,  con  su  banda  más  decantada,  notablemente mejorada  en  profundidad  musical  y  dotada  por  el  entonces  Presidente    del    Estado    Aragua,    General    Simón    Bello,    de instrumentos  importados  directamente  de  Italia,  con  el  fin  de  celebrar     el    centenario    de    la    Declaración    de    nuestra Independencia.  Mucho  tiempo duró esta Banda, hasta su desmembramiento debido  a  problemas  familiares.  Se  desmembró  “ese    pedazo  de corazón”  como  él  solía  decir,  porque  la  idea  de  la  banda  fue maduración de mucho tiempo. La idea era hacer conocer lo bueno que eran sus paisanos como  músicos. Sin embargo, después de su desaparición, para  actuar en las festividades  patronales  en  honor  a  nuestra  Señora  de  Candelaria se  contentaba  con    reunir  un  grupo  de  notables  y  excelentes músicos    aragüeños    para    acompañar    la    misa    mayor    y posteriormente deleitar a los parroquianos con las acostumbradas retretas.    Igualmente  acontecía  todos  los  años  en  los  pasos  de  la Semana  Santa,    donde  un  grupo  de  músicos de la talla de Víctor Ángel   Hernández,   Valeriano   Ramos,   Gustavo   Pérez,   Vicente Mendoza,  Razhes  Hernández  López,  Pío  Guzmán,  José  Vicente Matute,    entre    otros,   bajo   la   dirección   de   Don   Amador, acompañaban  la  procesión  interpretando  marcha  fúnebres  de respetados autores nacionales y turmereños.

El 4 de julio de 1.969 dejó de existir con  más de 90 años de edad en su pueblo, que le rindió muestras de su dolor, a través de una nutrida asistencia que le acompañó hasta el cementerio y con un    acuerdo  de  duelo  por  parte  de  los  estamentos  turmereños, que calificaron de irreparable su desaparición física.


VALERIANO RAMOS

Escribe Ciro Guzmán Morillo:

Músico: “Querer es poder”, dice una sentencia, y en el caso de Don Valeriano Ramos, a quien sus padres aspiraban dar una profesión distinta a la que él deseaba, se hizo honor a la sentencia. Él   logró pues  lo  que    su    vocación    planteaba    y  gracias  a  ello  defendió  y extendió por Venezuela el nombre de su querido pueblo. Su   nacimiento   fue   en   Turmero,   como   lo   demuestra   la siguiente fe de bautismo:

