lunes, 27 de febrero de 2023

ANDRES PACHECO MIRANDA - POR JULIO BARROETA LARA

 


INDICE

1. EL AUTOR

2. ACLARATORIA

3. ANDRES PACHECO MIRANDA

4. ANECDOTAS


1. EL AUTOR

Julio Barroeta Lara, nació en San Sebastián de los Reyes, Estado Aragua, Venezuela. Licenciado en Letras, Licenciado en Comunicación Social y Doctor en Historia. Maestría en Literatura Latinoamericana. Jubilado de la UCV. Ha escrito varios libros y ha recibido importantes condecoraciones. Es miembro de la Academia Nacional de la Historia del Estado Miranda.

2. ACLARATORIA

Este trabajo fue publicado por la Fundación Fondo Editorial Simón Rodríguez y el Instituto Autónomo de Bibliotecas del Estado Miranda con motivo del 120 Aniversario del Estado Miranda en el año 2009. Como se trata de un reconocimiento a un hijo ilustre de Turmero, como lo fue ANDRES PACHECO MIRANDA, hemos querido publicarlo como una manera de enaltecer nuestros valores.

Andrés Pacheco Miranda se formó en Turmero como miembro de una familia reconocida, realizo acá sus estudios según nos refiere Francisco “Pancho” Rodríguez, cronista oficioso de Turmero, fue jefe civil de Santa Cruz, director de Política de Aragua, diputado y vice-presidente de la Asamblea Legislativa del mismo estado, en el año 1908. En Miranda fue canciller de la Corte Suprema del estado, secretario general, tesorero, secretario privado de Rufino Blanco Fombona; presidente del estado; diputado a la Asamblea Legislativa Mirandina. Entre 1939 y 1941, fue secretario privado del general Francisco Linares Alcántara (hijo), presidente de Aragua. Fue miembro de la Academia Nacional de la Historia por el estado Miranda, del Centro Mirandino de Historia y de la Sociedad Bolivariana. Ostentó la Orden Francisco de Miranda, en su segunda clase”.

A Andrés Pacheco Miranda lo llamaban sus amistades “Caribe”, no hay dudas que su gran amigo fue “Panchito” Alcántara Estévez, el hijo del Presidente Francisco Linares Alcántara, a quien unía sentimientos, admiración y lealtad. En una misiva le dice: “Su carta me ha dado un gran consuelo espiritual…y la correspondencia de Usted viene a confortarme moralmente”.

Por motivos de la vida, hizo gran parte de su carrera en el Estado Miranda, vivió 103 años de fructífera labor, se destacó como militar, intelectual, escritor y periodista. Trabajo en importantes medios de comunicación como La Esfera, El Universal y La Religión.

Con Andrés Pacheco Miranda nos unen lazos de familiaridad, era primo hermano de nuestra abuela Herminia Pacheco.

El día de la muerte de su prima, Don Andrés se hizo presente en el Cementerio de Turmero y dio el pésame a los familiares en la persona de su hijo Ángel Augusto Rodríguez.

Muere en Los Teques, el domingo 10 de abril de 1988, a la edad de 103 años.

NESTOR GERMAN RODRIGUEZ

 

3. ANDRES PACHECO MIRANDA


Antes de conocer a don Andrés frecuente la amistad de sus hijos Atilano, Alfredo, Eustorgio, Bernardo. Aragüeño  del Turmero de fines de siglo XIX, Don Andrés era coronel en firme, con todos sus despachos oficiales en regla y bautizado y confirmado con pólvora y plomo. Su esposa, tengo entendido, procedía de Guarenas o Guatire. Venía El de la Guerra Libertadora, donde muy joven estuvo en las huestes de Cipriano Castro, en La Victoria. –El General sabía pelear comentaba. En mis primeros pasos como periodista, era Don Andrés el Director de Política en la Gobernación de Miranda, fui invitado por él para un recorrido por El Tuy que concluiría en Petare.

Mis observaciones las publiqué en el periódico “Rubrica”, de Leoncio Materán. El carro en el cual fuimos y vinimos, un elegante descapotable que pertenecía a la Gobernación, bajó primero rumbo al Estado Aragua, por la vía de Guayas, pero luego Don Andrés le indicó al conductor López, hermano de Juan Isidoro López, que tomáramos la carretera vieja que por los lados de Puerta Morocha conduce al Tuy. A los pocos kilómetros Don Andrés señaló unas colinas que están a la izquierda y me dijo: “Allí tuvimos un encuentro con los contingentes de la Revolución Libertadora.

