lunes, 18 de julio de 2022

DESDE LAS MONTAÑAS DE GÜIRIPA - PADRE LUCAS GUILLERMO CASTILLO HERNANDEZ - NESTOR GERMAN RODRIGUEZ

 


INDICE:

No.

Contenido

1

Presentación

2

PADRE LUCAS GUILLERMO CASTILLO HERNANDEZ: DESDE LAS MONTAÑAS DE GÜIRIPA

3

Himnos y Escuelas

4

Bibliografía

5

Derechos de Autor

1.   Presentación

Para Memorias de Aragua es un gran honor hablar de Lucas Guillermo Castillo Hernández, sacerdote católico nacido en Güiripa, caserío de San Casimiro, estado Aragua. Como suele pasar, muchos no conocemos la trayectoria ni la vida personal de estos ilustres personajes, ese es el objetivo de estas publicaciones de Memorias de Aragua.

Fue párroco de San Casimiro y primer obispo de la reestablecida Diócesis de Coro. Luego Arzobispo coadjutor de Caracas y Arzobispo titular de Rhizaeum en Turquia. Posteriormente  toma posesión como Arzobispo de Caracas, siendo el sacerdote de mayor jerarquía que hemos tenido nacido en Aragua. Fue sacerdote por 50 años y Obispo por 31 años.

Fue un religioso, humanista, teólogo,  dedicado a sus principios y trabajar por sus feligreses; hombre de temple recio y de una conducta a seguir, de una modestia ejemplar. Se considera el "Obispo de los hogares santos".

Actualmente existen instituciones que llevan su nombre  en honor  a su labor.

Para realizar este trabajo consulte libros relacionados e información de las redes sociales. Como he explicado en cada edición anterior, estos son libros breves e ilustrados, especialmente diseñados de manera digital para ser leídos en pocas páginas.

Espero le agrade.

NESTOR GERMAN RODRIGUEZ


2.   PADRE LUCAS GUILLERMO CASTILLO HERNANDEZ: DESDE LAS MONTAÑAS DE GÜIRIPA

Montañas de Güiripa
Lucas Guillermo Castillo Hernández nació en Cobolongo, una de las haciendas de café de los Castillo en Güiripia, San Casimiro del estado Aragua, el 10 de febrero de 1879 y falleció en Caracas el 9 de septiembre de 1955 a la edad de 77 años. Sus padres fueron Manuel Castillo y Ana Dolores Hernández, siendo segundo hijo, el primero fue su hermano inseparable Rosalio que apenas le llevaba un año. Fue bautizado en la Iglesia Parroquial de San Casimiro, sus padrinos fueron sus tíos Lucas Castillo y Merced Castillo. Desde niño los crió una persona considerada como de la familia, Margarita Rodríguez, Márgara para todos. Las primeras letras las aprendió en casa,  y luego bajo las enseñanzas del maestro Judas García en su pueblo natal. Posteriormente sus padres contrataron un profesor francés Monsier Lemonnier para estudiar el idioma y otras lecciones. Su padre lo llevó a Caracas y estudio en los colegios Fontes, Páez Pumar, Santa María del filántropo y educador Agustín Aveledo y el Colegio Salesiano de Sarría donde comenzó su noviciado y sus primeros estudios eclesiásticos.

La Primera Comunión la hizo en Caracas el 21 de junio de 1891 en la Iglesia Catedral.

El 31 de enero de 1896 sucedió un acontecimiento importante, fue bendecida en Güiripa por Monseñor Felipe Neri, quien se encontraba en visita pastoral, la Capilla en honor a María Auxiliadora construida por  Don Manuel Castillo, el padre de Lucas Guillermo. Ese día se bendijo pontificalmente la primera piedra para un oratorio o capilla gracias a las donaciones de familiares, amigos, de la misma feligresía y del trabajo voluntario de los pobladores.

Lucas Guillermo tenía 17 años cuando ingresa al Colegio San Francisco de Sales en La Pastora. Era un joven preparado, serio, sencillo, comunicativo, cariñoso, cumplidor  y piadoso. Sus allegados lo llamaban cariñosamente Luquita. Todo indicaba que recibiría el llamado de Dios. El 23 de abril de 1898 solicita ser aceptado en la Congregación Salesiana. En septiembre de ese año fue admitido al noviciado. En el primer año se ponen a prueba su aptitud y vocación. El 10 de julio de 1900 hizo los votos de pobreza, castidad y obediencia.