 “En  Turmero  a  veinticinco  de  marzo  de  mil  ochocientos noventa  y  cuatro  yo  el  infrascrito  cura  interino  de esta parroquia bauticé  solemnemente  según  el  Ritual  Romano  a  Valeriano  que nació el quince de diciembre del año próximo pasado, hijo natural de   Ysabel   Moreno   fueron   sus   padrinos   Fernando   Borges   y Estefanía   ....   a   quienes   advertí   el   parentesco   espiritual   y obligaciones  que  certifico”.  Pbro.  Castor  María  Castillo.  (No aparece el nombre de la madrina por estar borroso e ininteligible).Salido  de  la  niñez,  su  madre  aprovechó  que  Don  Joaquín Olmos creara una Escuela de Música que funcionaba por la noche para inscribirlo en la misma y allí inició Valeriano su aprendizaje. Con  Don  Enrique  Olmos  se  inicia  en  el  dominio  de  la trompeta,   pero   Don   Enrique,   ocupado   en   otras   actividades profesionales,   debió   cerrar   la   Escuela,   por   lo   que   el   joven Valeriano  pasa  con  otros    alumnos,  a    continuar  sus  estudios de cornetín  con  Don  Amador  Guzmán,  quien  estaba  empecinado  en enseñar  a  un  grupo  de  jóvenes  para  conformar  una  Banda  local, su sueño dorado. Amador contaba  para esa fecha,  con la ayuda de la Gobernación del estado. Cuando llega nuestro biografiado a los ensayos, se siente más confiado  tanto  por  lo serio  y  disciplinado  de  Don  Amador,  como por  el  hecho  de  encontrarse  en  el grupo,  estudiantes  de la talla de Salomón Ojeda, Pío Baldomero Guzmán, hermano del maestro Amador,   Narciso   Acosta,   Demóstenes   Blanco,   Encarnación Castillo,  Simón  Colmenares,  sobrino  de  la  Madre  María  de  San José,   Ciro   Lugo,   Modesto   Fajardo,   Carlos   Mujica,   Alejandro Morgado,   Gustavo   Pérez,   Manuel   Blanco   y   otros,   quienes aceptaron   con   alegría   estas      enseñanzas   y   culminaron   sus estudios  como reputados alumnos, pasando  a integrar la Banda “5 de Julio”, que debutó exitosamente el 5 de Julio de 1.911 en ocasión de celebrarse el Centenario de Nuestra Independencia. Con  esa  Banda    nació  una  estrella  de  la  música.  Y  esa estrella  fue  confirmada    precisamente  ese  día,  en  el  cual  recibió Ramos la felicitación de su profesor y Director, conjuntamente con el de los demás integrantes del grupo y de la sociedad turmereña, que  plenó  la  Plaza  Mariño  aquella  mañana,  para  presenciar  y  oír el debut de la citada Banda. Ese  fue  el inicio de la brillante carrera musical de Valeriano, quien  se  convirtió  en  ejecutante  de  postín  en  su  pueblo,      como trompetista,  no  sólo  de  la  Banda,  sino  en  los  muchos  conjuntos musicales  que  amenizaban  las  recordadas  retretas  dominicales, así  como    los  actos  de  relevancia  en  la  Iglesia  de  Nuestra Señora de  Candelaria,    en  los  pasos  de  la  Semana  Santa  y  en  las interpretaciones de música sacra. Ya  dispersada  la  Banda  5  de  Julio,    se  marcha  a  Maracay,  donde  fue  invitado por el Maestro Díaz Peña, para incorporarse a la  Banda  Presidencial.  Marcha  más  tarde  a  Caracas,    donde integra      diferentes   orquestas   encargadas   de   amenizas   actos sociales.  Cuando  se  iniciaron  las  estaciones  de  Radiodifusión, hallamos  a  Valeriano  dirigiendo  ya su propia Orquesta, actuando en las principales emisoras de la capital. Su apego por la profesión traspasó la frontera de ejecutante y lo  condujo  a    abordar    los  terrenos  de  la    composición.  Grabó discos y el acetato celebró sus piezas: “El Guarapo” y “El Pajarillo Aragüeño”, aires merengueados típicos de su región. Fue tanto el éxito adquirido que le faltaba tiempo para poder dar  cumplimiento  a  tantos  compromisos.  Dejó  Valeriano  Ramos, según  acota  Don  Félix  Acosta,  un  regular  repertorio  de  valses, merengues,  joropos,  himnos  y  marchas  religiosas,  dentro  delas cuales  destacamos:  “Valles  de  Chuao”,  “Bellezas  de  Turmero”, “Isabelita”, “Los Tres Nené”, “Burro Negro”, “Ensoñación”, “Tranca y  Onza”,  “Aragua  Gentil”,  “Dora”,  “Don  Fulgencio”,  dedicado  a Juan  Francisco  Rodríguez    destacado  locutor  hípico  y  “Pancho Pepe” , como homenaje a ese notable profesional de la locución deportiva   como   lo   fue   Francisco   José   Cróquer,   también   de Turmero.  Fue  autor  de  los  Himnos  de  la  Escuela  “José  Rafael Revenga”  y  otro  que  dedicó  a  Nuestra  Señora  de  Coromoto  de Maracay,  además  de    algunas  marchas  religiosas,  dentro  de  las cuales sólo conocemos “Piedad Señor” y “Adiós a María”. En  la  prisión,  no  desperdiciaba    tiempo;  allí  compuso  una marcha  a  la  que    dio  por  nombre  “Pedro  Arévalo”,  como  un homenaje  al  olvidado héroe turmereño, destacado patriota que se destacó durante los sucesos del 19 de Abril de 1.810. La  marcha  se  la  regaló  en  primera  instancia  al  Maestro Antonio  R.  Narváez,  Director  de  la  Banda  Marcial  de  Caracas, quien  la  estrenó  precisamente  un  19  de  Abril, y  a  su  carísimo amigo y Maestro Don Juan Vicente Mendoza, quien la interpretara en  la  misma  fecha,  siendo  Director  de  la  Banda  del  Estado Aragua. Compartió  Valeriano  Ramos  su  vida  con  su  consecuente  y virtuosa  esposa  Doña  Consuelo  Muñoz  de  Ramos.  Falleció  en Caracas el 6 de Abril de 1.957.