Fue hace cuarenta y tantos años. Nunca más había venido por aquí. Veo clarita toda la escena”. Y fue señalando los topos de donde salían los disparos y por donde se desplegaba la gente.

En otra ocasión me refirió que en esa misma guerra un joven soldado herido se acercó al General Castro: “¿De qué te quejas?”- le preguntó a éste y añadió: “Déjame ver”. El muchacho estaba doblado por el dolor. Había recibido el balazo en el lado izquierdo, por los lados del estómago.


Castro le abrió la camisa y le metió el dedo en la herida y le dio vueltas a tiempo de decirle: “Eso no es nada. Hay que ser macho. ¿De qué te quejas?”. El joven cayó hacia un lado, sin conocimiento, y hubo que recogerlo. Los caudillos tienen que lucir que tipo de impiedad para convencer de que son templados y así tener seguidores. Hay diferencias entre un caudillo y una monja.

Don Andrés siempre ligado a la política. Tal vez de allí, siendo la oratoria junto con el periodismo los dos grandes instrumentos de la política, que ambos él manejaba con soltura, le vendría su admiración por los grandes oradores que hemos tenido, pues en sus menciones aparecen desde Bolívar hasta Eloy G. González, para quien tiene expresiones rotundas como ésta: “Es que el hombre se transforma en la tribuna y toma estatura de gigante…” (Cita de Antonio Mieres en La Concepción historiográfica de Eloy González. UCV, Humanidades. 1974). Junto con otros viejos idealistas de su misma tendencia intentó, por los años en que murió el General Juan Vicente Gómez, resucitar el Gran Partido Liberal. Definitivamente se hizo partidario de López Contreras y así se mantuvo durante el régimen de Medina Angarita. En nombre de tales convicciones desafió con dignidad una estrecha situación económica, pues ni siquiera tenía casa propia y era responsable responsable de una larga familia. Si no estoy equivocado, en tiempos de López fue como representante al Senado de la República.

La concepción de don Andrés respecto a lo que ha de ser un gobierno es que “el gobierno manda o no es gobierno”. En 1943, al plantearse la disyuntiva entre el General Medina con el Partido Democrático Venezolano (PDV) y López Contreras y sus Cívicas Bolivarianas, desempolvo su pluma de veterano periodista. El periodismo fue su profesión de base. No titubeó y siguió sus convicciones: fue a la oposición definida en la línea de López Contreras. Del otro lado estaban los comunistas, en ese tiempo notoriamente delirantes hasta que los pulverizó la caída del Muro de Berlín.

En alguna ocasión, y esto me lo refirió un viejo nativo de Turmero, estuvo ligado a un golpe armado contra el gobierno de Juan Vicente Gómez. Al paso de la caravana de automóviles del dictador, la calle principal de la población, que era parte de la carretera que iba y venía de Maracay, sin otras alternativas, sería cerrada y los comprometidos, entre quienes estaba el joven Andrés Pacheco Miranda, entrarían en acción. Junto con otros compañeros apoyarían con fusiles la acción desde la torre de la iglesia. Desconozco detalles mayores. El señor Miguel Gordils, turmereño, luego comerciante en Los Teques hasta casi el final de sus días, en esos tiempos de Gómez fue recluido por motivos políticos en La Rotunda. Algo me refirió al respecto, pero no preciso bien algunos detalles.

Revisando una vieja colección del diario El Universal encontramos en la primera página del viernes 11 de mayo de 1928 el retrato de don Andrés encabezando un texto cuyo contenido es la noticia de su nuevo cargo: “Andrés Pacheco Miranda Redactor Administrador de La Religión”. Y seguido a este título una referencia breve a su labor profesional: “Muchos de estos trabajos han visto la luz pública en El Universal y nos han sido grato verlos reproducidos en importantes diarios del interior y del exterior”.

La fotografía, y esto da una idea de cómo estaba don Andrés vinculado con el gremio, trae la referencia del archivo del diario “La Esfera”. Igualmente, don Andrés había sido redactor en el “Nuevo Diario” y al respecto nos comentó que al publicar Ignacio Luis Arcaya, jovencito entonces y se ocupaba de deportes, una nota en la cual criticaba un proyecto en marcha para homenajear a un hijo de Gómez, añadía por propia cuenta que este señor no merecía tales distinciones. El periódico lo dirigía don Laureano Vallenilla Lanz. Al ser llamado Arcaya por el prefecto Sayago, e inquirido respecto a eso que se consideraba una insolencia, respondió: “Sí; ese señor es un inmoral” Y agregó algo respecto a mujeres y su vida pública ligada a lo que llamaban “mujeres de la vida”. Por supuesto que el impetuoso periodista, con todo y ser sobrino de Pedro Manuel Arcaya, uno de los pilares intelectuales del régimen, fue a dar a un calabozo.