CAPILLA MARÍA AUXILIADORA 1900

Lucas Guillermo sufrió de una grave enfermedad pulmonar cuando era apenas un joven salesiano. Les avisan a sus familiares, recibe la extremaunción y le encomiendan el alma con su vela de la virgen de la Candelaria. Una vez dado de alta, lo alojaron en la casa de su tío Lucas donde fue asistido amorosamente. Su recuperación era lenta. Por recomendaciones fue trasladado a Los Teques junto a su hermano Rosalio y Márgara su aya. La fiebre continuaba, aunque mejoraba de los vómitos de sangre. Seguían religiosamente las indicaciones médicas.

Desahuciado por los médicos, Don Manuel, su padre,  en un acto heroico ofreció su vida por intercesión de María Auxiliadora y Dios acepto el sacrificio del padre y concedió la curación del hijo que se denominó el Milagro de Güiripa. Entonces en 1900 fallece su padre. Lucas Guillermo no pudo asistir a las exequias, su Padre fue enterrado en la Capilla que había construido en Güiripa.

Días después Lucas Guillermo aún débil regresa a Güiripa para su recuperación definitiva en medio del ambiente acogedor de las montañas donde reinaba la paz, la tranquilidad y el sosiego.

A las semanas intento reintegrarse a sus labores en Caracas; pero le recomendaron que no era prudente por los momentos.

Lucas Guillermo provenía de una familia religiosa, Josefina Hernández Castillo fue Carmelita Descalza en Francia y su primo Rosalio Castillo Rodríguez fue canónigo de la iglesia católica en la catedral de Caracas.

El 7 de enero de 1904 en la Capilla de Güiripa el obispo de Calabozo monseñor Sendrea le ordena como Subdiaconado.  La orden del Diaconado la recibe el 30 de octubre de 1904 en la Capilla del Seminario de manos del Arzobispo Juan Bautista Castro.

ORDENADO SACERDOTE

El 15 de enero de 1905 es ordenado sacerdote por monseñor Castro en la Iglesia de Las Mercedes en Caracas. Por su mente pasaron muchos recuerdos, de manera especial de su Padre.  De la familia estuvieron todos presentes,  comenzando por su madre Ana Dolores. Su primera Misa fue celebrada en la iglesia de Santa Rosalía en Caracas lugar donde sus padres contrajeron matrimonio.

Desde 1905 fue el primer capellán de la Capilla María Auxiliadora en su tierra natal de Güiripa, puso todo su empeño para atender pastoralmente a los feligreses del pequeño caserío, lo hizo con encomiable celo apostólico.

Abandonó sus estudios de teología en la Universidad Central de Venezuela para asumir la responsabilidad de  cura párroco de San Casimiro, esto fue el 20 de septiembre de 1908, allí sirve durante 15 años. Como dato curioso fue Concejal entre 1912 y 1915. En 1916 fundó la cofradía de María Auxiliadora.

MISA EN LA CALLE DE SAN CASIMIRO

Dedico mucho tiempo a la ampliación de la Iglesia de San Casimiro, construyó la Casa Parroquial donde vivía con su mamá y algunos familiares. Su gran preocupación era la evangelización y los sacramentos. Preparó junto con catequistas a muchos niños para la Primera Comunión. Escuchaba las confesiones y celebraba la eucaristía con mucho fervor. Estaba siempre disponible para visitar a los enfermos usando si era necesaria la mula como transporte. Promovía el amor al Corazón de Jesús. La semana santa era celebrada con gran devoción, se apoyaba en la Sociedad de las Hijas de María y otras asociaciones. Fundó también Las Hijas de la Inmaculada. Se formó una Banda Musical con su nombre.

Cuando hubo el brote de fiebre amarilla y la gripe española atendió con esmero a los enfermos.

Es muy notable la actividad de Párroco de San Casimiro en la santificación de hogares. Se entregó de lleno a su labor pastoral. Llevaba siempre una vida de oración. Todo a pesar su fragilidad humana como secuela de su enfermedad. Como subdiácono le fue asignado en una ocasión al recordado Jesús María Pellín, un servidor inseparable.

En 1914 el Obispo le concede la autorización para ingresar en la Congregación de “Los hijos de María Inmaculada” de Chavagnes de Francia. Cuando se disponía viajar a Francia y habiéndose despedido de los familiares, el Nuncio lo llamó y le dijo olvídese de su viaje y regrese tranquillo a su parroquia. El informe médico era favorable.

Posteriormente se produjo la creación de nuevas Diócesis entre las cuales estaba la Diócesis de Coro donde los gobernantes hicieron lo posible para su reinstalación. En principio se pensó que sería el Obispo de la Diócesis de Calabozo por estar San Casimiro adscrita a ella; no obstante se consideró que dado el ámbito geográfico y la salud del sacerdote no era recomendable. Así se presenta como candidato único a la Diócesis de Coro al Presbítero Lucas Guillermo Castillo Hernández reconociendo su sacerdocio ejemplar como pastor de almas. El 22 de junio de 1923 es nombrado  por el Papa Pio XI como primer obispo de Coro previa aprobación de Congreso de la República.