ÁNGEL BRICEÑO

Tomado de villaliteraria2010.

El músico Ángel Briceño nació en Villa de Cura, estado Aragua, el 5 de octubre de 1912. Hijo del músico y director de la Banda de San Juan de Los Morros, Guárico, Ruperto Briceño. La Escuela de Música de Villa de Cura y la orquesta de dicha institución llevan su epónimo. La Alcaldía del municipio Zamora lo nombró Hijo Ilustre de Villa de Cura.

Aprendió a ejecutar la flauta, el clarinete y el saxofón de manos de su padre. Posteriormente, se trasladó a Caracas para seguir su formación musical e ingresó en la Escuela de Música y Declamación de la Academia de Bellas Artes de Caracas, hoy Escuela de Música José Ángel Lamas, con el maestro Vicente Emilio Sojo. Cursó estudios de armonía, piano complementario y flauta. También realizó estudios de clarinete con el maestro Miguel A. Gallo.

Impartió clases de flauta, saxofón y clarinete en las escuelas José Ángel Lamas, Lino Gallardo, Juan Manuel Olivares, Prudencio Esaá y en el Conservatorio de Aragua. Como músico formó parte de las orquestas bailables la Billo’s Caracas Boys y la orquesta de Luis Alfonzo Larráin, el conjunto Vicente Flores y sus llaneros y la orquesta de planta Broadcasting Caracas.

En 1959 concursó por el puesto de flauta solista en la Orquesta Sinfónica Venezuela (OSV), donde permaneció hasta 1975.

Compuso aproximadamente 30 obras de música tradicional venezolana, entre las cuales destacan merengues, valses, golpes, pasodobles y joropos, entre ellos, el “Adiós”. Incursionó, además, en la creación de jingles, siendo el más recordado, el tema emblemático de la empresa Alfonzo Rivas y Compañía: “La Maizina Americana, gran producto nacional”.

El Ilustre músico y compositor villacurano Ángel Briceño falleció en San Juan de los Morros, Guárico, donde estuvo hospitalizado, el 19 de abril de 1976.

En el año 2014, La Orquesta Nacional de Flauta (ONF) realizó en Caracas el Primer Concurso Nacional de Flauta y Piccolo, con el apoyo de la Compañía Nacional de Música, en honor al Maestro Ángel Briceño y su legado musical.

Escuela de Música Ángel Briceño

La Escuela de Música Ángel Briceño es una institución adscrita a la Gobernación del Estado Aragua. Fue fundada en julio de 1981, bajo la gerencia de la profesora Victoria Fuentes de Arias, coordinada por la Secretaría de Cultura del estado Aragua. Su director, desde la creación de la escuela fue el Pbro. Salvador Rodrigo Lozano y actualmente la directora encargada es la Profesora Ana Bell Boullon.

Esta institución funciona en una casa que fue de la Familia Hernández Paradisi, ubicada en la calle Comercio este Nº 7 de Villa De Cura. Posteriormente adquirida por la Gobernación del estado en el año de 1994.

