viernes, 14 de abril de 2023

LOS MEREGOTOS - DE CARLOS BLANCO GALENO - Edición de Néstor Germán Rodríguez

 LOS MEREGOTOS

CARLOS BLANCO GALENO

Turmero, 16 de septiembre de 1950

Memorias históricas digitalizadas de Turmero No 223

Edición de Néstor Germán Rodríguez


PRESENTACION

Debido a la necesidad de conocimiento que debiéremos tener los habitantes de Turmero, hemos hecho el esfuerzo de extraer del libro Orígenes Instrumentales del Valle de Turmero de Carlos Blanco Galeno, lo relativo a los indios Meregotos y mostrárselo en este escrito.

Esperamos que su lectura sirva para conocer sobre estos aborígenes. Observen que dentro de los descendientes tenemos nombres de familias de nuestro pueblo.

Esperamos sea de su agrado.

NESTOR GERMAN RODRIGUEZ.

 

INDICE

LOS MEREGOTOS

1.   Los primeros conquistadores del litoral

2.   Los Meregotos: Guaracarima - Guacamacuare

3.   Idolatría de los Meregotos

4.   Idolillos Meregotos

5.   Amalivac-Tumusicabo-Vinay-Huayma

6.   Sometimiento de los Meregotos

7.   Descendientes Meregotos en Turmero 

LOS MEREGOTOS

1.   Los primeros conquistadores del litoral venezolano

Según los primeros cronistas de la conquista de Venezuela, en nuestras islas marítimas y en nuestro litoral halláronse unos grupos de indios esencialmente guerreros predominantes sobre el resto de la población, dedicados unos al ejercicio de las armas y la cacería y otros a la explotación del comercio permutando hachuelas de silex, tejidos e idolillos de arcilla cocida etc. por pieles, resinas, huevos y otros materiales de manufactura artesanado. Estos indios, ostentando el lema racial de "Ana calina rote, amucón paparoro itoto manto" (literalmente: pueblo calina libre, los demás esclavos) fueron los que constituyeron el nervio de la resistencia contra el invasor hispano y. aunque comprendidos bajo la denominación general, de orden lingüístico, de caribes (calina-caribe: independiente), recibieron sin embargo calificaciones taxativamente de  orden topográfico y, así tenemos que los Cumanagotos, Pariagotos y Meregotos etc. son subagrupaciones caribes con respecto al lugar que habitaban dichos pueblos; Cumanagotos: pueblos de Cumaná; Pariagotos: pueblos de Paria y Meregotos: extranjeros (M-ere-goto: literalmente: nositio-multitud).

Según parece cuando los descubridores de Nuevo Mundo arribaron a las islas y costas venezolanas, hacía poco más o menos unos, cien años que los Caribes, procedentes del sur, ocupaban el país y, como venían sin familia apropiábanse las mujeres nativas dondequiera que establecían su domicilio. De la unión constante entre Caribes y mujeres indígenas resultaron esas tribus guerreras venezolanas que tanto se distinguieron en la lucha contra las depredaciones del invasor y es por ello que, al menos tratándose de los pueblos del litoral y de los del interior inmediatos a la serranía de la Costa, no puede hablarse con propiedad de pueblos autóctonos.

2.   Los Meregotos Guaracarima- Guaicamacuare

Sabido es que las tribus Meregotos" ocupaban, para el tiempo de la conquista, las riberas del río Aragua (del caribe: are, sitio y, gua, de ogun: lo mío; are-gua: mi sitio, mi país], siendo más numerosas en el Valle de Turmero por la mayor amplitud del territorio; algunas tribus pacíficas fijaron su residencia en las alturas de la montaña huyendo seguramente de la hegemonía caribe y allí encuéntranse aún rastros de sus viviendas tales como pilones, piedras de moler e inscripciones litográficas. Los Meregotos enseñoreáronse de todo el Valle.