El Padre Castillo en misiva enviada al Nuncio Apostólico le  dice: “Agradezco altamente a S.E sus felicitaciones y al Padre Santo manifiesto mi profundo agradecimiento por haberme elevado a esta dignidad de la iglesia, como también preséntole mis sentimientos de obediencia y de piedad filial al Padre común de los fieles”.

La solemne consagración de los cuatro obispos nombrados se produjo el 21 de octubre en la catedral de Caracas. Antes de partir a Coro fue a la Capilla María Auxiliadora en Güiripa y ordenó de sacerdote a un Diácono y de Diácono a un Subdiácono. También estuvo en el Colegio San Francisco de Sales en Sarria.

DIÓCESIS DE CORO

Se despidió de la familia y llegó a su Grey Coreano a quien  le regresaban su categoría. Atrás quedaron las montañas verdes de Güiripa, le recibían los médanos, los cardones, los cujíes y las tunas, Con él fue el Padre Jesús María Pellín como secretario accidental, salieron en vapor desde La Guaira hasta La Vela de Coro. Le hicieron una calurosa bienvenida. Por las almas había venido a Coro, los templos coloniales le entusiasmaban al trabajo, dándose cuenta que debía buscar esas almas para hacerlas fieles seguidoras. Eso sí, contaba con el clero, aunque la situación de las parroquias eclesiásticas era difícil, algunos sacerdotes se habían ido. Además la situación financiera no era fácil. Debió hacer usos de sus recursos hasta que el gobierno reanudó sus aportes. Hace un llamado a intelectuales y hombres de ciencia, invita a los pobres, al pueblo que sufre, a los obreros y a los hombres del campo y de las serranías a colaborar.  Apoyado en su báculo les dijo: “Hijos muy amados, llegamos hasta vosotros sin bienes en la tierra que ofreceros, pero con un corazón que sinceramente os ama; y siempre que nos lo permita el gobierno de la Diócesis, iremos a visitaros en vuestras casas y en vuestros campos”. Se comprometió a visitarlos y les abrió la casa del obispado. Visitó los pueblos de la serranía a caballo y en mula.

OBISPO DE CORO

En noviembre de 1924 ordenaron los primeros dos sacerdotes de la diócesis que habían estudiado en Caracas.

En enero de 1925 viaja a Caracas para operarse de una infección en el oído, gracias a Dios exitosamente.

Durante su episcopado, llevó a Coro numerosas órdenes religiosas y fue uno de los principales organizadores del I Congreso Mariano Nacional en 1928, celebrado en Coro con la asistencia del nuncio monseñor Fernando Cento en representación del Papa.

Allí en Coro duró 16 años, fue sustituido por el recordado Monseñor Francisco José Iturriza. Lucas Guillermo Castillo Hernández siempre decía que se “Haga la voluntad de Dios”.

MUSEO DIOCESANO EN SU HONOR

El Museo Diocesano de Coro lleva su nombre, creado por Monseñor Iturriza, donde se exhiben piezas de arte religioso. La colección de piezas de arte religioso y decorativo colonial fueron rescatadas de las diferentes capillas e iglesias de la Diócesis.

La Asamblea Legislativa de Falcón lo hizo Hijo adoptivo de aquel pueblo, interpretando un sentimiento popular.

Lo llamaron el obispo de Los Médanos y el obispo de La Serranía.

Posteriormente, Monseñor Lucas Guillermo Castillo Hernández fue designado el 10 de noviembre de 1939 como Arzobispo titular de Rihizaeum y exaltado a la dignidad de Arzobispo Coadjutor de Caracas, con derecho a sucesión, tomó posesión de su nuevo cargo el 11 de febrero de 1940. Monseñor Castillo estaba ahora al pie del Ávila.

A la muerte de monseñor Felipe Rincón González, Castillo Hernández le sucedió el 13 de mayo de 1946 como arzobispo titular y primado de Venezuela, siendo el primer aragüeño en ejercerlo.

ARZOBISPO DE CARACAS

Realizó numerosas visitas pastorales asistiendo, en 1952, a la coronación de Nuestra Señora de Coromoto como patrona de Venezuela que fue aprobado por el Papa Pio XII. Acto realizado en la Iglesia de Guanare por el cardenal Manuel Arteaga Bethancourt de nacionalidad cubana en representación del Papa.