Redacción: Argenis Díaz

Los Briceño:

La familia  Briceño de Villa de Cura fueron todos músicos y descendientes de músicos famosos. Amador Briceño, Manuel Briceño, Ruperto Briceño y Ángel Briceño. Otilia Martínez Briceño, nieta de este último, fue compositora, violinista de concierto, profesora en la Escuela Superior de Música e integrante de la Orquesta Filarmónica del Estado Aragua.  Don Ángel Briceño fue el más importante y distinguido músico y compositor que tuvimos los villacuranos. Fue la  primera flauta  de la Orquesta Sinfónica de Venezuela en los años 60, se había unido antes, en los años cuarenta, como arreglista, clarinetista y saxofonista  de las orquestas  Billo´s Caracas Boys y Luis Alfonzo Larraín.  Era nativo  de este municipio, quizá de la parroquia Las Mercedes, de allí eran oriundos desde el primero  hasta el último de los Briceño. De La Villa jamás se separó aunque después hizo su asiento familiar en San Sebastián de los Reyes. Casi siempre  cuando venía de Caracas de paso  se paraba en su pueblo; fue  asiduo visitante de la casa de Don Leandro Nieves, donde se hospedaba, con quien lo unía una gran amistad y siempre compartieron juntos. El maestro Ángel Briceño fue muy amigo también de don Felipe Aular Bolívar, quien siempre le acompañó serenatas de media noche con el cuatro.

“Fue emocionante que el maestro Ángel Briceño nos interpretara en el piano en su casa en San Sebastián, al poeta Miguel Ramón Utrera, José Girlando y a mí, su joropo "Adiós”. La revelación le pertenece al  profesor e historiador Oldman Botello”.


VICENTE MENDOZA

El maestro Vicente Mendoza Un aragüeño ilustre que dedicó su vida a la música, escribe Lourdes Denis Santana en 2001.