La denominación de Meregoto, de estructura caribe, da a entender, como se deja esbozado que, no eran autóctonos del Valle de Turmero y que su establecimiento aquí datara, quizás, de época reciente, De conformidad con los datos aportados por los documentos originales del Valle de Turmero, esta tribu constaba, para el año de 1.593, de unos 550 ó 600 hombres de macana, esto es, guerreros, con sus mujeres, hijos y demás familiares; más, acostumbrados a

llevar una vida de aventuras y guazábaras, (peleas, combates] aun cuando tuvieron la suerte de tener como encomendero al Capitán Dn. Lorenzo Martínez de Villegas quien, en todo momento mostróse noble defensor y protector de sus encomendados, no pudieron resistir el cambio de vida y, su odio al conquistador, la repulsión a las obligaciones impuestas por el sometimiento a la Corona de España, a las nuevas costumbres que los solicitaban y la impotencia en que quedaron, bien pronto hizo perecer a muchos, ora de abatimiento y tristeza, ora de miseria o en el destierro; y tanto fue ello así, que para mediados del siglo XVII sólo contábanse unas doscientas o más de familias Meregotos en el Valle. "El último jefe de la tribu de los Meregotos fue el cacique Guaracarima quien parece haber sido uno de los 23 guaicas alevosamente sacrificados el año de 1569 por el Capitán Don Diego de Lozada, cuando aquéllos acudieron a Caracas para prestarle reconocimiento y obediencia al Conquistador. Tan terrible acontecimiento, después del asesinato de Guaycaipuro por Francisco Infante el año de 1.568, acabó de relajar la moral de resistencia de las tribus del centro, doblegándose y sometiéndose al fin, a discreción de las imposiciones del invasor hispano.

Remontando el sistema de serranía de Guayabita y, tramontando el montañoso de la Costa hacia el norte, desciéndese al fértil valle de Chuao, a orillas del Mar Caribe, donde tenía establecido su hogar el cacique Guaimacuare. Este aborigen distinguióse no solo por su pericia guerrera sino por su prudencia y sabiduría; parece que practicaba la medicina más, por sus “elevadas dotes de pensador” le fue dado conocer y vaticinar el porvenir, lo que le dio fama de adivino, a él acudían consultivamente todos los caciques tanto de la Costa como del centro de lo que ha venido a ser Venezuela para hoy, de manera que, su nombre era conocido en todo el litoral y en todos estos valles. Francisco Fajardo le consultó muchas veces haciendo largas travesías para ello, tocándole suerte adversa cuando desoyó sus consejos. Cultivaba el principio, de que las dificultades entre los hombres se resolvían mejor por la vía diplomática que por la flecha y la macana por lo que se le tuvo como miedoso, sin embargo, hallándose al frente de las tribus de Caraballeda, entre Caracas y Caraballeda, cuando pretendió el Capitán Cristóbal Cobos destruirlas atacándola por flancos opuestos, dirigió la empresa militar en forma tal que Gaspar Pinto, comandante de las fuerzas de Caraballeda, fue muerto, fuera de combate muchos españoles, y acobardados los restantes, hubieron de retirarse de prisa, cada manga por su lado, a sus cuarteles, abandonando toda idea de combatir contra las tribus. (Barak - Cap. Cábele, pues, a Chuao, hoy del Municipio Turmero, la gloria de haber sido el hogar de aquél eminente guaica.

3.   Idolatría de los Meregotos

Puede afirmarse sin temor de errar que las elevadas enseñanzas del Cristo jamás pudieron ser captadas por los Meregotos del siglo XVI; influía en ellos el profundo arraigo a sus tradiciones sociales y religiosas; el cambio de los principios políticos y morales que se les imponía y la enorme diferencia de imágenes trasmitidas por un idioma de giros tan elevados como el castellano, para su rudimentario concepto del mundo; las nuevas enseñanzas religiosas trasplantadas por el conquistador ibero al corazón de la América, sólo pudieron echar raíces en el pueblo Meregoto a través de las nuevas generaciones como fruto de la constancia de los Padres Franciscanos que se establecieron aquí para el año de 1.630 traídos por el Encomendero del Valle de Turmero y encabezados, según parece por Fray Domingo Arraide, esto es: 40 años después del establecimiento del poblado de indios en lo que luego se llamó la Villa de Nuestra Señora de Candelaria de Turmero. Para aquellos tiempos la tarea del Doctrinero constituía necesariamente un apostolado que requería, además de las virtudes católicas, el dominio del idioma y dialectos empleados por los naturales del país y ello justifica el curso de los mencionados 40 años al cabo de los cuáles fue que pudo iniciarse la enseñanza cristiana en esta población.

