domingo, 9 de agosto de 2015

LA CASA DE DIOS - SAN BENEDICTO ABAD - POR NESTOR GERMAN RODRIGUEZ


LA CASA DE DIOS- SAN BENEDICTO ABAD- PATRONO DE LOS EXORCISTAS

Dedicatoria

Hace unos tres años cuando comencé a investigar sobre los distintos patronos y protectores, me llamó la atención la de San Benedicto (Benito) Abad, por aquello del rito del exorcismo, que siempre despertaba nuestra curiosidad, e impactó en nosotros, cuando vimos aquella película de El Exorcista. Luego con el inicio del Papado de Benedicto XVI, nos llamaba la atención la escogencia de ese nombre.
A medida que íbamos leyendo e investigando nos entusiasmo la vida de aquel monje dedicado a la fundación de monasterios y que luego se convierte en la Orden Benedictina que se ha establecido en distintos lugares del mundo.
Mis experiencias personales me indican que el poder de protección es supremo, y por eso he considerado que la Cruz–Medalla de San Benito sea usada por los creyentes.


Este ensayo titulado “LA CASA DE DIOS”, escrito en lenguaje llano y fluido, está dedicado a los fieles católicos, para que en forma amena y sencilla, conozcan este personaje religioso que ha trascendido la paz, la espiritualidad y el silencio de las Abadías hasta convertirse en preferido de los creyentes.

TURMERO, 3 DE JULIO DE 2011


CONTENIDO:

  1. MonteCassino        
  2. El Abad                      
  3. La Santa Regla      
  4. El Exorcismo          

Depósito Legal
Derechos Reservados al  Autor


MonteCassino 


Augusto DelPiero, dada la vocación religiosa de su hijo de catorce años, decidió llevarlo a recibir educación y preparación para la vida monástica. Atrás quedaban los años de existencia hogareña de Giuliano junto a su Madre Edisa y su hermano Ángelo. Mientras avanzaban  por uno de los tantos caminos que comunicaban a Roma, desde el sur, por su mente pasaron los años vividos en  aquella vecindad de Fidenes, donde había pasado toda su infancia. Por aquellos años del 533 DC se comentaba mucho la leyenda de un monje ermitaño que había fundado varios monasterios, se trataba de Benedicto de Nursia, quien era admirado por su vida de oración, disciplina y trabajo, pero más por su entrega a la religión católica. Benedicto nació y creció en el antiguo pueblo norteño de Sabino en Nursia, en la Umbría en el año 480A su edad Giuliano solo pensaba que quería ser útil en la vida, que quería servir al prójimo y a Dios. Sus Padres observaron la inclinación religiosa, de pequeño asistía voluntariamente a la Capilla del poblado para escuchar la palabra del Señor, cuando los visitaba el representante de la iglesia de manera esporádica. Su libro de cabecera era la Santa Biblia. Tenía aturdido a sus Padres y al propio sacerdote con la cantidad de preguntas y comentarios sobre la vida de Jesucristo, de la Iglesia y hasta de los Santos.


Habían salido antes que el sol, en el carruaje que los transportaba por la Vía Apia hasta tomar  camino de paso asentado, esto denotaba el adelanto de la época Romana. En esos 130 kilómetros desde Roma llevaban los elementos para pernotar como lo hicieron la anterior noche en el albergue Samaritano a mitad del camino. Al amanecer ya sabían que la distancia era poca, pudieron apreciar las bellas colinas que  se divisaban  en la lejanía. Llevaba Giuliano un equipaje de tres mudas y contados objetos de uso personal. Al mediodía llegaron al destino, a  quienes conseguían  en  la vía le preguntaban donde quedaba el Monasterio de Monte Cassino, y poco a poco fueron acercándose.  Giuliano respiró profundo cuando llegó a la Abadía,  pudo leer en el portón una inscripción que decía: “Benvenuti nella Casa di Dio” (Bienvenido a la Casa de Dios). Su Padre se bajó e identificó con  el portero del monasterio que era un anciano, subieron caminando hacia aquella casona construida con las manos sacrificadas de sus propios residentes. Ya desde la parte baja de la colina se irradiaba el silencio religioso, la suave brisa de la entrada de la primavera para finales de febrero, los obligaba a mantenerse abrigados. El Padre, hombre de pocas palabras que hablaba con la mirada, era como el guía de aquel viaje deseado hacia la meca de la espiritualidad. A medida que caminaban por el estrecho camino se podían visualizar los bosques laterales  y  la extensión territorial para la siembra y el cultivo. Aquella construcción alejada de los poblados fue escogida como sitio de aislamiento, con tendencia hacia la soledad en busca del recogimiento espiritual. La respiración se exaltaba por el cansancio de la pendiente, y la emoción que sentía al ingresar en aquella mansión de paz. 
Las aldabas del portón de madera los anunciaron y fueron recibidos por el monje Pietro quien ya conocía de la llegada advertida por el Padre Vinicio de Fidenes, quien se encargo de todos los trámites para el ingreso. Después del recibimiento y del descanso reglamentario, y que el Padre conociera las instalaciones principales del Monasterio, llegó el momento de la triste despedida, nunca olvidaran aquel fuerte abrazo y las lagrimas que brotaron de los ojos de Giuliano. El Padre, Padre al fin, se contuvo y lo miraba a los ojos humedecidos, tomando su cara entre sus manos, estampó un beso en la frente y lo cobijo contra su pecho. Giuliano lo vio de espalda alejándose vereda abajo, respiró profundamente antes de reingresar con el Monje Pietro quien lo condujo hasta la capilla en honor a Juan El Bautista para encomendarse a Dios, antes le dijo lo siguiente:  -“Los seguidores de Benedicto hacen tres promesas al ingresar al Monasterio: Abandonar todas sus posesiones personales (voto de pobreza), no mantener relaciones sexuales (voto de castidad), y seguir las reglas de la vida monástica obedeciendo al abad (voto de obediencia).” 