Datos biográficos Vicente  Sabino  Mendoza  Payares  nació  en  la  población  de  El Consejo,  estado  Aragua,  el  27  de  octubre  de  1895.  Vivió  en  El Consejo hasta la edad de catorce o quince años aproximadamente, cuando la familia se mudó a Caracas (1910) y, años más tarde, tras la  muerte  del  General  Juan  Vicente  Gómez,  se  radicó en  Turmero. Sus padres fueron: José Inés Mendoza y Abelina Payares. Desde  joven,  Vicente  Mendoza  fue  sensible  a  la  interpretación musical y mostró dotes en este campo. “Estudió música con un tío, en una forma medio clandestina porque sus padres no querían que él  fuera  músico”,  narra  su  hijo  José  Manuel.  El  tío  José  Inés Mendoza tocaba clarinete y enseñó al joven Vicente a escondidas de los padres de éste. El chico aprendió y se destacó en el arte musical. Ejecutaba varios instrumentos; entre ellos saxofón, clarinete y violín, cuyo dominio le proporcionó los conocimientos básicos para la enseñanza de otros tipos de instrumentos. Se casó alrededor de 1926, en Maracay, con Amanda María Rodríguez Palma, oriunda de Turmero.  Para  entonces,  Vicente  tenía treinta años  y  ya  era músico de  la  Banda  Gómez.  El matrimonio tuvo cuatro hijos, dos hembras y dos varones, cuyos nombres fueron: Belén, Oscar Vicente, Carmen Amanda y José  Manuel. El maestro  Vicente  Mendoza  asistió  a  una  Escuela  Primaria ubicada en La Victoria. El  maestro  Vicente  Mendoza  fue  director  de  la  Banda  del  Estado  Aragua  durante años. Fundó Escuelas de música en La Victoria, El Consejo, Palo Negro, Santa Cruz, Magdaleno, Maracay y Turmero. Fue  músico  de  la  Banda  Gómez,  con  sede  en  Maracay,  y,  posteriormente,  músico  de  la Orquesta  Presidencial  del  General  Gómez,  en  Caracas,  entre  los  años  1926  a  1936.  Por  aquellos  años,  el  maestro  Mendoza  fundó en  Maracay  una  estudiantina  con  un  grupo  de  muchachas  de  aquella  época. Al  maestro  Mendoza  le  gustaba  participar  en  actos  sociales  de  diverso  tipo.  Pero  sentía especial preferencia por los actos religiosos. Usualmente, participaba en las procesiones de Semana  Santa  realizadas  en  Turmero,  destacándose  por  la  ejecución  del  violín.  Esta actividad la realizó hasta la avanzada edad de ochenta años. En 1971, siendo director de la Banda del estado Aragua, fundó en  Turmero  la Sociedad  Religiosa  Santa  Cecilia,  patrona universal de los músicos. En los primeros tiempos, durante los actos de la Sociedad usaban una pequeña imagen de la virgen que  solicitaban  en  calidad  de  préstamo.  Luego,  el  Sr.  Manuel Rodríguez, primo hermano de Amanda de Mendoza, donó una hermosa imagen traída desde España, la cual es propiedad de la  familia  y  era  utilizada  en  las  procesiones  que  se  realizaban anualmente en la Plaza Mariño y en misas que se celebran en la  Catedral  de  Turmero.  Asimismo,  la  venerada imagen  de Santa    Cecilia    ha    engalanado    algunos    actos    religiosos realizados en la Escuela de Música. La  actuación  musical  de  Vicente  Mendoza  fue  ampliamente difundida y reconocida en la zona central de Venezuela durante varias  décadas  del  siglo  veinte. Tuvo muy  buenas  relaciones con todos los músicos de la época, la mayoría de ellos hoy fallecidos. Su obra constituye un baluarte de la cultura popular de Aragua y de la nación en general. En   opinión   de   su   hijo   José   Manuel,   el   principal   legado   de   Vicente   Mendoza   está representado  por  la  fundación  de  las Escuelas  Populares  de  Música,  a  lo  largo  de  sesenta décadas del siglo veinte. Las reparaciones de instrumentos  las  pagaba  él  de  su  bolsillo.  Él  estaba  muy  pendiente  porque  como era  el  Director  de  la  Banda  en  Maracay,  cuando  venía  la  rotación  instrumental, cuando  venía  una  dotación  nueva,  él  escogía  lo  mejorcito  que  iba  a  desechar  el Ejecutivo. Él lo pedía, mayormente, para las Escuelas de Música. El Estado se lo cedía completamente y con bastante rapidez. Nunca cobró un centavo por dar las clases. En Turmero tuvo más de cien alumnos.(José Manuel Mendoza, entrevista personal, mayo 22, 2001) El  anterior  testimonio  permite  deducir  que  la  motivación  musical  de  Vicente  Mendoza  lo condujo a desarrollar una desinteresada y encomiable labor docente, digno ejemplo a seguir. Mendoza  tuvo  más  de  cien  alumnos.  Muchas  personas  que actualmente  ya  son  adultos,  e  incluso  ancianos,  fueron  sus  estudiantes.  Muchos  no persistieron  en  la  música,  pero  figuraron  como  buenos  profesionales  en  otras  disciplinas (derecho,   medicina).   Otros   discípulos   que   continuaron   su   formación   musical   se   han destacado en este medio artístico, por ejemplo, el turmereño José Francisco Liébano, quien forma parte de la Sinfónica de Aragua, y Pedro Blanco, ya fallecido, quien fue un músico muy competente, de Turmero. Su legado musical fue extenso. Aunque dedicó gran parte de su esfuerzo y de su tiempo a la música  sacra,  sus  composiciones  son  diversas:  marchas  fúnebres,  marchas  religiosas, música  popular,  valses,  pasodobles,  joropos.  Desafortunadamente,  buena  parte  del  archivo personal  del  maestro  Mendoza  se  dañó  por  los  efectos  del  tiempo  y  otra  se  dispersó  entre personas  conocidas  quienes  solicitaron,  en  calidad  de  préstamo,  documentos  que  nunca fueron devueltos. Sus hijos Belén, Oscar Vicente, Carmen Amanda y José Manuel heredaron las dotes musicales del padre.

Don Vicente Mendoza falleció el 16 de agosto de 1977.