Las costumbres, tradiciones y prácticas gentiles de nuestros

antepasados indígenas no están totalmente olvidadas en la parte básica de la población, principalmente entre los campesinos los cuáles conservan aún tradiciones idólatras referentes a espíritus campestres y prácticas necrólatras tales como conservarle al difunto, durante los velorios post-mortem, un vaso de agua para que éste beba antes de despedirse definitivamente de la familia.

4.   Idolillos Meregotos

En las excavaciones practicadas para las cloacas de esta población correspondientes a la calle Ricaurte situada en lo que fue la margen primitiva del río Turmero de 1.500 ó 1.600 y, a una profundidad casi de dos metros, halláronse idolillo s de barro cocido representativos de las divinidades del Bien y del Mal. El idolillo del Bien, conjunto de figuras geométricas animadas de rasgos antropomór ficos, parece representar el sol de los peruanos; es un rostro enmarcado en un triángulo sensiblemente equilátero con el vértice hacia abajo, los ojos rasgados formando un ángulo recto cuyo vértice a su vez lo forma la punta de la nariz, carece de boca animal, diremos, esto es, boca para la masticación e ingersión de alimentos, pero si tiene una boca en la parte superior de la frente, boca de labios solamente; tal rostro reposa sobre las dos manos en actitud  meditativa y de sus contornos emergen diez y seis

radiaciones. El idolillo del mal está representado igualmente por un rostro largo, con la base alargada en forma de una trompa o cuerno a cuyos lados aparecen adosadas las manos, no tiene radiaciones, aunque también tiene unos labios en la frente y los ojos en vez de ser rasgados son redondos.

SOL DEL PERU

5.   AmalivacTumusicabo - Vinay Huayna

La boca animal que lleva el hombre en el rostro contiene el mecanismo dé la masticación, ingersión de alimentos y, por esas adaptaciones de las cuales hace tanto uso la naturaleza, la articulación dé la palabra; la boca del intelecto, si el hombre no fuera vegetativo, la naturaleza la hubiera situado en la frente, sede de los órganos del pensamiento; la actitud más significativa de un rostro en meditación es cuando reposa sobre las dos manos y, un rostro radiante es la más plena representación del intelecto en toda su actividad. El idolillo hallado en las excavaciones de la calle Ricaurte, el cual ofrece las anteriores características iconográficas, no puede ser un monstruo, sus rasgos antropomorfos no pueden estar destinados a representar cosas absurdas de la mente primitiva de los que hemos considerado como simples, bárbaros o salvajes y , tal rostro aunque de manufactura tosca, constituye inequívocamente la representación iconográfica de la Inteligencia Suprema que rige los destinos del mundo; es el mismo Amalivac de las tribus caribes de las fronteras sur de Venezuela, el Tumusicabo de los caribes del oriente y el Vinay -Huayna de los Incas.

Y el culto de esta deidad sur-americana de barro cocido, representativa, sin embargo, por misterios de lo que se ha denominado Revelación Natural, del Logos Eterno, fue derrocada en el Valle de Turmero, el día viernes 22 de abril del año de 1.650, cuando se dijo la primera misa en esta población instituyéndose la Parroquia de N. S. de Candelaria

6.   Sometimiento de los Meregotos

Dos acontecimientos terribles aniquilaron por completo el espíritu patriótico de los naturales de esta región para mediados del siglo XV; el primero consumóse el año de 1.568 la noche en que Francisco Infante, comisionado de Dn. Diego de Lozada, asesinó al insigne Guaicaipuro y a su séquito de veintidós amigos con lo cual quedó desarticulado el eje que movilizaba la defensa del país; el segundo lo constituyó el acto terrorista del tormento y muerte a que fueron sometidos, para el año de 1.569, los 23 guaicas (guatea: jefe-casique) inauditamente juzgados por el delito de defender su suelo patrio.

La población de los Meregotos, horrorizada y en completa acefalia militar, adopta resignada la más pasiva actitud, refugiándose muchos en las alturas dé la montaña o en la oscuridad de las selvas y quedándose la generalidad en la quietud de sus bohíos.