Luego  lo llevo a la hospedería compartida donde se instaló en una cama de madera que sería su lugar de sueños durante los próximos días y años, si así lo dispusiera el Creador. 
Aquel primer día era de oración y reconocimiento de las instalaciones del Monasterio, le ofrecieron la vestimenta propia de los monjes, formado por una túnica  de lana sin teñir, un cinturón y un escapulario,  cubiertas ambas piezas por una capa  con  capucha. Además medias y zapatos. El monje Pietro le advirtió que entraba en una fase de inducción y de prueba para ver si los espíritus son de Dios, esto duraría unos 15 días, el guía espiritual en ese tiempo sería Pietro.
Al mediodía pasaron al refectorio o comedor, era un amplio salón con cuatro mesones largos, había  doce monjes incluyendo a Pietro,  además de Giuliano que recibiría educación general, estaban once jóvenes contemporáneos en edad. Los monjes en la mañana habían realizado las labores de campo y dos de ellos, los semaneros de la cocina, se turnaban en las labores.
Cuando estaban todos en el salón ingreso el Abad, quien hace las veces de Cristo en el monasterio, cuando Giuliano vio aquel hombre de más de cincuenta años de edad, que a paso lento pero seguro se acercaba, observó que un destello de luz iluminaba su figura que irradiaba sabiduría y respeto, la barba grisácea y sus hombros encorvado lo hacían más honorable. En su mano derecha portaba un bastón de madera  labrado. Se sentó en la mesa central en medio de los monjes.



El joven que estaba a su lado le dijo en voz baja –“El es Benedicto de Nursia, el hombre de Dios.” Dos monjes se encargaron de servir  la comida y una vez servidas, el propio Benedicto, se puso de pie y  procedió al acto de bendición de los alimentos. Benedicto ayunaba todos los días hasta el mediodía, prefería la dieta vegetariana. Luego de la comida y una vez que el Abad se dispuso a continuar sus labores, los demás se retiraron a continuar los deberes  de manera individual o en grupos. Los jóvenes pasaban a un salón apartado donde se recibirá la educación general y religiosa.
En la tarde, después de una hora de descanso, los monjes se dedicaban a la lectura, la meditación y del estudio En la tarde se tomaba una bebida caliente con algún postre. Ya cayendo la tarde los monjes se reunían para efectuar los cantos benedictinos de alabanza. 
El silencio era sepulcral en las horas nocturnas donde el frio traspasaba los anchos muros, había que dormir a veces con los vestidos. Los mantos y cobijas calentaban sus cuerpos.
Por la mente de aquel joven pasaron los acontecimientos del día, el beso de su Padre y la portentosa imagen de Benedicto, hicieron que sus ojos se cerraran con la alegría en el corazón.

EL ABAD:

Desde las cinco y media de la mañana comenzaba el día para todos. A los jóvenes les asignaban siempre lugares separados de los monjes. En la primera hora asistieron a la Santa Misa y posteriormente, después del desayuno, fue Giuliano a recorrer con el Monje Pietro los campos anexos.