GERMAN CORDERO

Tomado de villaliteraria2010

“Germán Cordero Padrón. Nacido en San Francisco de Cara el 6 de septiembre de 1926. Músico, educador musical y trompetista. Antes de cumplir un año de edad, queda huérfano de madre y sus tíos Durán Cordero lo llevan a Villa de Cura, donde estudia primaria en la escuela Federal Arístides Rojas con los maestros Víctor Ángel Hernández y Sady Rodríguez. Víctor Ángel Hernández lo inició en el mundo de la música, enseñándole, además de teoría y solfeo, a tocar la trompeta, instrumento que llegó a ser inseparable de su personalidad y a través del cual va a expresar su fuerzo vital y sus sentimientos de alegría, amor y tristeza”.

“Autodidacta siempre, adquirió una vasta cultura a través de sus lecturas. Buscó superarse como músico, yendo a La Victoria o hasta Caracas para recibir clases de Armonía con los profesores Nicolás Leal y Raimundo Pereira, en la escuela superior José Ángel Lamas”.

“A los 12 años aparece como primera trompeta de la Orquesta Juan de Landaeta (1938-1942), y en adelante recorrió muchas orquestas y bandas, tanto de música popular como académica: Orquesta Continental (1942), Banda de Conciertos 24 de Junio (Carabobo) hasta 1946; Banda Marcial del estado Aragua (1947-53)”.

“En 1955 entró como trompetista principal de la Banda Marcial del Estado Guárico, donde trabajó 40 años. En 1975 fue nombrado director de la Banda de Conciertos Nicolás Leal hasta diciembre de 1993. Ejerció la docencia musical en el liceo Alberto Smith y otras instituciones. En 1960 fundó la Escuela de Música Rafael Hernández León, la primera de este siglo, que por falta de apoyo oficial tuvo una vida efímera”.

“En 1986 se inició como profesor de trompeta en la Escuela de Música Ángel Briceño de Villa de Cura, donde organizó la banda de dicha escuela y fue su director hasta su fallecimiento. Compuso  numerosas piezas musicales: himnos, pasodobles, valses, boleros y danzones (como el danzón Paula Elisa), marchas militares y religiosas, marchas fúnebres, que aún se interpretan en Semana Santa villacurana: Adiós hermano mío y La Flagelación de Jesús, entre otras”.

“Durante su vida recibió innumerables reconocimientos, entre otros: Orden Don Ricardo Montilla (Guárico), Samán de Aragua, Ciudad de Villa de Cura, y el honor de ser Hijo Ilustre de San Francisco de Cara(1997)”.

“Falleció en Villa de Cura el 11 de noviembre de 1997.  El Pbro. Salvador Rodrigo dijo de su amigo: “Cordero era una simpática mezcla de Sancho Panza y Don Quijote… Fue de los maestros que disfrutan enseñando”.

Argenis Díaz/ 6 de septiembre de 2018.

El profesor Cordero Padrón fue también compositor, sintió predilección por la música popular, el valse, pasodoble y el merengue criollo. Destacó como director de bandas de concierto en Villa de Cura y San Juan de los Morros. En esta academia enseñaba a tocar todos los instrumentos necesarios para conformar una orquesta.

Dice el propio Cordero: “En 1942 fui trompetista con Simón Díaz en San Juan de los Morros, pero desapareció la orquesta y tuve que encargarme de su rehabilitación en 1962 cuando nace la Orquesta Siboney. Toda esta historia, rodeada de saltos y trompicones, es para decirles que la música ha sido mi pasión, un remanso. Ah, claro, es por eso que ingreso a trabajar como profesor en algunas escuelas como la Simón Rodríguez, Teresa Carreño, Leopoldo Tosta y Padre Jiménez, por allá por el año 1960. Y luego me conceden el honor de ser docente del Liceo Alberto Smith. Trabajé durante 27 años en la Penitenciaría General de Venezuela como profesor, y con el padre Salvador Rodrigo tengo 12 años laborando con los Niños Cantores de Villa de Cura. De manera que viendo un poco hacia atrás se puede seguir contando#.

Agregó de manera bromista: “Yo tengo un problema matemático que suma cinco: dos infartos y tres hemiplejías forman parte de mi currículum. Sin embargo, después de esos cinco percances, ingreso a la Banda del estado Guárico en 1955 como primera trompeta. Hasta 1975, cuando me encargué de la dirección. Logré elevarla a Banda de Concierto”.