Siempre me distinguió don Andrés, y es algo que tengo bien conservado, protegido de cualquier circunstancia, porque un afecto es auténtico cuando queda probado por situaciones adversas.

Siendo él Director de Política en el gobierno del ciudadano Julio Santiago Azpúrua, fui arrestado por mandato de este desaforado gobernante, quien me hizo comparecer a su despacho. Había publicado yo en “El Nacional”, diario del cual era corresponsal en Los Teques, la noticia de que propietarios de tierras en Barlovento estaban desalojando campesinos y quemándoles los ranchos.

También, que los niños de esas familias campesinas, por ello, estaban comiendo hasta ratones. La información me la había suministrado un tipo que se idéntico como topógrafo y según, había presenciado los hechos. Ello provocó la furia del gobernador Azpùrua y a no ser por intervención de don Andrés Pacheco y de mi viejo amigo y colega Luis Alberto Paul, quien sabe adónde habría ido yo a parar. En mi presencia el gobernador Azpúrua tomo el teléfono oficial y llamó a Pedro Estrada, ese terrible jefe policial del régimen. No sé qué le diría. En fin, que, por intervención de estos dos amigos, el asunto no pasó de un arresto en la jefatura de Los Teques.

Posteriormente a los acontecimientos del año 58, con todo y su avanzada edad, don Andrés concurrió a sus labores de redacción en el diario “La Religión”, al cual estaba entrañablemente unido, además, por la amistad con su director Monseñor Jesús María Pellín, noble ser humano. Un día lo topé por el centro de Caracas, tiempo después de haberse ido él a vivir en Caracas. Me preguntó casi al saludarme: “Julio: ¿todavía estas disgustado con Atilano? Le respondí en un tono áspero, y esa falta de cortesía hacia él aún me hace sentir molesto, más aún porque pienso, fue la última vez que hablé con él: “Sí don Andrés”.

Nota: Atilano era su hijo mayor con quien siempre tuvo una pelea continua.

Volviendo a don Andrés, confieso que no me agradó una entrevista que hace años publicó en El Nacional el colega de mi estimación Luis Buitriago Segura, titulado con préstamo de García Márquez, y, por supuesto, no luce nada original: “El coronel no tiene quien le escriba”. Don Andrés era coronel, con sus papeles en regla, desde tiempos de Castro, tal referimos.

“Don Andrés Pacheco Miranda es para mí una figura que llevo en la devoción de mis afectos.

4. ANECDOTAS

Aportadas por: Francisco “Pancho” Rodríguez

a) Don Andrés cuando era un joven enamorado tuvo un accidente violento. Fue en la esquina de la Factoría al noroeste de la plaza donde se libró un duelo por amor a una bella mujer turmereña con el lamentable desenlace. Uno de los rivales fue al Camposanto y el otro a la cárcel. Semanas después el pueblo de Turmero recibe la visita del Presidente Cipriano Castro, el jefe civil le pide a Andrés Pacheco Miranda que dé el discurso de bienvenida dada su elocuencia. Es tal de emocionado el discurso que el Presidente Castro ordena su libertad. Debido a la situación en el pueblo por los sucesos previos, Andrés Pacheco Miranda es exiliado de Turmero.

b) En una ocasión en las fiestas patronales de Turmero, una gitana le leyó las manos a Andrés Pacheco Miranda, le vaticinó que se iría del pueblo natal, se fue y no volvió. Le predijo que se iba a casar dos veces y así sucedió. Le pronosticó que sus hijos varones morirían antes que él, y así sucedió. Le dijo que viviría más de 100 años y murió a los 103 años.


c) En la batalla de La Victoria en 1902, estando Cipriano Castro, Presidente de Venezuela, junto a Francisco Linares Alcántara Estévez, Presidente del Estado Aragua y los edecanes, observó por binocular como un valiente soldado se enfrentaba a los insurrectos, preguntó quién era, le informaron que se llamaba Andrés Pacheco Miranda, y dio la orden de inmediato que lo ascendieran a Capitán, los edecanes le dijeron que no podrán porque era menor de edad, a lo que Castro respondió, bueno entonces también le aumentan la edad.

ANDRES PACHECO MIRANDA FUE EL ULTIMO OFICIAL DEL EJERCITO DE LA CAUSA LIBERAL RESTAURADORA EN MORIR.

 

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