Se pararon  a un lado de la vereda, se sentaron en una piedra donde podían  visualizar parte del amplio panorama. El Monje Pietro le dijo: -Mira  Giuliano, en esta primera conversación te voy a hablar sobre la vida de Benedicto, Fue un joven de familia adinerada, fue enviado a Roma a estudiar filosofía y letras, iba acompañado de una nodriza, rechazó la vida de los  vicios  en  la  Roma  del  poder, en medio de las diferentes religiones y creencias; por ello se retiró a la ciudad de Enfide a estudiar y practicar una vida de rigurosa disciplina.    De  allí  se fue al  monte  en  busca  de  la verdad   como monje  solitario, cuentan  que   Benedicto  tenía  un  gran  poder  de  la oración, al extremo de haber reparado un jarrón roto por medio de la oración, los vecinos entonces comenzaron a verlo como un santo. Luego se retiro a un lugar solitario, llamado Subiaco, a unas cuarenta millas de Roma. Se refugió en una cueva muy estrecha, donde permaneció por espacio de tres años, ignorado de todos; un monje llamado Román, que  vivía en un monasterio cerca de allí, le llevaba pan de su propia comida. Algunos otros al llevarle el alimento para su cuerpo recibían a cambio, el alimento espiritual para sus almas.
Benedicto venció la tentación de la carne haciendo daño en su propio cuerpo, y pudo  curar su alma para siempre; ganó fama entre los pobladores y se convirtió en el maestro de las virtudes. Unos monjes le ofrecieron ser el abad de su monasterio y al final aceptó, pero la rectitud, rigidez y su forma de dirigir fue su peor enemigo. Sufrió un atentado de envenenamiento de los propios monjes, su facultad premonitoria  se puso de relieve y aborto este acto innoble. Regresó a su vida de soledad a donde "vivió consigo mismo".
-Giuliano! Estas escuchando mis palabras?, dijo el Monje Pietro en alta voz. Giuliano respondió: -Sí, siga adelante, es muy interesante.
El Monje Pietro continúo su relato: -Benedicto dada la fama y su manera de ser, comenzó a crear monasterios para alojar a sus seguidores. Fundo doce Monasterios y en cada uno se alojaron doce monjes con su abad. El se quedó con otro grupo de monjes para orientarlos según sus conocimientos. Para esa época aparecieron Mauro y Plácido, dos niños de buenas esperanzas. El joven Mauro, dotado de buenas costumbres, empezó a ayudar al maestro. Plácido en cambio, era todavía un niño. Benedicto veía lo que los demás no veían y resolvió problemas, como lo hizo a los monjes de tres monasterios que sufrían por la escasez del preciado líquido.  Benedicto subió a la montaña con Placido y colocó tres piedras donde luego broto agua.
También tomó el mango de una herramienta de cortar maleza que se había hundido en un lago y ante la mirada de todos, el filoso hierro se unió al mango.
Igual cuando envió a Mauro a salvar a Placido que se había hundido en el lago, Mauro, obedeciendo a Benedicto,  corrió sin darse cuenta que lo hacía por encima de las aguas y logró rescatarlo, solo que Placido pensó que había sido el Abad Benedicto.
Nuevamente recibió un intento de envenenamiento, esta vez por envidia de un sacerdote llamado Florencio. El pan envenenado fue arrojado lejos por un cuervo después que Benedicto le ordenase.
Florencio también lleva siete mujeres desnudas para tentar a los monjes. Benedicto se ve obligado a mudarse para evitar problemas. Posteriormente  supo de la trágica muerte de Florencio tapiado por un techo,  y reprende al monje que le avisó por haberse alegrado por la fatídica muerte.
El Padre Benedicto llega a Montecassino un buen día, para instalarse en este lugar, en el que según las costumbres de los antiguos paganos, dieron culto a Apolo. A su alrededor había también bosques consagrados al culto de los demonios, donde se ofrecían sacrificios profanos. Cuando llegó allí el  hombre de Dios, limpió el lugar de esas malas influencias, y taló los bosques. Y en el templo de Apolo construyó un oratorio en honor de San Martín, y en el altar de Apolo edificó un oratorio a San Juan Bautista. Atrajo a las gentes que habitaban en las cercanías. Pero el antiguo enemigo, Satanás, no se dio por vencido y  se aparecía a los ojos del abad, no en sueños, sino a la vista. Los demás, aunque oían su voz, no veían su figura. Pero el abad Benedicto contaba a sus discípulos cómo el antiguo enemigo se aparecía a sus ojos corporales, horrible y envuelto en fuego, y le amenazaba echando fuego por la boca y por los ojos. En efecto, todos oían lo que decía, porque primero le llamaba por su nombre, y cuando gritaba: "¡Benedicto, Benedicto!", y veía que éste nada respondía, a continuación añadía: "¡Maldito y no bendito! ¿Qué tienes contra mí? ¿Por qué me persigues?".
 - Giuliano por hoy hemos terminado esta narración, dijo el monje. Qué te ha parecido?
- Nunca me imaginé tantas cosas, había escuchado algunos relatos del Abad pero nunca me imagine esa lucha constante contra el demonio ni tampoco tanto sacrificio,  ni esa capacidad premonitoria, dijo el joven Giuliano.

Durante varios días, el Monje Pietro tuvo la paciencia y el agrado de salir con Giuliano todas la mañanas al campo, para observar desde distintos parajes de la colina, cerca de la laguna artificial o debajo de árbol frondoso, no solo la naturaleza en su plenitud sino incluso observar a distancia el laborioso trabajo del cultivo de los monjes y otros jóvenes, que ya habían pasado cierto tiempo en el monasterio, “Ora y labora” era la consigna de estos monjes. Cultivan la tierra y de sus frutos viven, e incluso procesan alimentos y elaboran otros para el comercio. No requerían de dádivas. Benedicto, era capaz de vivir sin tener que hacer uso de las prebendas familiares ni de nadie.
Al nacer vino al mundo con una hermana gemela llamada Escolástica, quien como él se consagro a la vida de los monasterios. Ellos quedaron huérfanos al nacer, su Madre murió después del parto.