El profesor Germán Cordero le ha tocado al santo Sepulcro en su procesión desde hace décadas.

-Finalmente refirió:  “ soy el creador de la letra y música del insigne y digno El cotejo mocho, invento maravilloso de nuestro amigo el poeta José Manuel Morgado.


CLARA MARCANO

Estudió en Liceo Agustín Codazzi de Maracay. Trabajó en EEMMAL - Escuela Experimental de Música Manuel Alberto López

Tomado de claramarcano.com:

“La pianista venezolana Clara Marcano estudió en Caracas con Cristina Vidal de Pereira. Después de graduarse, prosiguió sus estudios en Londres con la eminente pianista y profesora austriaca Edith Vogel en la prestigiosa Guildhall School of Music and Drama, donde obtuvo la Licenciatura en Interpretación de Piano (con medalla de distinción, 1978), luego el Certificado de Estudios Avanzados de Solista. (1979) y el codiciado Diploma de Recital de Concierto - Premier Prix (1981). Clara Marcano asistió a un curso impartido por el célebre clavecinista Gustav Leonhardt sobre la interpretación de las invenciones de JS Bach (Dartington, Inglaterra, 1979), así como masterclasses de Alfred Brendel y Geofrey Parsons (Londres, 1977-78). También tomó clases particulares en Nueva York con Konrad Wolff (1907-1989), el distinguido pianista, profesor y autor que fue discípulo directo del legendario pianista austriaco Artur Schnabel.

Clara Marcano ha actuado en numerosos países de América del Norte, Central y del Sur, así como en Europa, apareciendo en recitales en solitario, conciertos de música de cámara y con orquesta en diversos ciclos y festivales de música. Ha sido invitada como miembro del jurado de concursos de piano en Venezuela, Cuba e Inglaterra, incluido el Concurso de Piano Teresa Carreño realizado en el Royal College of Music de Londres. Su CD Venezuela ha sido muy aclamado por crítica, colegas y público, y es considerado como un referente musical. En 2014 y 2017 fue invitada a actuar en Dinamarca en el prestigioso Festival Internacional de Guitarra de Aarhus, recibiendo en ambas ocasiones una entusiasta ovación por su arte.

En Venezuela Marcano ha impartido regularmente clases magistrales y seminarios en diversas instituciones de Caracas como la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE), la Escuela Experimental de Música Manuel Alberto López y la Academia Waldstein. Además de sus actuaciones habituales, Clara Marcano ha presentado una conferencia-recital titulada El Merengue Caraqueño, un espectáculo multimedia que ilustra la evolución de uno de los géneros más representativos e influyentes de la música popular venezolana.

Clara Marcano es la fundadora y directora artística de Navidad en Familia , un conjunto vocal-instrumental que involucra a unos 35 miembros de su propia familia que abarcan cuatro generaciones cuyo objetivo ha sido preservar y promover los valores familiares y las tradiciones culturales venezolanas. El grupo lanzó tres grabaciones y durante 18 años ofreció actuaciones con entradas agotadas en toda Venezuela cada temporada navideña. Clara Marcano ha recibido el premio Orden Andrés Bello en reconocimiento a sus destacadas contribuciones a la vida cultural de Venezuela”.


MADRIGALISTAS DE ARAGUA

Madrigalistas de Aragua es una agrupación que nació en el año 1969, bajo la dirección del maestro Ugo Corsetti. Es una institución de gran calidad interpretativa, considerada escuela del movimiento coral del estado con seis producciones discográficas.

El 22 de Noviembre de 2021 arribará a su 52 Aniversario.