Transcurren 20 años más y Dn. Diego de Osorio, general de las galeras guardacostas de la isla de Santo Domingo es nombrado Gobernador y Capitán General de la provincia de Caracas (año de 1.587) en reemplazo de Dn. Luis de Rojas quién lo era desde 1.583; el Capitán Garci-González de Silva recibe la encomienda de Cagua la Vieja y Montañas de Maracas y, para 1.593 establécense el Capitán D. Lorenzo Martínez de Villegas en el Valle de Turmero y en los terrenos de Tocupio (hoy Tocupido), su hermano Dn. Juan Martínez de Villegas; finalmente, los naturales del mencionado Valle de Turmero, ya desaparecido Guaracarima, en número de 550 a 600 indios de macana (guerreros) con sus mujeres, hijos y demás familiares, somátense para dicho año de 1.590 a la encomienda, a su vez, del Capitán Dn. Lorenzo Martínez de Villegas y aceptan que se les reparta las tierras de una banda y otra del río de Aragua por ellos ocupadas quedando con esto definitivamente pacificada esta porción del territorio aragüeño.

7.   Descendientes Meregotos en Turmero

Para principios del siglo XVII los naturales del Valle de Turmero hallábanse representados por los apellidos siguientes: Los Criollos, los Carapaica, los Guaicara, los Avile, los Guárate, los Teaca, los Esqueda, los Bellorin, los Parra, los Epidea (o Espidea), los Martinez, los Peña, los Sarco y los Recaco. Luis Criollo, indio del partido de Dn. Ignacio Martínez

Parica, nacido Meregoto a mediados del siglo XVII fué hombre de reputación y alta estima no solo entre los de su raza sino entre los principales de la Villa de Turmero; prestó importantes testimoniales en los deslindes territoriales de las propiedades de Dn. Francisco de Solórzano, Márquez de Mijares denominadas  Guaca o Güere y en el mismo juicio ejerció la función de intérprete caribe-español en las declaraciones rendidas por la India Teresa Aviles, casada con el Indio Domingo Aviles por orden del Encomendero Martínez de Villegas poco más o menos el año 1 600, nacida entre los naturales de Ocumare del Tuy, para el año de 1.585 y cuya declaración por su importancia jurídica respecto el tan discutido lindero oriental de Turmero, contiene la siguiente exposición: "...desde la punta de Capino que está más adelante de Jurica que hoy llaman Purica, de allí cortaron derecho metiendo la cabulla por el Calvario de Cagua que era el camino real del ganado para Caracas y de allí a Guarizo, a Máspano, a Petuquia petary, de allí a una isla llamada Tucupún que está en la laguna de Tacarigua y de allí les dieron posesión en otra y la llamada Porduyepo, todo ello, por supuesto, refiriéndose al acto de la toma de posesión del territorio del Valle de Turmero conforme Acta del 16 de diciembre de 1.593 autorizada por Dn. Guillermo de Loreto, regidor de la ciudad de Santiago de León, constituido en dicho Valle y, el Capitán Dn, Lorenzo Martínez de Villegas, el Encomendero.

Es bastante digno de mención la actitud del Indio Gerónimo Aviles Gobernador de Turmero, cara el año de 1.719, enfrentándose a los despojos que para la fecha se estaban consumando contra los naturales del Valle de Turmero tentó por elementos españoles como por los Indios de Maraca y Cagua la Vieja; para esa fecha el Cabildo, justicia y regimiento de Turmero hallábase formado así: Gobernador: Gerónimo Aviles; Alcaldes Ordinar ios: Juan José Esqueda, Juan Caberón y Juan Francisco Landaeta;  Regidores: Juan Retaco, Juan Hilar io, Valer io Puín, Juan Cabajal, Juan Pascual de la To ma, Simón Luis Narcise, Bartolo mé Alo nzo Criollo y Dameán del Pozo, Procurador: Juan Vela.

Para esta fecha era a la sazón, Dn. Juan Bautista de Urra

Insusaga, residente en el pueblo de Turmero. Teniente de Capitán General Justicia Mayor y Corregidor de los Valles de Aragua.

La situación creada según lo descrito por los documentos de la fecha, llegó a ser bastante violenta, siendo los naturales víctimas de actos depredatorios al destruírseles su cercas, arrebatárseles sus siembras, corrérseles de sus casas y dando con todo ello ocasión a una multitud de lances personales entre despojados y despojadores, toda lo cual fue, sin embargo, debidamente contenido por la actitud tanto firme como serena del Gobernador Aviles y del Cabildo que lo secundaba, acudiendo por ante los Tribunales en demanda de una cumplida justicia la cual llevóse a efecto mediante el legal reconocimiento y confirmación de los derechos territoriales de la Encomienda del Valle de Turmero.

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