El Monje Pietro le comento a Giuliano que le hablaría a grandes rasgos de los hechos mas importantes de la vida del Abad, que mas adelante le hablaría sobre la disciplina en el Monasterio y sobre el poder de la oración y de la cruz, del exorcismo.
Al reanudar  la  conversación  al  día  siguiente,  Pietro   señaló: - “Muchos hechos se han suscitado durante su vida. Un día los monjes acudieron apresurados a Benedicto porque no podían mover una piedra que sería utilizada en la construcción del  monasterio, y Benedicto con el poder de la oración hizo que pudieran cargarla sin mayores problemas. Siempre alegaba que habría que enfrentar las influencias malignas con la fe y la oración.  Igual sucedió con el escándalo  que formaron cuando una reliquia de bronce  mitológica, que guardaban en la cocina, emitió una llamarada; ante el peligro, comenzaron a apagar el fuego, cuando llegó Benedicto ante la alharaca formada, este solo inclinó la cabeza en actitud de oración y se dio cuenta que los monjes  eran víctimas de la ilusión de un fuego ficticio simulado por el enemigo de Dios.
También Benedicto, con la oración, sanó a un joven monje aplastado por una pared o cuando los monjes violaron las normas y tomaron alimentos sin autorización, porque como he dicho, Benedicto tenía el don de adelantarse a los pensamientos y cuando los demás iban el venia de regreso. Esto le sucedió al hermano del monje Valentiniano que tenía por costumbre de ayunar cuando visitaba a Benedicto, pero cayó ante la tentación del indeseable, cuando este le ofreció alimentos durante el viaje y se doblego, entonces Benedicto se dio cuenta del hecho, aunque estuvo lejos, estuvo presente,  y le reprocho su debilidad.
Un caso que muchos conocieron por la trascendencia fue el del Rey Totila que conociendo los ruidos de las calles sobre los actos proféticos de Benedicto, envió a su escudero vestido de purpura, la respuesta de Benedicto no fue otra sino ¡Quítate eso, hijo, quítate eso que llevas, que no es tuyo! “



-Apreciable Giuliano, muchas historias puedo contarte, tengo que dejarte algunas para que las investigues, existen  profecías, conversiones y liberaciones demoniacas, expresó el Monje Pietro. -Una cosa si es cierta, refirió,  - ninguno  podría  engañar a Benedicto, a  muchos descubrió  en  la mentira y hasta en los malos pensamientos. Enseño a los monjes que los tiempos  de  escases  pasan, que  las visiones  son  vivencias  reales,  como cuando envió a los monjes a construir un monasterio prometiéndoles que iría luego; pero la noche anterior al día convenido, antes de que amaneciera, el hombre de Dios se apareció en sueños al abad y a su prior y les fue señalando minuciosamente cada uno de los lugares donde había de edificarse algo. Al levantarse de la cama, no dieron crédito a la visión y así esperaron a que viniera Benedicto, tal como se lo había prometido. Mas viendo que no había comparecido el día señalado, fueron a él y le dijeron llenos de tristeza:  -Padre, esperábamos que vinieras, tal como nos lo habías prometido, y nos indicaras lo que habíamos de edificar, pero no compareciste". Él les respondió: -"Hermanos, ¿cómo decís esto? ¿Acaso no vine según había prometido?". Al unísono dijeron"
 -¿Cuándo viniste?". Él respondió: -"Cuando me aparecí a los dos mientras dormíais y os señalé cada uno de los lugares. Id, pues, y según lo oísteis en la visión, construid todos los edificios del monasterio". Al oír esto, quedaron estupefactos; regresaron al predio y construyeron todas las dependencias según las instrucciones recibidas en la visión.
 Este relato ha causado siempre dudas, pero las instrucciones espirituales dadas a los monjes por Benedicto se catalogan como obras dispuestas por Dios.