Después de Corsetti la dirige la Maestra Silvia Eisenstein (1973-1986), con la orientación vocal del Maestro José Castro, posteriormente dirige la Maestra Belén Ojeda (1988-1990) y a partir de Marzo de 2001 hasta los actuales momentos asume la dirección el Maestro aragüeño Sergio García Castillo. Esta institución de gran calidad interpretativa, considerada escuela del movimiento coral del estado, ha creado y desarrollo eventos regionales y nacionales como “La Caja de Música” y “Galas Corales”. Han realizado 6 producciones discográficas. Obtuvo el 1er Lugar en el XI Festival Internacional D’Canto 2008. Ha representado a la nación en Colombia, Brasil, Ecuador, Surinam, Curazao, Guyana, Trinidad, Francia, Rumania, Austria y México. En 1990 fueron declarados por la Asamblea Legislativa “Patrimonio Cultural del Estad o Aragua.


NEIFFE PEÑA

Tomado de micuatro.com

Nace en La Victoria, edo. Aragua, Venezuela, y se dedica a la composición y al canto a partir de la década de los ochenta. Participa en distintas agrupaciones musicales. Entre ellas cabe destacar su intervención como solista principal en el Colectivo de Canto Popular “Aedos”.

Como solista invitada trabaja en la Compañía Nacional de Teatro y hace una importante gira nacional con el Primer Actor de Venezuela Rafael Briceño, presentando el espectáculo “Andrés Eloy Blanco, el poeta del pueblo”. En el año 2000, lanza al mercado su primera producción musical Venezuela Cautiva, bajo el sello Record Opus Nigrum. En el año 2001, hace una gira por España, Francia e Inglaterra en la que presenta un espectáculo único, con toda la magia y el sabor del Caribe.

Dotada de una profunda voz de contralto, ha interpretado géneros populares de muy diferentes culturas, ya sean cantos griegos, hebreos, turcos, argentinos, cubanos o mexicanos, pero su música consentida es la venezolana, en la que se inspira para presentarse como compositora e intérprete. Según ella misma dice: “la música venezolana contiene todo el Caribe, parte de la cordillera andina, integra la selva amazónica y el alma de sus hombres y mujeres. Cuando canto esas hermosas canciones soy toda esta región yo misma”.

Mestiza, como su gente, su negritud se hace presente, especialmente en el color de su potente voz, con la cual dispensa sus dones y le canta a la vida, al color, al amor, a la muerte y a los conflictos del alma humana; es una artista con una rica gama de vetas creativas: compone, escribe, produce, es una juglar que se puede disfrutar en los mejores escenarios, en un café, en los teatros, en una calle, bajo la luna…tal vez.

Además de tener una trayectoria considerable a sus espaldas, Neiffe posee una voz que no deja indiferente a quien la escucha. Estimada en su país (y fuera de él) como una cantora americana, ha trabajado con grandes músicos de Venezuela, como Fredy Reyna, Eduardo Plaza (maestros del cuatro), Soledad Bravo, Morela Muñoz, Margot Pares Reina (importantes intérpretes de la música lírica y popular); y de la brillante generación de relevo cabe destacar a Aquiles Báez, con quien grabó su segunda producción en la Ciudad de México (Mi Ciudad, 2004). Su trabajo como compositora encuentra inspiración en músicos totales como Simón Díaz (compositor de los temas Caballo viejo o Luna menguante), Otilio Galíndez (Caramba, Pueblos tristes), Luis Laguna (Serenata) y Conny Méndez (Venezuela habla cantando, La negrita Marisol), a quienes les pisa las huellas con su poética urbana

Escuchamos su potente y hermosa voz con el tema “Tonada marina para Ana María” de su disco “Mi Ciudad”.


JESUS PAIVA ECHEGARAY

Nació el 30 de noviembre de 1940. Aficionado a la música por herencia de su padre. Tenía una habilidad natural para tocar los instrumentos. Dirigió la banda y la estudiantina del Liceo Agustín Codazzi en Maracay que se destacó más allá de Maracay ganando concursos, tanto que pasó de participante a invitado especial.  Paiva Echegaray fue excelente arreglista.

BIBLIOGRAFIA:

PORTALES : Universidad Nacional Experimental de las Artes, Wikipedia, Memorias Historicas Digitalizadas de Turmero, villaliteraria2010, Lourdes Denis Santana, claramarcano.com y micuatro.com, y otros más.

DERECHOS DE AUTOR

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