En 1953 Monseñor Lucas Guillermo Castillo, para entonces arzobispo de Caracas y primado de Venezuela, acomete la promesa de ampliar la capilla de Güiripa alargando la nave central unos cinco metros y construyendo una nueva fachada con su torre campanario y un reloj, dentro de otros aspectos. En 1955 la capilla fue elevada a la categoría de basílica.

Arzobispo Castillo o Padre Castillo como le gustaba le dijeran, esto a pesar de su alto rango y además  de poseer los títulos de Asistente al Solio Pontificio y Conde Romano. Fue un cura casamentero porque les incitaba al matrimonio, fue un sacerdote de buen corazón, en una ocasión, un hombre estaba muerto en la esquina de la Catedral de Caracas, y salió corriendo con el misal en la mano y los santos solios en la otra e imparte su bendición, aun siendo el Primado de Venezuela.

ATENDIENDO A UN FALLECIDO EN LA CALLE

La causa de la beatificación y canonización de José Gregorio Hernández la inició Lucas Guillermo Castillo en 1949.

Del libro Moldes para la Fragua de Rafael Caldera extraigo  lo siguiente:

“Fue en medio de la pobreza de su Diócesis Coreana, donde mejor sobresalió la figura de Monseñor Castillo… compartiendo con otros su asignación…para aliviar dolor a su clero y fieles…”.

“Hubo escaramuzas sangrientas en la lucha armada contra Gómez, y el manso apóstol no temía en afrontar los riesgos de la pasión sectaria.”  (Alojó a los perseguidos políticos en su casa diocesana).

En otra faceta de su vida ha dado muchas de sus mejores inquietudes al Seminario.

FOTO EN 1950

Lucas Guillermo sabe de sus responsabilidades en la capital donde está el poder público, ante ello no puede ser indiferente, debe enfrentar el autoritarismo y la arbitrariedad, hubo de desafiar a quienes ejecutaban abusos, incluyendo la libertad de acción de la iglesia.

Como hijo leal de la sede apostólica sintió la necesidad de impulsar la Acción Católica. Al respecto dijo: “La Iglesia siempre ha contado con la incondicional obediencia a los ejércitos organizados, los clérigos y los religiosas”…y a “la formación cristiana de sus socios para la vida civil y pública, de modo que puede cumplir con sus deberes políticos con conciencia católica”

“De las filas de Acción Católica saldrán los hombres nuevos, la nueva cristiandad, la nueva juventud, por quien suspira Venezuela”.

“Si la política toca el altar, la Acción Católica debe aprestar su armas combativas en defensa de la iglesia”. (Entiéndase por armas: La Palabra de Dios).

“Si esto se llama hacer política, sea en hora mala: la Acción Católica es política”.

Por eso su lema en el episcopado fue: “Defiéndenos en el combate”.

Ubiquémonos que todo ello sucede en el contexto de la dictadura de Juan Vicente Gómez y sirve para cualquier otra dictadura.

Para finalizar dijo: “Volved a Dios, pueblo y naciones; volved a Dios, mandatarios y súbditos, sino queréis sucumbir en el olvido y en la nada”

Vigentes sus palabras, la iglesia no puede estar supeditada al poder de los gobernantes, ni menos arrodillarse por favores recibidos del régimen, cuando es su deber anunciar la verdad y denunciar la violación de los derechos ciudadanos por encima de todo. No callar.

Después de su fallecimiento recibió muchas palabras de elogio: "Moría como había vivido - humilde, pobre y sencillo"; "Pasará a la historia como el obispo de la humildad"; "Padre de los pobres"; "    Su grandeza espiritual estaba en la bondad del corazón"; "Pasó sembrando el bien";"Que mucha gente empiece a encomendarse al Monseñor" y "Quizás el Seminario sentirá más, fueron algunas de las expresiones al momento de su partida.

Su cuerpo está sepultado en la Catedral de Caracas.

¡¡Viva el Obispo Lucas Guillermo Castillo Hernández!!

3.   HIMNOS Y ESCUELAS:

En reconocimiento algunas instituciones educativas llevan su nombre y le han dedicado su himno en honor a su obra sacerdotal, tal es el caso de la Escuela  Municipal “Monseñor Lucas Guillermo Castillo” del Municipio Baruta -  Estado Miranda. 

UNIDAD EDUCATIVA MUNICIPAL EN BARUTA

HIMNO A LA ESCUELA “MONSEÑOR LUCAS G. CASTILLO”

Autor: Otilia de Ochoa      Música: Ana Rondón

Coro:

Navegante del mar de la vida

entusiasta queremos cantar

Monseñor Lucas Guillermo Castillo

nuestra escuela ribera y fanal. 