Un caso especial fue lo sucedido a dos mujeres de noble linaje, quienes recibían lo necesario para su sustento de un alma caritativa. Las religiosas no habían dominado su lengua, ni siquiera bajo el freno de su hábito religioso, y frecuentemente con palabras injuriosas provocaban la ira a aquel colaborador, que les suministraba lo necesario para vivir. Éste, después de aguantar por largo tiempo sus ofensas, se dirigió al hombre de Dios y le contó las grandes afrentas que de palabra tenía que sufrir. El hombre de Dios, después de oír de ellas semejantes cosas, les mandó a decir: - Refrenad vuestra lengua, porque si no lo hacéis os excomulgaré". A pesar del aviso, ellas no corrigieron en nada su conducta. A los pocos días murieron y fueron sepultadas en  la iglesia. Pero, cuando  se  celebraba  en ella el sacrificio de la misa y el diácono decía, según se acostumbra, en voz alta: -"Si alguno está excomulgado salga fuera de la iglesia", su nodriza, que solía ofrecer por ellas la ofrenda al Señor, las veía salir de sus sepulcros y abandonar la iglesia. Después de comprobar repetidas veces que a la voz del diácono salían fuera de la iglesia y no podían permanecer en ella, recordó lo que el hombre de Dios les había mandado estando aún vivas, a saber: “que las privaría de la comunión eclesial si no enmendaban su conducta y sus palabras”. Entonces, sumamente apenada, comunicó el caso al siervo de Dios, el cual entregó por su propia mano una ofrenda, diciendo: "Id y haced ofrecer por ellas esta oblación al Señor y en adelante ya no estarán excomulgadas". Mientras se eliminaba la ofrenda presentada por ellas, el diácono, como de costumbre, dijo que salieran de la iglesia los excomulgados, pero en adelante no se las vio salir más del templo. Con lo que quedó de manifiesto que al no retirarse con los excomulgados, era porque habían sido recibidas a la comunión del Señor, gracias a su siervo Benedicto. Tenemos el caso del monje joven, que salió del monasterio sin pedir la bendición. Ese mismo día, llegando a su casa murió y le sepultaron. Pero al día siguiente hallaron su cuerpo fuera de la fosa. De nuevo volvieron a enterrarle, pero al día siguiente lo hallaron otra vez fuera de la tumba. Entonces buscaron ayuda del Abad Benedicto, el hombre de Dios por su propia mano dio la comunión del Cuerpo del Señor, diciéndoles: "Id y poned sobre su pecho esta partícula del Cuerpo del Señor y sepultadlo con ella". Así lo hicieron y la tierra retuvo el cuerpo, sin volver a arrojarlo más.



A otro monje le sucedió que al marcharse del monasterio contra la voluntad de Benedicto que le corregía y  amonestaba, le salló al encuentro un dragón que quería devorarle y corrió apresurado  hacia el monasterio prometiendo no abandonarlo mas nunca.
También curó de manera instantánea a un enfermo enviado por su padre y a otro enfermo que curó con solo tocarlo.
Otra anécdota interesante fue cuando un hombre le planteo su problema de una deuda de doce sueldos, para sorpresa cuando volvió aquel hombre, se encontraron inesperadamente trece sueldos sobre un arca del monasterio que estaba llena de trigo. Benedicto ordenó traerlos y entregarlos al afligido demandante, diciéndole que pagara los doce sueldos y se reservara el sobrante para sus propias necesidades.
El monje Pietro le preguntó a Giuliano cuál de los relatos le había parecido mas interesante a lo que contesto:
-Todos, me impresiona esto último de poder hacer curaciones y hasta poder  ayudar al prójimo con la ayuda del Creador, es increíble.
El monje guía indagó en Giuliano que impresiones le había trasmitido durante aquellos primeros días el Abad Benedicto después del primer encuentro y Giuliano le dijo lo siguiente: - Me conmueve mucho la fuerza de su palabra cuando oficia la Santa Misa y cada vez que levanta el cáliz hacia el cielo o que nos bendice, pienso que es un Santo quien lo hace o que es un enviado de Dios.
El Monje y su discípulo, caminaban a veces por los senderos montañosos durante muchos minutos, para conversar sobre los hechos conocidos del Abad Mayor; disfrutaban del verdor de los campos en el pie de monte, del olor a de los frutos, del aroma de las flores silvestres, del  sonido de la brisa, de la paz del silencio, de la bruma de los bosques, en ocasiones se guarecían en un árbol para evitar la leve llovizna de una mañana fría o el calor del sol cuando se acercaban las horas meridianas. La majestad de la montaña a más de 500 metros de altura  podría visualizar todo el territorio, las casas del poblado abajo se veían diminutas.
El monje Pietro le dijo a Giuliano que de muchas otros relatos se enteraría poco a poco, al pasar los días; que estas historias no estaban escritas. Le comento  que seguramente durante su estadía sucederían otros eventos y para terminar esta breve historia le dijo:
-Giuliano, estos milagros los obtenía siempre por el poder de la oración, y a veces los obraba con sólo el querer de su voluntad. Bastaba en ocasiones una sola mirada para que la intercesión de Dios se hiciera presente. Sabes Giuliano, Benedicto significa “Bendecido”.  Te hablare durante los siguientes días sobre LA SANTA REGLA que es el Reglamento que rige este y todos los monasterios, ha sido escrita por Benedicto. Después, finalmente, te explicaré sobre la Cruz del Exorcismo de San Benedicto.

LA SANTA REGLA:



Al principio las normas de comportamiento eran los ejemplos y la propia conducta  de Benedicto. Luego el Abad Benedicto comienza a escribir poco a poco su Regla que es un conjunto de normas que rigen la vida de los monasterios. Cada día mejora el contenido y agrega detalles según las nuevas circunstancias. La síntesis de la Regla es la frase "Ora et labora" (reza y trabaja), es decir, la vida del monje ha de ser de contemplación y de acción, como nos enseña el Evangelio. En ese momento de la charla el Monje Pietro sacó un librito de su vestimenta y se la enseño a Giuliano diciendo: - Esta es la Santa Regla, hasta los momentos tiene escrito sesenta numerales, te voy a resaltar algunos en esta conversación, lo importante es que te la leas con calma, que la digieras y sigas al pie de la letra.  Fíjate Giuliano, el Prologo es muy importante, te lo debes leer cuantas veces puedas, el primer párrafo te dice mucho, puedes leerlo en voz alta, Giuliano  leyó: - 1 ESCUCHA, hijo, los preceptos del Maestro, e inclina el oído  de   tu   corazón;   recibe  con   gusto   el   consejo  de   un  padre  piadoso, y cúmplelo verdaderamente. 2 Así volverás por el trabajo de la obediencia, a Aquel de quien te habías alejado por la desidia de la desobediencia. 3 Mi palabra se dirige ahora a ti, quienquiera que seas, que renuncias a tus propias voluntades y tomas las preclaras y fortísimas armas de la obediencia, para militar por Cristo Señor, verdadero Rey. 
-Ahora te voy a pedir que leas el último párrafo: Giuliano inclinó la cabeza y reinició la lectura: - 45 Vamos, pues, a instituir una escuela del servicio divino, 46y al hacerlo, esperamos no establecer nada que sea áspero o penoso. 47 Pero si, por una razón de equidad, para corregir los vicios o para conservar la caridad, se dispone algo más estricto, 48 no huyas enseguida aterrado del camino de la salvación, porque éste no se puede emprender sino por un comienzo estrecho. 49 Mas cuando progresamos en la vida monástica y en la fe, se dilata nuestro corazón, y corremos con inefable dulzura de caridad por el camino de los mandamientos de Dios. 50 De este modo, no apartándonos nunca de su magisterio, y perseverando en su doctrina en el monasterio hasta la muerte, eso, hermanos, si queremos alcanzar la cumbre de la más alta humildad, si queremos llegar rápidamente a aquella exaltación celestial a la que se sube por la humildad de la vida presente, 6 tenemos que levantar con nuestros actos ascendentes la escala que se le apareció en sueños a Jacob, en la cual veía ángeles que subían y bajaban. 7 Sin duda alguna, aquel bajar y subir no significa otra cosa sino que por la exaltación se baja y por la humildad se sube.



- LAS FALTAS MAS GRAVES 1 Al hermano culpable de una falta más grave exclúyanlo a la vez de la mesa y del oratorio. 2 Ninguno de los hermanos se acerque a él para hacerle compañía o para conversar. 3 Esté solo en el trabajo que le manden hacer, y persevere en llanto de penitencia meditando aquella terrible sentencia del Apóstol que dice: 4 "Este hombre ha sido entregado a la muerte de la carne, para que su espíritu se salve en el día del Señor". 5 Tome a solas su alimento, en la medida y hora que el abad juzgue convenirle. 6 Nadie lo bendiga al pasar, ni se bendiga el alimento que se le da.
-EL TRABAJO MANUAL DE CADA DIA 1 La ociosidad es enemiga del alma. Por eso los hermanos deben ocuparse en ciertos tiempos en el trabajo manual, y a ciertas horas en la lectura espiritual. 2 Creemos, por lo tanto, que ambas ocupaciones pueden ordenarse de la manera siguiente: 3 Desde Pascua hasta el catorce de septiembre, desde la mañana, al salir de Prima, hasta aproximadamente la hora cuarta, trabajen en lo que sea necesario. 4 Desde la hora cuarta hasta aproximadamente la hora de sexta, dedíquense a la lectura. 5 Después de Sexta, cuando se hayan levantado de la mesa, descansen en sus camas con sumo silencio, y si tal vez alguno quiera leer, lea para sí, de modo que no moleste a nadie…
-EL ORATORIO DEL MONASTERIO 1 Sea el oratorio lo que dice su nombre, y no se lo use para otra cosa, ni se guarde nada  allí.   2 Cuando  terminen  la obra de Dios, salgan todos en perfecto silencio, guardando reverencia a Dios, 3 de modo que si quizás un hermano  quiere orar privadamente, no se lo impida la importunidad de otro. 4 Y si alguno, en otra ocasión, quiere orar por su cuenta con mas recogimiento, que entre sencillamente y ore, pero no en alta voz, sino con lagrimas y con el corazón atento. 5 Por lo tanto, al que no ora así, no se le permita quedarse en el oratorio al concluir la Obra de Dios, no sea que, como se dijo, moleste a otro.
Giuliano - nos retiramos por hoy, dijo el Monje, “hemos terminado esta segunda parte, no olvides leerte en tus ratos libres toda La Santa Regla, otra cosa, la tercera  parte sobre el Exorcismo requiere de mucha fe, quiero que reces el Rosario todos los días hasta terminar.