CORO

Navegantes del mar de la vida

entusiasta queremos cantar

Monseñor Lucas Guillermo Castillo

nuestra escuela ribera y fanal. (Bis)

I

En la fuente vital de la historia

paradigmas eternos hallamos

de la patria que grande soñamos

bajo el signo solar de su gloria. (Bis)

II

Somos niños que ansiosos buscamos

en la escuela la luz del saber

y a través del estudio esperamos

la virtud y la ciencia entender. (Bis)

III

Venezuela nos quiere capaces

estudiamos con ansia y tesón

el futuro estará en nuestras manos

si ponemos empeño y ardor. (Bis)

IV

De Baruta el valiente caudillo

el ejemplo glorioso seguimos

y a otro nombre señero lo unimos

Monseñor Lucas Guillermo Castillo

que al unirse resumen y forman

una senda, una meta, un camino. (Bis) 

ESCUELA Y LICEO BOLIVARIANO

HIMNO DE LA ESCUELA LUCAS GUILLERMO CASTILLO EN SANTA ANA DE CORO (LICEO BOLIVARIANO)

Letra y arreglo Lic. Rocío Rincón

Música Prof. Carlos Barrero 

GLORIA A DIOS MONSEÑOR LUCAS CASTILLO 

¡Gloria a Dios, por Monseñor Castillo!

Hoy, mi escuela de júbilo está.

la alegría del niño renace

porque entra a su segundo hogar 

I.       Estrofa:

En San Casimiro del estado Aragua,

de buena familia, ferviente devoto.

El sabio nació, María Auxiliadora

Inspiró su vida, tendiendo su mano.

Enseña a otros a brindar amor. 

II.      Estrofa

En cualquier aldea o en algún caserio,

en un barrio pobre, a los más

humildes sabía ayudar buscando

los niños para bautizarlos, el Padre Castillo

a Dios ofrecía toda su bondad.

III.     Estrofa

Fue un gran sacerdote y luego Obispo.

Loable labor que el Papa encomendó con gran dignidad.

Tú fuiste el pastor de mi Venezuela con este mensaje.

Mi escuela tu nombre quiere resaltar. 

También observamos que el estado Trujillo, en Valera tenemos la Escuela Bolivariana Monseñor Lucas Guillermo Castillo.

En el Municipio Miranda del estado Falcón está el Complejo Educativo Monseñor Lucas Guillermo Castillo

En Caracas, en La Pastora tenemos el  Colegio Monseñor Castillo 

En Maracay está la Unidad Escolar Estadal Lucas Guillermo Castillo ubicada en San Ignacio.
Existe en Caracas, un parque deportivo en la urbanización Simón Rodríguez que lleva su nombre.

4.   Bibliografía

Castillo Lara, Rosalio. Monseñor Lucas Guillermo Castillo, un pastor según el corazón de Dios. Ediciones Paulinas. Caracas 2004.

Caldera Rafael, Moldes para la fragua. Editorial Dimensiones CA. Caracas 1973.

Páginas o portales webs: Wikipedia, Fundación Polar, Egly Colina blog, crónicas de un sancasimireño blog, elnacional.com, uee Lucas Guillermo Castillo blog y otras más.

5.   Derechos de Autor

Esta obra se reserva el derecho de autor prescrito en la página http://sapi.gob.ve/?page_id=116  Este derecho nace con el acto de creación y no por el registro de la obra. Es el derecho que posee el autor sobre sus creaciones sean estas obras literarias, musicales, teatrales, artísticas, científicas o audiovisuales. Se considera Autor a la persona natural (persona física) que crea alguna obra literaria, artística o científica.  Se agradece a todos los lectores ceñirse a esta disposición.   


jueves, 7 de julio de 2022

LUCAS GUILLERMO CASTILLO LARA - Centenario de su nacimiento - Recopilación y montaje NESTOR GERMAN RODRIGUEZ

 


No.

Contenido

1

Introducción

2

Centenario del nacimiento de Lucas Guillermo Castillo Lara

3

Derechos de Autor





1. Introducción:

Para Memorias de Aragua es un placer presentar esta recopilación sobre la trayectoria del Dr. Lucas Guillermo Castillo Lara, destacado historiador, escritor, funcionario público y ciudadano ejemplar.

A estos fines hemos escogido un relato sobre su historia de vida publicada en el Diario El Nacional con motivo del centenario de su nacimiento.

Debemos confesar que admiramos el trabajo de Lucas Guillermo Castillo Lara, no solo por la cantidad presentadas, sino por la profundidad de sus escritos, esto debido a la investigación realizada, a las horas de dedicación en bibliotecas, a las consultas realizadas en tantos textos.

Por otra parte es nuestro deber promover el conocimiento de personajes de Aragua que consideramos honorables y que han puesto en alto nuestro gentilicio.

 

NESTOR GERMAN RODRIGUEZ

 

2. Centenario del nacimiento de Lucas Guillermo Castillo Lara

www,elnacional

El 23 de junio de 2021 se conmemora el centenario del nacimiento del doctor Lucas Guillermo Castillo Lara, insigne historiador que dedicó especial atención a la historia regional y local de diversas regiones de Venezuela. Nació el 23 de junio de 1921 en San Casimiro, cerca de Güiripa, al sur del estado Aragua, una población próxima a los límites con el estado Miranda. Gran parte de su vida transcurrió en Miranda y en sus investigaciones abordó la historia mirandina con entusiasmo y devoción. Por todas esas vivencias y afectos se le puede considerar un escritor a la vez aragüeño y mirandino. Recordar su obra y su legado han de ser el mejor homenaje en este su año centenario.

Fueron sus padres Rosalio de los Reyes Castillo Hernández (Cobalongo, Güiripa, 6 de enero de 1878 – † Caracas, 16 de abril de 1949) y Guillermina Lara Peña (* San Sebastián de los Reyes, 18 de abril de 1894 – † Caracas, 29 de mayo de 1975). El doctor Castillo Lara vivió su infancia y adolescencia en Güiripa. Allí aprendió el amor por el pasado gracias a las costumbres y saberes locales, a las tradiciones e historias familiares.

Su madre, en la casa de Güiripa, le enseñó las primeras letras y luego se educó en el colegio San Francisco de Sales de Caracas, en el colegio Don Bosco de Valencia y, posteriormente, en el afamado Liceo San José de Los Teques, donde culminó su bachillerato en 1938. Luego ingresó a la Universidad Central de Venezuela para cursar estudios de Derecho. Allí obtuvo los títulos de abogado y de doctor en Ciencias Políticas y Sociales, con una tesis sobre el régimen de las sociedades mercantiles en Venezuela.

El doctor Castillo Lara dedicó gran parte de su carrera profesional a la actividad notarial y de registro. De hecho fue Inspector Nacional de Registros Públicos y Tribunales entre 1947 y 1952, Notario Público de Caracas entre 1952 y 1953 y Registrador Mercantil del Distrito Federal y Estado Miranda desde 1953 hasta su jubilación en 1972. Ese cuarto de siglo de actuación en registros y notarías constituyó su mayor escuela de historiador y le proporcionó una extraordinaria experiencia, un vasto conocimiento de los archivos y los procedimientos notariales que luego le serían de gran utilidad en sus investigaciones. A ello se sumarían su estilo literario y el vasto conocimiento de la geografía venezolana, que amaba de manera entrañable y que recorrió a lo largo de su vida, en parte tras los archivos y sus historias.

El doctor Castillo Lara casó con Lilliam Brandt Coupart (†), su novia desde los días tequenses. Tuvieron tres hijos Guillermina (Minucha) Castillo Brandt, casada con Luis José Joly; Rosalio Julio (Rolito) Castillo Brandt (†), casado con Ana Elena Marcano Mata y Lilliam Isabel Castillo Brandt (†), casada con Gonzalo Silva Prince (†). Sus nietos son Carlos Enrique, Alicia, Lilliam y Daniela Joly Castillo; Ana Isabel, Lucas Alejandro, Julio y Rafael Guillermo Castillo Marcano; María Virginia, María Elisa y Gonzalo Silva Castillo.

En 1942, a los 21 años, con su biografía sobre Fermín Toro ganó el premio Andrés Bello de la Academia Venezolana de la Lengua. Participó también en el concurso convocado por la misma institución en 1944 para honrar la memoria de Arístides Rojas, estudio biográfico que permanece inédito.

El doctor Castillo Lara se distinguió como uno de los precursores de la historia regional en Venezuela. Debe entenderse su trabajo como una verdadera reconstrucción de la historia local y regional y no como una mera enunciación de la importancia teórica o de los basamentos metodológicos sobre cómo abordar el devenir de regiones y pequeños pueblos o localidades; dicho de otra manera, la historia pequeña y de personas sencillas, a las que se aproxima con tanta rigurosidad el enfoque de la microhistoria. Castillo Lara historió dos grandes regiones: la región centro-norte y los Andes tachirenses.