EL EXORCISMO:



El Monje Pietro le comentó aquel día a Giuliano  que el  Abad Benedicto muestra una especial devoción hacia la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, signo de salvación.
Benedicto tenía siempre un crucifijo dentro de su vestimenta, colgado en el cuello y en la propia mano derecha. La Cruz es la protección permanente, siempre y cuando la lleven con mucha fe, explicaba a sus discípulos y seguidores. Les decía: - no bastaba llevar consigo la Cruz, sino que había que llevar una vida entregada al Señor, encomendando sus pasos, confesándose y recibiendo la comunión o al menos invocando el nombre de Jesús con profundo arrepentimiento. También les orientaba a rezar el Santo Rosario, visitar a los enfermos, ayudar a los pobres, enseñar la Fe o participar en la Santa Misa.
-La Cruz es nuestro aliado para las necesidades espirituales y temporales en nuestra vida, siempre que se use con espíritu de Fe. Decía Benedicto que “la cruz obtiene también la conversión de  los   pecadores,   sobre  todo  en  el momento de la muerte; ayuda a los enfermos, asegura la protección de Dios contra los peligros que amenazan nuestra vida y permite, hacer diversas peticiones a nuestro Dios, y alcanzar una buena y santa muerte.”
Giuliano interrumpió al Monje Pietro y le sugirió que le hablará un poco mas sobre el exorcismo que esa palabra siempre le había dado miedo al escucharla y sentía un gran respeto por ese acto. El Monje se colocó las dos manos entrelazadas y cabizbajo le refirió: “El exorcismo es la acción sobrenatural de expulsión, realizada contra una fuerza maligna, utilizando un método religioso para el mal de la persona que se encuentra poseído(a) por el demonio. Estas fuerzas malignas  pueden ser demoniosespíritus, brujos, etc. El objeto de la posesión puede ser una persona o animal, objetos e incluso lugares como pueblos o casas. La posesión puede ser total ya que toma control de las funciones del poseído, puede moverse, hablar, etc., a través de la víctima, o puede ser parcial porque utiliza al poseído para alguna actividad concreta.”


El Monje Pietro le pregunta a Giuliano; - Estas entendiendo?  Y el joven con voz entrecortado le responde: -Sí…Si!  El Monje continúa:  
-“El ritual de exorcismo incluye la repetición continua de oraciones y órdenes de expulsión, y el uso de objetos que pueden repeler al espíritu maligno, como crucifijos, agua bendita, reliquias, aceite y sal exorcizada, entre otros. Cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona o un objeto sean protegidos contra las asechanzas del maligno y sustraída a su dominio, se habla de exorcismo. 
-El exorcismo en la teología católica halla su base en los textos evangélicos, donde se narran las liberaciones y expulsiones de demonios que realizó Jesús como con los endemoniados de Gadara,  cuando vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían  de los sepulcros,  feroces  como  eran, tanto que nadie podía pasar por aquel camino, y Jesús a petición de ellos mismos los envió al corral de cerdos donde luego perecieron.
-Así como este se relata en el evangelio, otros siete casos, le dijo el Monje. Te referiré lo que le pasó al joven que estaba poseído porque se sacude todo, echa escupitajos y cruje los dientes, al traerle al joven ante la presencia e Jesús, el joven  se sacudió y se revolcó en el piso. Jesús les dijo al Padre: “Si puedes creer, al que cree todo le es posible.”. El padre del muchacho clamó y dijo:- Creo!  Ayuda mi incredulidad.  Jesús reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: “Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres  más en él. “. Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él joven quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó. Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera? Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.”

Giuliano se rascaba la cabeza y se quedo pensativo. Entonces el Monje le dijo. - Mañana continuamos, vamos ahora a rezar el rosario para que nuestras mentes estén alejadas de los malos espíritus.
Después del almuerzo Giuliano pasó por la biblioteca, para observar los libros existentes, quedo impresionado por la variedad de los mismos. Luego pasó al sector llamado capitular, sitio de reunión para recibir instrucciones.
Estuvo un rato en el calefactorio, que como el nombre lo indica, era un lugar para el calentamiento del cuerpo en las épocas de frio intenso. En su recorrido observó la cocina, la enfermería y los talleres. El día continuo entre oraciones y cantos.
Aprovechó los ratos libres para intercambiar opiniones con los demás jóvenes, venidos de varias regiones pero con una misma ilusión.   Todos querían profundizar en los estudios bíblicos, en el aprendizaje del latín y en el conocimiento de los temas propios de un monje.
Cuando al día siguiente el Monje Pietro inicio su recorrido por los caminos de la montaña le dijo que la naturaleza había que amarla y protegerla, que las plantaciones eran necesarias en un monasterio porque muchas horas se dedicaban al cultivo de lo necesario para la alimentación diaria, y los animales, esos pajaritos que con su cantar nos alegran el recorrido y que se ven tan frágiles, debemos darles de comer y beber sin mantenerlos, bajo ningún concepto, privados de su libertad, igual con las otras especies.