De la región centro-norte hizo estudios sobre la zona norte, el alto Llano y los llanos centrales. Sobre el estado Miranda, destacan sus libros Una tierra llamada Guaicaipuro dedicada a Los Altos y el entonces distrito Guaicaipuro (Los Teques, Carrizal, San Pedro de Los Altos, San Antonio de Los Altos, San Diego de Los Altos, Paracotos y Tácata); la historia de Guarenas; sus libros fundamentales para la historia de Barlovento Apuntes para la historia colonial de Barlovento y La aventura fundacional de los isleños. Panaquire y Juan Francisco de León; además de un volumen dedicado a Curiepe y un trabajo sobre Ocumare del Tuy. Sobre Aragua escribió San Casimiro de Güiripa. Crónicas de la tierra y de la sangre, una aproximación a la historia de su pueblo natal; los magníficos tomos referidos a San Sebastián de Los Reyes; su gran obra Materiales para la historia provincial de Aragua, que presentó como trabajo de incorporación a la Academia Nacional de la Historia; su libro Maracay colonial; varios trabajos sobre La Victoria y Villa de Cura; sobre Camatagua, Carmen de Cura y Barbacoas de los Llanos y los dos tomos sobre los pueblos del norte de Aragua, en la costa, con el sugerente y poético título de Nortemar aragüeño. Las querencias de azul y oro, su obra postrera, sin olvidar un pequeño trabajo anterior dedicado a Choroní. Sobre el Llano escribió, entre otros libros y artículos, Villa de todos los Santos de Calabozo. El derecho de existir bajo el sol y la historia de Guardatinajas. Además están sus trabajos sobre obra del gobernador Ruiz Fernández de Fuenmayor y el general Antonio Valero de Bernabé.

La otra región a la que consagró amplios estudios fue el Táchira. Destacan sus libros La Grita, una ciudad que grita su silencio. Historia del Espíritu Santo de La Grita; Raíces pobladoras del Táchira: Táriba, Guásimos (Palmira), Capacho; Elementos historiales del San Cristóbal Colonial. El proceso formativo; San Cristóbal siglo XVII. Tiempo de aleudar y San Juan Bautista de Ureña y Santa Bárbara de la Mulata, así como los trabajos sobre la obra de José Amando Pérez y monseñor Manuel Jáuregui Moreno.

Otra vertiente importante de la obra del doctor Castillo Lara la constituye la historia eclesiástica. Destacan, entre otros trabajos, sus libros sobre Los mercedarios y la vida política y social de Caracas en los siglos XVII y XVIII; El centenario de la diócesis del Zulia a través del Archivo Secreto Vaticano en el que también aborda la historia de la diócesis de Calabozo; su trabajo sobre los cien años de la llegada de los salesianos a Venezuela y los estudios biográficos sobre su tío paterno monseñor Lucas Guillermo Castillo Hernández, primer obispo de Coro, décimo arzobispo de Caracas y primado de Venezuela, y monseñor Francisco José Iturriza Guillén, segundo obispo de Coro. Dejó asimismo dos monumentos para la historia eclesiástica de Venezuela, como son Personajes y sucesos venezolanos en el Archivo Secreto Vaticano (Siglo XX) en dos tomos y Apuntes para una historia documental de la Iglesia venezolana en el Archivo Secreto Venezolano (1900-1922, Castro y Gómez) en cuatro volúmenes.

Por si fuera poco, el doctor Castillo Lara también cultivó el género biográfico: Bolívar, pasión de libertad; José Laurencio Silva, viaje alrededor de una lealtad, “Francisco Michelena y Rojas. El peregrinar apasionado de un venezolano en el Siglo XIX”; Los olvidados héroes de Aragua; San Sebastián de los Reyes y sus Ilustres Próceres; La Monja Alférez. (La asombrosa historia de doña Catalina de Erauso, la monja alférez, y sus prodigiosas aventuras en Indias (1602-1624); “El General Ramón Guerra, un ilustre sancasimireño”; “Coronel Juan Félix Ovalles. Un ilustre prócer sanjuanero”; “Capitán Domingo López Matute: Aventuras de un llanero guariqueño de la independencia en las luchas civiles argentinas”; y las semblanzas de sus colegas académicos Héctor Parra Márquez y Cristóbal  L. Mendoza, además de su ya citado trabajo sobre el padre José Amando Pérez. Es de recordar también la historia del Panteón Nacional, con la que ganó un premio en el año 1976, y un trabajo sobre la Batalla de Carabobo, premiado con motivo del sesquicentenario de dicha batalla en 1971, además de varios estudios sobre Coro, Mérida, Maracaibo y Puerto Cabello.

Se desempeñó como miembro activo de la Sociedad Bolivariana de Venezuela, a cuya directiva perteneció, y presidió también la Asociación de Amigos del Arte Colonial. Fue individuo de número de la Academia Nacional de la Historia, en el sillón letra D, al cual se incorporó en junio de 1977 para suceder al Dr. José Carrillo Moreno. Además ejerció el cargo de cronista de su natal San Casimiro. Fue miembro del Consejo Supremo Electoral y vicepresidente del organismo, así como embajador de Venezuela ante la Santa Sede entre 1993 y 1995. Escribió varios libros de ensayos, como Los hombres y sus muros y Cuando los pasos afincaron su rumor y el poemario Del agua mínima. En muchos de sus libros hay un tratamiento lírico de la geografía y las costumbres que merecen una selección y ser publicados como poesía de los paisajes y las vivencias venezolanas.

Aficionado y conocedor de los archivos en los que se movía como pez en el agua, hizo investigaciones en el Archivo General de la Nación, en el Archivo Arquidiocesano de Caracas, en diversos archivos regionales y eclesiásticos de Venezuela; en el Archivo Nacional de Colombia, en Bogotá, y en el Archivo General de Indias, en Sevilla (España).

Entre los muchos méritos intelectuales del Dr. Castillo Lara debe destacarse su extraordinaria facilidad oratoria. Pronunció en diversas ocasiones y lugares del país discursos de orden, muchos de los cuales fueron las versiones iniciales de algunos de sus trabajos más representativos. Entre sus piezas oratorias no podemos olvidar el hermoso discurso pronunciado con motivo del bicentenario del Libertador en la Casa Natal de Bolívar el 24 de julio de 1983, titulado Cuando el sol se hizo niño, y el discurso de incorporación a la Academia Nacional de la Historia que acompañó su denso trabajo sobre la historia provincial de Aragua. Ese discurso contiene sus propias reflexiones sobre la importancia de la historia regional. Leídas esas palabras más de cuatro décadas después de haber sido pronunciadas en el paraninfo del Palacio de las Academias, aún iluminan el sentido trascendente de la historia regional, tanto desde el punto de vista epistemológico como del sentimental, que no debe olvidarse al hablarse de la historia considerada sencilla. Es más fácil amar lo que se conoce y, así mismo, resulta de vital importancia conocer los propios orígenes para evitar actitudes de desarraigo y alienación.

El Dr. Castillo Lara fue un hombre muy generoso y apegado a sus creencias cristianas. No más saber que alguien necesitaba un apoyo o cercanía, se manifestaba de inmediato. De hecho presidió durante largos años la Fundación Pedro Russo Ferrer, dedicada a fines benéficos y que lo ataba a sus querencias de Los Teques y el estado Miranda. En el plano intelectual no era menor su generosidad y amplitud. De su casa los visitantes salían con un libro, la fotocopia de un documento, una referencia bibliográfica o, al menos, una orientación heurística y metodológica. Como una nota pintoresca y hasta mágica, su casa en la avenida principal de La Castellana en Caracas se abría de par en par y de manera continua hacia los referentes familiares de Güiripa, San Casimiro y San Sebastián de los Reyes; Los Teques, Los Altos y Puerto Cabello, lar nativo de su esposa. Al visitarlo se recorrían esas calles del alto Llano y las montañas, las vistas porteñas, los remotos paisajes andinos, además de constituir obligada costumbre escuchar y comentar los textos que iba escribiendo.

Al doctor Castillo Lara se le considera como uno de los principales historiadores de la época colonial de Venezuela. Con frecuencia solía referirse a las dificultades que entraña la superación de los conocimientos de manual. Estos parecen arraigarse con tanta fuerza que impiden la divulgación y aceptación de los nuevos conocimientos derivados de investigaciones y análisis. Su obra es una invitación a profundizar la historia de Venezuela y la historia de pueblos olvidados que, vistos con la sola y anacrónica visión del presente, se correría el riesgo de considerar que carecen de pasado y que no son importantes ni valiosos. La tarde antes de morir aún corregía, con la ayuda de un aparato de oxígeno, las galeradas de su libro Nortemar aragüeño. A los 81 años, Lucas Guillermo Castillo Lara entregó su alma a Dios en la madrugada del 15 de diciembre de 2002, en momentos difíciles para el país que tanto había amado y cuya historia lo apasionó y ayudó a conocerla y divulgarla mejor.

Ojalá que el olvido, tan arraigado lamentablemente en la conciencia venezolana, no se extienda sobre la contribución historiográfica del doctor Lucas Guillermo Castillo Lara y que los próximos cien años sirvan para divulgar aún más su obra y valorar sus aportes.

3. Derechos de Autor

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