El monje sorprendió a Giuliano cuando le preguntó: Si tienes que enfrentarte al Maligno qué le dirías? El joven se quedo mudo y no respondió. - Bueno Giuliano te voy a decir que habría hecho Benedicto. Le muestra la santa cruz  y  hace la señal. Reza con fe y en voz alta. Estas son algunas de las frases mas utilizadas por El, le grita en voz recia: ¡Apártate, Satanás!, “no sugieras cosas vanas, maldad es lo que brindas, bebe tú mismo el veneno”. 
El diablo es un adversario invisible que ronda sus  víctimas, que se les mete adentro. No olvidemos que la tentación del demonio nos trata de apartar de Dios y obrar en su contra. Trata el Diablo de meternos el veneno de la desconfianza. Recuerda Giuliano los 40 días y noches que pasó Jesús en el desierto donde responde de manera firme, categórica y radical utilizando la propia palabra que Dios nos enseña.
Dicen que en algunas ocasiones el mal ocupa en el hombre el puesto de Dios. Por ello, siguió diciendo el Monje Pietro, - Jesucristo vino a liberar al hombre del mal y del pecado, de  la dominación del maligno, es decir, del diablo, del demonio.
-El exorcismo constituye la norma de oración que la Iglesia emplea contra el poder del diablo, dice El Monje y enfatiza: -"Cuando la Iglesia pide, en nombre de Jesucristo, que una persona o un objeto sea protegido contra la influencia del maligno y substraído a su dominio, se habla de exorcismo, esto que te quede claro.
-El exorcismo debe ser practicado sólo por un sacerdote y con el permiso de las autoridades eclesiásticas. A nosotros nos llama la atención que el Abad Benedicto en los exorcismos hable  en  lenguas  desconocidas  y las  utiliza cuando tiene la persona o el objeto al frente, además trata de averiguar el número de demonios que lo poseen para conocer más sobre su rival. Benedicto tiene un gran poder de convicción”.
El Monje indicó: -“Nos han dicho que los demonios son ángeles pecadores, que son inteligentes. El influjo del demonio es ejercitado a través del engaño, la mentira y la confusión. El diablo es el mentiroso por excelencia. Detrás de las mentiras, que llevan el sello del gran mentiroso, se desarrollan las incertidumbres, las dudas”.
Continuo diciendo: -“La lucha contra el demonio es diaria. El Diablo trata de desanimarnos y de sembrar la confusión.  Por ello el exorcista debe cumplir una serie de normas básicas a la hora de enfrentarse cara a cara con el maligno, como no dialogar y solo ordenarle que abandone el cuerpo en el nombre de Dios. Debe recitar las plegarias del ritual. Este rezo debe hacerse en compañía de otro sacerdote, de forma que el religioso que lleva el peso del exorcismo, lee un fragmento del rezo y el sacerdote que le acompaña,  responde según lo indicado en el libro”.

Una oración de exorcismo que conocemos dice así:

Dios del cielo, Dios de la tierra, Dios de los ángeles, Dios de los Arcángeles, Dios de los Patriarcas, Dios de los ProfetasDios de los Apóstoles, Dios de los Mártires, Dios de los Confesores, Dios de las Vírgenes, Oh Dios, Usted tiene el poder de otorgar la vida después de la muerte, porque no hay Dios más que Tú,  ni puede haber, porque  solo eres Tú, el creador de todo lo visible e invisible, cuyo reinado no tendrá fin. Te suplicamos, nos liberes  de todos los poderes  de los espíritus infernales, de su habilidad, su engaño y  maldadPor Cristo nuestro Señor. Amén.

Recordemos por último el Salmo 34, que dice así:  

34. Señor, pelea contra los que me atacan; combate a los que luchan contra mí.

Sufran una derrota y queden avergonzados los que me persiguen a muerte.Vuelvan la espalda llenos de oprobio a los que maquinan mi perdición.Sean como polvo frente al viento cuando el Ángel del Señor los desbarate.Sea su camino oscuro y resbaladizo, cuando el Ángel del Señor los persiga.Porque sin motivo me tendieron redes de muerte, sin razón me abrieron trampas mortales.
Que les sorprenda un desastre imprevisto, que los enrede la red que para mí escondieron; que caigan en la misma trampa que me abrieron. Mi alma se alegra con el Señor y gozará de su salvación.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
-Giuliano, espero que hayas aprendido estos conocimientos básicos para que puedas entender donde, como y a quien seguimos los que pertenecemos a esta Abadía. Regresemos al monasterio, ya mañana comienzan las clases normales. Ya sabes, estudia mucho, abre las puertas del entendimiento y se fiel a los principios de Dios. Que Dios te proteja.”  Giuliano solo respondió: - Amén.


BIBLIOGRAFIA

VIDA DE SAN BENITO ABAD
por San Gregorio Magno
Biblioteca Católica Digital

WIKIPEDIA
La Enciclopedia Libre
La Medalla de San Benito

EL NUEVO RITO DE LOS EXORCISMOS
Presentación oficial del cardenal Medina Estévez,

ENCICLOPEDIA CATOLICA
El Exorcismo

EL RITUAL ROMANO
Jorge Medina Estévez

SAN BENITO, ABAD
V.Friessenegger / E. Obediente

BENITO DE NURSIA
Anselm Grün







Colección Personajes
Dedicado a escribir ensayos, memorias, biografías y crónicas.



     LA COLECCIÓN:

1.     El Inmigrante
2.     El Soberbio Dragón (Francisco de Paula Alcántara)
3.     La Casa de Dios (San Benito Abad-Patrono de los exorcistas
6.    Encuentro en la Casa Amarilla (Francisco Linares Alcántara)
7.     El diario de José Ángel Rodríguez
8.     

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